El chico Morando, en Perfil hoy, afirma que "dentro de unos 10 a 15 días, el Gobierno distribuiría la primera imagen oficial de la Presidenta tras la operación. Ese sería el primer paso de un estudiado regreso gradual. Varias fuentes coinciden en que el Gobierno ya comenzó a preparar el “operativo retorno” de Cristina, que será paulatino, medido hasta en el último detalle y culminaría con un megaacto el próximo 9 o 10 de diciembre, en coincidencia con los 30 años de la asunción de Raúl Alfonsín, símbolo de la vuelta a la democracia. ¿Será también el símbolo de la vuelta de Cristina?".
Uno la imagina abandonando el luto, volviendo oxigenada mientras Clarín está en su peor momento (Le salió un hematoma, según Calvo) y sus opositores han sido minimizados -aún más, sí- por efecto del fallo de la Corte sobre la ley de Medios. Uno también sospecha que CFK hará un uso rápido del quórum en ambas cámaras: la imagina anunciando una gran medida que chequee lealtades en el Congreso.
Y desprendiéndose de varios lastres, uno de ellos nuevamente atacado por Clarín, que se lo quiere llevar con él en el hundimiento (Para el dr. Hubris, el escándalo de Boudou hace imprescindible el regreso de la Señora Presidenta -ya la extraña. ¿Qué síndrome sería ese?-). Y a la vez, amenazando el espíritu cacerolero con la re-re -otra vez-. Aunque probablemente este escenario arrollador sea matizado en lo que resta del año para seducir al Poder, que le está ofreciendo desde hace semanas retirarse con los laureles de altos niveles de popularidad.
Mientras, El Sirviente no la extraña, parece: "Mientras la Presidenta se repone de sus dolencias, la sociedad,
asimismo, logra un merecido descanso de su verba inflamada, tan
presente, varias veces al día en persona o vía Twitter. Esa persistencia
en lo belicoso funcionaba a manera de combustible que caldeaba los
ánimos y encrespaba el ambiente y a otros actores sociales.
Cierto sosiego que, incluso, se trasladó a los
distintos candidatos, tanto en el oficialismo como en la oposición,
concedió un cierre de campaña apacible. Ganadores y derrotados no
perdieron la calma en la noche del domingo. Mientras se iban conociendo
los cómputos, nunca se perdió la compostura.
¿Retomará Cristina Kirchner el poder con los mismos
ímpetus de antes o la situación límite que vivió con su salud, las
semanas de reflexión lejos de la vorágine gubernamental y el bajón del
54% de los votos al 33% la harán replantear aspectos de su áspero
estilo?".
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