El golpe de Estado que sacó a Evo Morales del poder en Bolivia no sólo puso la mirada en ese país sudamericano por las implicancias políticas y sociales de esa maniobra propia de otras aciagas épocas latinoamericanas, sino también por el trasfondo económico-empresarial y geopolítico que podría existir, al tratarse de una nación rica en recursos naturales, entre ellos, de las mayores reservas globales de litio.
La atención mundial sobre este metal se aceleró luego de que la Real Academia de las Ciencias Sueca premiara con el premio Nobel de Química a los científicos creadores de las baterías de litio. El alemán John Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino lo ganaron por el desarrollo de las baterías de ion de litio, las mismas que hoy utilizan desde los teléfonos móviles hasta los vehículos eléctricos.La doctora Martina Gamba, investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata y autora del libro "Litio en Sudamérica", detalló que "las baterías reversibles de ion litio son las que hacen posible la electromovilidad. Se encuentran en nuestros celulares y computadoras, traccionan los vehículos eléctricos y permiten utilizar las energías renovables, que se caracterizan por ser, a diferencia de la energía proveniente de fuentes fósiles, intermitentes".
"Países como Noruega, Alemania y Holanda han hecho pública su intención de eliminar los automóviles diesel y a gasolina para el año 2025, India a partir de 2030, China a partir de 2030/40. Incluso, el mayor fabricante de coches de Europa, Alemania, pondrá a prueba el transporte público gratuito en cinco ciudades, a modo de desincentivar el uso del vehículo particular y reducir la contaminación. Estamos hablando de una mutación de la matriz energética que compromete a la fabricación automotriz, la mayor industria global. Estamos, sin duda, ante el advenimiento de un nuevo paradigma energético, motorizado por el calentamiento global pero fundamentalmente por el agotamiento de los combustibles fósiles, que se estiman alcanzarán a la actual velocidad de consumo, para apenas unos 50 años", advirtió la especialista.
La investigadora puso el énfasis en destacar que los tres países sudamericanos llevan a cabo diferentes políticas sobre el litio: "Por un lado, la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia concibe al litio como recurso estratégico. De hecho, el litio es uno de los nueve proyectos estratégicos del Estado Plurinacional y desde el año 2008 la estrategia boliviana de industrialización de los recursos evaporíticos contempla un proyecto de tres fases que va “del salar a la batería”. Como parte de su estrategia, en 2017 el estado Plurinacional crea la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), que a nivel piloto, ha completado el pasaje “del salar a la batería”, esto es, la extracción de carbonato de litio (de pureza grado batería); su transformación química a material catódico; el armado de las celdas y el ensamblado de las baterías. Parte de las baterías producidas en YLB están siendo utilizadas en sistemas fotovoltaicos en zonas rurales que no se encuentran conectadas al sistema eléctrico nacional. Bolivia posee el interesante desafío de consolidar este ecosistema científico-productivo en una escala mayor".
Una historia diferente es Chile, que en 1979, a través del decreto ley 2886 de Pinochet, declara al litio recurso estratégico del Estado, vinculado en aquel momento a su uso en energía nuclear. "Esta condición le permite al Estado chileno generar contratos con empresas extractivas, donde algunas de las exigencias se vinculan con garantizar que parte del proceso de agregado de valor de la materia prima se realice en territorio nacional. Actualmente, la explotación y exportación de carbonato de litio en Chile está en manos de las empresas Albermale y SQM, y explican más del 60% de la exportación mundial de esta sal proveniente de salmueras. Entre las exigencias que contemplan los nuevos contratos firmados entre el Estado y las empresas, en 2018, se destaca un aumento sustancial de la renta que recibe el Estado (ronda el 40%) y que el 25% del litio producido en el país debe venderse a precio preferencial a empresas que decidan realizar la producción de material catódico en territorio chileno", precisó Gamba.
Gamba fue terminante con la política del gobierno de Mauricio Macri sobre este recurso: "La política de extracción del mineral en nuestro país está regida por el mismo conjunto de leyes que a nivel nacional rige la minería convencional y no se encuentra en vigencia ninguna política específica referida a la dimensión de la extracción e industrialización del recurso. La política nacional del actual gobierno es la de fomentar la profundización y proliferación de los proyectos extractivos: el último de los informes del Ministerio de Energía y Minería refleja que -debido a los más de 40 proyectos extractivos de litio a partir de salmueras en diferentes fases- la capacidad extractiva de Argentina se incrementaría de las poco más de 40.000 toneladas de 2018 a 195.000 toneladas anuales hacia el 2022. Bajo la legislación vigente, la exploración, extracción y comercialización está casi absolutamente en manos de privados transnacionales –con alguna mínima injerencia de alguna de las provincias, como en el caso de Jujuy- sin tener el Estado Nacional ningún tipo de política o participación en la cadena de valor de algún derivado del litio".
"Actualmente, en nuestro país, las fuentes primarias y las secundarias de energía dependen en más de un 87% de combustibles fósiles. De esta forma, hay una doble fragilidad: por un lado, la alta dependencia de los combustibles, que se caracterizan por ser fósiles, finitos y fuertemente impactantes sobre los territorios y por otro, los concentrados de la producción. Articular el litio a un proyecto de transición energética supondría extraer el mínimo de litio necesario para realizar en nuestros países las baterías necesarias para reemplazar los combustibles fósiles por fuentes renovables, desarrollar infraestructura energética renovada, electromovilidad, tecnologías de información. Encarado como proyecto estratégico desde el Estado, estaríamos hablando de un encadenamiento de empresas de base tecnológica, de la tracción al sistema científico y universitario, de creación de empleo de calidad, en pos de democratizar, descentralizar y desconcentrar la generación y el acceso a la energía", propuso.
CLACSO: Detrás del Golpe, la industrialización del litio en Bolivia
1 comentarios:
Algo interesante para recordar es que todas las regiones evaporíticas (sean sus recursos nitratíferos, boratíferos o litíferos) suelen encontrarse en sustratos geológicos muy antiguos (precámbrico, cámbrico, ordovícico o cretácico), compatibles con la presencia a mayor profundidad de cámaras de petróleo líquido y de yacimientos de gas natural. O sea, que mientras nos cocinan con la ensoñación de Vaca Muerta y su cuestionable, obligatorio y costoso fracking, debajo de los salares - sean del tipo que sean - podemos tener reservas deliberadamente invisibilizadas. No es casual que después de 2016 se hayan suspendido la mayoría de las exploraciones de YPF y que el herramental tecnológico de exploración haya sido abandonado hasta casi su obsolescencia.
Debería llamarnos la atención, de paso, esa extraña y repentina pasión política por comprar vastos territorios en Salta o Jujuy para pretendida explotación agropecuaria. Porque de excusas insólitas estamos llenos. Vaya, si no,el ejemplo de la frontera de Mendoza donde se fraguó la venta de las enajenadas tierras del Ejército Argentino para la final radicación de una productora extranjera de ¡derivados industriales de papa!...es decir...cualquiera.
En verdad, me gustaría saber la composición accionaria tanto de las empresas litiferas como la de esos otros emprendimientos declarados agropecuarios y lindantes con zonas de explotación candente porque podríamos llegar a encontrar sujetos repetidos, una y otra vez. Saludos, Claudia.
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