La duda es además en el marco de un gobierno que esgrime el discurso de propender a un shock productivo que redunde en millones de puestos de trabajo "de calidad" (como le gusta calificarlos). Sin embargo, hasta el momento, nada da más plata en el modelo de Cambiemos que la especulación financiera cortoplacista.
Las Letras del Banco Central (Lebac) son deuda que emite el Banco Central a corto plazo, de 36 a 252 días, generalmente en pesos, que busca bajar la demanda de dólares a través de "subsidiar" ganancias impensadas en pesos.
Supuestamente, este mecanismo financiero también tendería a bajar la inflación a partir de que el Banco Central "aspira" pesos circulantes en la plaza (la emisión monetaria ha bajado del 40 al 26%).
Aunque esto tiene como efecto colateral nocivo la escasez de fondos destinados al crédito para iniciativas productivas, la muletilla preferida por Mauricio Macri para prometer una soñada reactivación económica para el segundo semestre de este año.
La cantidad de títulos creció cerca de un 70%, inflando la deuda del BCRA. La emisión de Lebacs ya llegó a los 500.000 millones de pesos (la mitad vence durante este mes), que representan unos 35.000 millones de dólares, es decir, equivalente -en dólares- al actual nivel de reservas del BCRA. En pesos, iguala la cantidad de dinero que circula en la economía argentina.
Además, está el pago de los intereses por esta deuda que ha tomado el presidente de la entidad, Federico Sturzenegger: rondará los 10.000 millones de dólares, casi la cifra que el gobierno nacional decidió entregarles a los fondos buitre. A esto hay que sumarle la carga financiera e indexación que totalizan más de 70.000 millones de pesos.
Todo suma una cifra (720 mil millones de pesos) cercana a lo que el macrismo-radical-carriotista dice que el kirchnerismo le dejó de déficit fiscal: 7% del PBI (Producto Bruto Interno).
Para tener una dimensión: la Asignación Universal por Hijo es un inversión del Estado argentino del orden de los 3.200 millones de pesos (966 pesos para 3.300.000 de beneficiarios).
La mitad de las Lebac está en manos de compañías de seguros, fondos de inversión y empresas
¿Y si Sturzenegger decide bajar el interés de las Lebacs?
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