"Ya lo dije varias veces y lo repito: tengo una profunda admiración por usted, Papa Francisco. Y si me apura le digo que creo que es usted el argentino más importante de todos los tiempos. El que más alto llegó y el que más transformaciones revolucionarias está realizando en todo el planeta. Se ocupa de cientos de cuestiones. Pero el aporte que usted hizo a la paz mundial, al diálogo inter-religioso y a instalar la preocupación por los más pobres de los pobres ha sido monumental. Celestial, podría decirse. O milagroso, para utilizar su lenguaje religioso. Usted dice lo que siente y vive como piensa. Es rebelde y llama a ser rebelde. Usted mismo en su momento dijo que estaba en condiciones de perdonar a los pecadores porque usted mismo era un pecador, pero que no perdonaba a los corruptos.
Por eso es que no entiendo algunos de sus comportamientos. Los quiero puntualizar con todo respeto pero también con toda firmeza. No me molesta para nada su ideología juvenil peronista. Esa matriz lo llevó a una opción por los pobres y a una sensibilidad muy especial contra todo tipo de injusticia. Luego, su formación intelectual y estratégica como jesuita hizo el resto.
Lo que yo le critico, Papa Francisco, es su relación con algunos personajes argentinos que son nefastos, corruptos y que ensucian su investidura y su mensaje porque representan todo lo contrario a lo que usted predica.
Por eso entiendo su simpatía hacia los regímenes populistas de la región, incluido el kirchnerismo. Pero es un disparo en sus pies, en sus propias convicciones, que reciba con afecto a dirigentes sindicales, sociales o políticos que son el símbolo de la corrupción, el enriquecimiento ilícito y el autoritarismo. Tranquilamente, Papa Francisco, podría evitar fotos, sonrisas y afectos con los íconos decadentes probadamente reñidos con la ética como el sindicalista marítimo Omar “El Caballo” Suarez. O el apoyo a siniestros patoteros como Guillermo Moreno. Sin costo alguno, usted podría haber tratado con formalidad institucional y no con alegría cuasi militante la presencia de muchachos de La Cámpora que hasta le hicieron sacar una foto con la camiseta, o el aprovechamiento obsceno de utilizar el encuentro de prepo con Martin Insaurralde como afiche de campaña. No se trata de poner la otra mejilla. Esa es sólo una parte de la enseñanza de Jesús.
Creo humildemente que la austeridad franciscana, el respeto por las libertades y la división de poderes también se siembran desde el cielo y el Vaticano. Usted fue perseguido y espiado por Néstor y Cristina. Sus soldados, como Horacio Verbitsky, dijeron atrocidades, como que había entregado sacerdotes a las torturas de la dictadura, lo compararon con Satán y con el jefe de la oposición. El gobierno de los Kirchner fue muy dañino con la cohesión social y la convivencia pacífica en la Argentina. Y usted, en sus encuentros con Cristina, pareció premiar esos comportamientos con sus sonrisas complacientes y su silencio ante los perseguidos por el régimen de Cristina y el de Hugo Chávez, por ejemplo. Todavía no dijo una palabra de los presos políticos en Venezuela. Son datos. Son realidades que no se pueden ocultar. Yo entiendo que estoy al borde de la herejía porque me considero un pigmeo al lado de una figura sideral. Pero me atrevo a plantearle estas cosas una vez más sin hipocresías ni eufemismos porque siempre fue un reclamo de usted.
Lo del rosario bendecido a Milagro Sala es un paso más inquietante y peligroso, todavía. Ella no es una luchadora social que está presa por eso. Ella es la patrona del mal, está acusada de ser la jefa de una asociación ilícita y extorsiva y por eso pocos la defienden en su propia tierra. Son los propios pobres de Jujuy los que la denuncian por el robo de dinero que era para ellos, de amenazas y patoteadas feroces que incluyeron la sospecha de la participación de ella en tres muertes. En una de ellas fue la propia Milagro la que le partió el cráneo en tres pedazos de un culatazo a un dirigente social llamado Lucas Arias y encima eso ocurrió adentro de un despacho del gobierno de Eduardo Fellner. Esa persona murió tiempo después de otra cosa, pero como bien dijo el Perro Santillán, la dictadura demostró que muchos desaparecidos que eran blanqueados después del horror, se morían de cualquier cosa pero era porque nunca habían logrado recuperarse de las mazmorras del terrorismo de Estado.
El gobernador Gerardo Morales habla de otras dos muertes en las que la comandante de la Tupac fue autora intelectual, por lo menos. Se refiere al asesinato del luchador social Luis “El Pato” Condorí, al que un pistolero de la Tupac le metió un balazo mientras peleaban por la ocupación de un terreno. Milagro es tan responsable como José Pedraza lo fue del asesinato de Mariano Ferreyra aunque ella no haya disparado el arma. Y el otro crimen es el del militante radical Ariel Velázquez, al que balearon por la espalda en plena campaña electoral caliente y violenta.
Ya se levantó todo tipo de carpa en la Plaza de Mayo. Ya nadie pide ahí tampoco por Milagro. Ya fue apresada Shakira, la lugarteniente agresiva que le robó las cámaras de televisión a Jorge Lanata y la que aparece custodiando que los millones robados se carguen en los bolsos para llevarse el efectivo lejos de los más humildes y cerca de las necesidades políticas y personales de Milagro.
Esa actitud mafiosa y dictatorial no es denunciada en estos momentos por oligarcas y terratenientes. Gente probadamente honrada y democrática como Gabriela Michetti, Elisa Carrió, Margarita Stolbizer, Graciela Ocaña y el propio Perro Santillán fueron portadores de acusaciones de diverso tono pero en todas había una crítica a su actitud, Papa Francisco, y al comportamiento de Milagro Sala.
El Perro Santillán es un dirigente clasista y combativo al que jamás podrán acusar de derechista. Sin embargo, asegura que Milagro Sala regentea la droga en Jujuy. Para colmo, entraron a la casa de Santillán, le robaron, le regaron de sal la puerta y le dejaron un machete sobre su cama. Para él no hay dudas: fue un mensaje mafioso.
No es un tema menor para los argentinos que necesitamos ejemplaridad. Sus señales, Papa Francisco, son seguidas con mucha atención y tienen una potencia tremenda desde el punto de vista educativo.
No creo que esté proponiendo una sociedad con corruptos y violentos. Todo el tiempo dice y hace lo contrario a nivel global. Pero cuando su corazoncito aterriza por estas pampas, con perdón, como dijo Stolbizer, “hace macanas”. Tal vez no se le podría pedir más de lo que hace. Es descomunal su tarea y con un coraje inédito. Insisto con lo que le dije al principio: es el argentino más importante de la historia. Pero eso no lo hace perfecto. Es Papa pero no es Dios.
Ojalá estas palabras sean tomadas como lo fueron en mi carta anterior. Con la intención de colaborar con otra mirada y para hacer un aporte a la pacificación nacional, a la convivencia y que apague los incendios de los odios y las broncas.
Hay que cuidarlo más que nunca, Papa Francisco. Y rezar por usted. Y pedirle que también nos cuide a nosotros y a nuestra frágil democracia. Y que rece por nosotros".
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