Palma: "Esta idea de una actual Argentina dividida responde con naturalidad
deductiva a los principios de una matriz de sentido común neoliberal
instalada. Se trata de aquella que considera que sólo la política es la
que divide. Dicho de otro modo, pareciera que las diferencias económicas
son producto de un natural estado de cosas que, aun estirando la
distancia entre los más que menos tienen y los menos que más tienen,
responde al orden originario de la unidad nacional. De este modo
existiría una desigualdad original aceptada por los ganadores y por los
perdedores por igual, y cualquier intento por transformarla supondría un
cambio político y, en tanto tal, sería identificado como el mal, una
suerte de intromisión artificial que genera crispación, disputa, peleas y
violencia. Según esta idea, como la economía es sabia, no genera
violencia, y como los pobres deben reconocer el lugar que les
corresponde, no hay espacio para que se crispen ni para que se peleen.
En todo caso, quedará un lugarcito para que la clase media dispute y,
según el contexto histórico, gane o pierda terreno pero nada más. Así lo
indica la matriz cultural que se sigue del modelo neoliberal que
gobernó entre 1976 y 2001, aquel que partió al país pero en el que
teníamos muchos amigos, una buena relación de pareja y una comida
familiar en paz en la que se hablaba de todo, menos de política".
Cárdenas: "En los últimos ocho años, la siembra constante de resentimientos,
rencores, odios y hasta de pasiones realizada desde lo más alto del
poder parece haber debilitado significativamente nuestra civilidad. Han
sido años de enfrentamientos presuntamente irreconciliables, de fomento
de las divisiones y, peor, de claro radicalismo ideológico. Ello ha
dejado huellas. O, más bien, heridas en el plexo social, como quizá no
podía ser de otro modo.
La hora llama a priorizar la urgencia de recuperar la civilidad perdida.
Si no lo logramos entre todos, la paz social seguirá estando, como hoy,
amenazada. Y el peligroso tobogán de los rencores hará que las pasiones
puedan de pronto desbocarse; que los enfrentamientos estériles
continúen y que los acuerdos y consensos amplios que los momentos
complejos suelen exigir sean, lamentablemente, más difíciles de lograr".
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