Federico Zuñiga, delegado de BRF Río Cuarto, había detallado que algunos de los echados eran tercerizados de la firma Adecco y otros eran empleados de la planta permanente de la ex-Avex -una faenadora de pollos-.
Hoy, Fabio Oviedo, secretario general del Sindicato de la Carne, informó que se llegó a un acuerdo para la reincorporación de sólo 10 empleados de los despedidos del viernes, el pase de 70 a planta permanente y 30 retiros voluntarios.
El panorama actual es muy distinto al que pintó el entonces candidato presidencial Mauricio Macri, el año pasado, cuando prometió que la segunda ciudad de la provincia se iba a convertir en un polo avícola que iba a competir a nivel mundial.
"Río Cuarto es una ciudad muy importante, pujante y tiene un destino fundamental para los próximos años. Sueño con una Río Cuarto donde la actividad avícola genere tal impacto que tengamos un aeropuerto vinculado con el mundo. El desarrollo económico debe estar acompañado por una gestión moderna, futurista, que incluya y de posibilidades de desarrollo", había prometido el actual Presidente.
La compañía brasileña es propietaria en Argentina de marcas emblemáticas como Paty, Campo Austral, Sadia, Dánica, Vienissima, Good Mark, Bocatti, Manty y Delicia y tiene nueve plantas en cuatro provincias.
En las últimas horas, y ante la situación crítica de su planta, BRF salió a través de medios riocuartenses a afirmar que el gobierno nacional conocía la situación en que se encontraba: no tenía la cantidad necesaria de huevos fertilizados para seguir trabajando al mismo ritmo y mantener los puestos de trabajo. Sin embargo, el gobierno macrista desoyó sus advertencias.
Según el diario Puntal, "el gobierno provincial intervino como nexo hace tres meses para contactar a los directivos de la ex-Avex con el gobierno nacional. Mantuvieron una comunicación con Ricardo Buryaile, ministro de Agricultura de la Nación. El pedido que le hicieron al funcionario macrista era que la Nación autorizara a BRF a importar por única vez huevos fertilizados para empollarlos en la planta de Río Cuarto y así poder mantener el ritmo de producción.
"Lo que existió en ese momento fue un lobby de productores argentinos, como Cresta Roja y algunos otros. Le plantearon a Buryaile que, para sostener los puestos de trabajo en esas empresas, los brasileños tenían que comprarles a ellos los huevos fertilizados. Pero su producción no alcanza a cubrir el volumen que necesitan los brasileños. Por lo tanto, necesitaban esa única importación, pero el ministro Buryaile se las rechazó. Sin huevos, despidieron. Dentro de todo, esa situación es la menos preocupante porque estaría indicando que no se trata de una cuestión estructural, de crisis, sino de una represalia al gobierno de Macri por su negativa a permitir la importación por única vez", indicó una fuente relacionada con el sector".
Desde el gremio desmintieron esta especie y aseguraron que los despidos son una consecuencia directa de una menor producción en las plantas faenadoras como reflejo de una merma en el consumo de carnes blandas.
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