"A solo tres meses de haber asumido, el gobierno de Alberto Fernández soporta desde las 0 horas del lunes su primer paro agropecuario, que en realidad promete ser una suerte de “parito” de poca intensidad. Las cuatro entidades del campo agrupadas en la Mesa de Enlace lo convocaron no sin haber mantenido múltiples discusiones internas, que reflejan con claridad que el bloque ya no es el mismo que en 2008 logró hacer retroceder al gobierno de Cristina Kichner. La mayoría de los dirigentes actuales, en rigor, reconoce en la intimidad que hubieran preferido evitar una protesta tan precipitada como ésta.
El jueves y viernes fueron días febriles dentro de las entidades rurales tradicionales. Tras la confirmación de que el Gobierno subiría otros tres puntos las retenciones a la soja (de 30 a 33%), los máximos dirigentes del sector comenzaron a sentir la respiración en la nuca de las llamadas “bases”, quienes reclamaban una dura reacción contra un gobierno que había vuelto a hacer el ajuste con el dinero de ellos, los productores. ¿Quiénes son esas bases? ¿Y quiénes las conducen? ¿Son realmente “opositores” enrolados en el macrismo, como sugirió el propio Alberto bajándoles el precio a los “autoconvocados” del campo?
Se repitió de inmediato una postal frecuente en el extenso conflicto agropecuario de 2008, donde los cuatro dirigentes de la Mesa de Enlace que negociaban con el gobierno (Buzzi, Miguens, Llambías y Garetto) tenían que mirar de inmediato la reacción de los productores en las rutas para saber si aquellos “piquetes de la abundancia” (como los definió Cristina) habían avalado sus decisiones. Miraban sobre todo hacia el piquete instalado en Ceibas, sobre la ruta 14, desde donde las cámaras de televisión transmitían en dúplex. Allí, un chacarero entrerriano llamado Alfredo De Angeli se había convertido en el ícono de aquella protesta agropecuaria y había acumulado un poder casi tan grande como el de la propia Mesa.
Cuando el miércoles los actuales dirigentes dejaron el despacho del ministro Luis Basterra, ninguno estaba convencido de que había que convocar a un cese de comercialización de granos y hacienda para faena como el que finalmente se lanzó 24 horas más tarde. Las cartas de múltiples economías regionales agradeciendo la baja de retenciones a ciertos productores del campo que acompañó la suba a las de la soja descansaban sobre el escritorio del titular de Agricultura, quien además, había esbozado en la reunión una primera propuesta para compensar a los productores sojeros más chicos. ¿Por qué habrían de protestar si el diálogo había avanzado? ¿Por qué forzar la relación con un gobierno que apenas arrancaba? El primer comunicado de la Mesa de Enlace frizó cualquier posibilidad de protesta.
Pero de inmediato, Carbap (la confederación de rurales de Buenos Aires y La Pampa) y casi en simultáneo Cartez (la confederación cordobesa) insistieron con su reclamo de hacer un paro que ponga de manifiesto el malestar que sienten los productores de granos. Son las dos más numerosas filiales de CRA, y por eso las que más presión sienten desde los grupos de productores autoconvocados, que les disputan la representatividad directamente en el territorio. A Jorge Chemes, el entrerriano que preside CRA, no le quedó más remedio que recoger el guante y comunicó a sus pares de la Mesa de Enlace la decisión de ir a un paro. O lo acompañaban o ellos se cortaban solos. Daniel Pelegrina, de la Sociedad Rural Argentina (SRA), y Carlos Iannizzotto, de Coninagro, tragaron saliva: para “salvar la unidad” de la Mesa de Enlace no les quedó más remedio que seguir los pasos de CRA.
Con la Federación Agraria de Carlos Achetoni las cosas fueron mucho más difíciles, pues esa entidad vive desde hace un año un cisma y muchos de sus dirigentes están jugando claramente a favor del Gobierno o por lo menos no quieren cortar lanzas. Es el caso de Omar Príncipe, el ex presidente de la FAA, quien reclamó que la decisión de ir a un paro fuera tomada por el consejo directivo. Como era imposible, Achetoni dejó “en libertad de acción” a sus afiliados.
Por eso nunca se emitió un comunicado formal de la Mesa de Enlace convocando al paro de cuatro días. Y así CRA, este sábado, le bajó los kilates a la protesta: informó que el paro no debe implicar ni aumentos de precios ni desabastecimiento, pues se limita a granos y ganado. Y hasta flexibilizó las condiciones de protestas anteriores: “Dada la inminencia de estas medidas, pedimos que continúe el normal desarrollo de las actividades programadas con antelación tales como exposiciones, remates, etcétera”, aclararon los ruralistas. Toda una señal para llevar tranquilidad a los organizadores de la Expoagro. La muestra de los diarios La Nación y Clarín comienza el martes en San Nicolás y en su desarrollo tenía previstos varios remates ganaderos de envergadura que ahora podrán concretar sin sentir culpas".
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