En ese marco, el mismo domingo, Joaquín Morales Solá empezó a exigir que el juguete del sombrío Enrique "Coti" Nosiglia se baje de su candidatura y que no haya balotaje, aunque no sea muy republicana y respetuosa de las instituciones dicha imposición. Proteger a Mauricio vale mucho más.
Anoche, volvió a repetir en la columna de su programa Desde el Llano, ya más desembozado: "En el tema de la segunda vuelta en Capital hay más debate de parte de los políticos que lo aceptable. Significa para la oposición un desafío importante ya que se va a producir 20 días antes de las PASO nacionales de las candidaturas presidenciales.
Larreta y Lousteau pertenecen a un mismo espacio político. Si salía segundo Recalde no se discutiría la segunda vuelta porque son dos proyectos distintos, dos miradas distintas del país.
Aparecen dos escenarios, el peronismo se unió. Cuando no están en el Gobierno se pelean mucho. Hay que recordar las cosas que le hizo Cristina Kirchner a Scioli. Pero cuando se acercan las elecciones buscan una forma de unificarse en una sola forma. Es el caso de la fórmula de Scioli y Zannini, todos juntos.
Por otra parte, cuando la oposición está lejos de las elecciones hacen cosas de unidad como participar contra manifestaciones pero cuando se acercan las elecciones empiezan las diferencias y peleas. Esto deja a la sociedad con la imagen de un peronismo ordenado y una oposición desordenada.
El que debe resolver esto es el radicalismo. Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, tiene una posición que está alejada del sí y del no ya que solamente está dedicada a la elección nacional.
A Macri le conviene que no haya segunda vuelta porque lo liberaría para enfocarse a la campaña presidencial.
El radicalismo deberá decidir si quiere ser un partido de oposición o si va a ser un partido con vocación de poder. Es difícil que Lousteau pueda mantenerse en la candidatura si el radicalismo no lo respalda".
Y el columnista del diario La Nación la emprendió contra su compañero de canal (y diario), sin nombrarlo: "¿Hasta dónde puede llegar Lousteau con una caracterización negativa del gobierno del PRO y Macri? Porque Lousteau, al final, forma parte del mismo esquema de poder que se propone como reemplazo del peronismo, que muy probablemente tenga en Macri como candidato a presidente de Cambiemos, la fuerza política a la que pertenece Lousteau; también Sanz y Carrió, los dos líderes que están por detrás de Lousteau respaldándolo.
Acá aparece otro problema: todo lo que diga Lousteau en contra de Macri lo está diciendo en contra del candidato presidencial muy probablemente de su propia fuerza política. ¿A quién le sumaría ese discurso de Lousteau? ¿Lo capitalizarían Carrió o Sanz antes de las PASO? ¿O esa crítica riega la planta de Scioli o Stolbizer? Quienes subrayan esto dicen que Lousteau no tendría que presentarse y me parece realmente un pedido impertinente, que no corresponde, porque detrás de Lousteau y el propio Lousteau están construyendo una alternativa al PRO que no es el kirchnerismo, una fuerza distinta que no pertenece al peronismo, y están en todo su derecho de hacerlo. Pedir que no se presenten es ignorar un problema muy profundo que afecta a la política argentina: la representación del espacio no peronista.
¿Por qué resulta para muchos incómoda la persistencia de Lousteau de ir al balotaje? Hay en la Argentina un entramado social de clase media urbana y rural, que podemos caracterizar en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Bahía Blanca, compuesto por abogados, contadores, médicos, profesores de colegios secundarios, chacareros, la clase media que acostumbró a votar no peronismo y que tenía en el radicalismo el instrumento que le daba coherencia a nivel nacional por su alcance e inserción territorial, desde Tierra del Fuego a La Quiaca, con una cabecera estratégica en Buenos Aires y representantes a nivel provincial que le permitían gobernar algunas jurisdicciones y constituir bloques partidarios para balancear al peronismo.
Eso no existe más desde el 2001. Fue reemplazado por distintas fuerzas políticas con distintas inserciones territoriales. En Buenos Aires, lo hizo el PRO. Hay una competencia de distintas fuerzas por la misma base electoral, la misma sociología. Ese es el problema que está detrás del enfrentamiento entre Larreta y Lousteau, y es una síntesis que no se pudo lograr en los últimos 14 años y que ahora paga Macri: la fragmentación del espacio no peronista, el colapso del viejo radicalismo".
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