martes, 27 de mayo de 2014

El librero que se negó a aumentar los precios y recibió una llamada de CFK dice que perdió amigos

"Ayer, en un mano a mano con Esteban Salinas en su programa de Continental, él me preguntaba si sentía que a partir del llamado de la Presidenta y de todo lo que significó había gente que había desaparecido de mi Face y hasta de mi vida y tristemente tengo que decir que sí.
Es difícil entender que una persona pase de ídolo a traidor solamente por sus pensamientos. Cuando hablé con Cristina (está grabado) le dije que a los 50 años recién comencé a participar en política (todos hacemos política) gracias a que por primera vez alguien pensaba en los que menos tenían y se buscaba, con algunos errores por supuesto, una vida más justa para todos.
También le dije que había cosas que no estaba de acuerdo y me contestó que lo sabía y que había mucho por hacer todavía pero que no dudara que la intención de igualdad estaba. Espero con todo mi ser que este concepto continúe, que las banderías políticas no cambien lo esencial y que lo que corresponde se respete. Podemos disentir de economía, de cultura o de salud; en lo que no se puede disentir es en los derechos de las personas.
Alguien dijo: "Cuida a los niños que menos tienen, ellos serán los socios de tus hijos". Y otro dijo: "El día que todos los niños terminen la secundaria no habrá mas inseguridad".
Yo ya tomé mi decisión: junto a los que me quieran acompañar, estos serán mis objetivos de vida de aquí hasta que me duerma y que me encuentre en un abrazo con mi hijo con el corazón lleno".
Esto escribió, en su cuenta de Facebook, el librero Juan Rey, que en febrero fue noticia luego de negarse a subir los precios en su librería debido a que era mercadería comprada antes de la devaluación. Rey también es fundador, junto a su esposa, de la ong Hazmereir, en homenaje a su hijo fallecido, Juan Pablo.
Uno de sus contactos, Carlos Malfatti, reflexionó: "Puede sonar fuerte el término desaparecido, pero sin dudas revela una actitud recurrente y un triste hábito que se ha puesto de moda en aquellos que se oponen (desde el odio) al proyecto que dirige políticamente la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Al negar la realidad, desean que todo aquello que con fuerte contundencia les muestra que están equivocados se esfume, no se vea, desaparezca.
Juan Rey nos cuenta que unos cuantos "amigos" de su Facebook se han borrado luego del llamado que recibió por parte de Cristina y de la mención de su caso por cadena nacional en oportunidad de hablar del tema de los acuerdos de precios.
A partir de estos hechos, para algunos Juan se convirtió en kirchnerista y para esos algunos, ser kirchnerista es algo malo, horrible, nefasto. 
Mala persona y "kirchnerista" son sinónimos para esta gente que fue poco a poco educada para pensar así.
Qué extraño ¿no?
Decir abiertamente que uno adhiere y apoya a una administración que transformó el país para bien en muchos ítems que son fácilmente demostrables, es algo reprochable para un sector de la sociedad. Sin embargo, para ese mismo sector, es perfectamente "normal" adherir, casi hasta el apasionamiento, a una realidad que le sirven en bandeja muchos medios de comunicación que tienen sobre sus espaldas las imborrables manchas de haber sido facilitadores desde la palabra y el discurso, cómplices desde la acción y hasta socios en los beneficios que, para ellos y unos pocos, dejaron una de las dictaduras mas cruentas de la historia del mundo y el posterior desguace del poco Estado de Bienestar que quedaba cuando implantaron el neoliberalismo en los '90.
Juan: antes desaparecían personas, ahora hechos.
Para destrozar un país y dividirse el botín echaron mano de un brazo ejecutor conocido por todos nosotros, las Fuerzas Armadas. El término "desaparecido" nos trae el triste recuerdo de esa oscura etapa de la historia nacional, pero también nos sirve para reflexionar sobre ese "modus operandi".
Un desaparecido ya no puede decir su verdad, un desaparecido ya no puede sumar voluntades, un desaparecido ya no puede dar testimonio. Un desaparecido no puede frente a una cámara de televisión denunciar la mentira hipócrita de aquel texto de la calcomanía puesta en un auto de clase media que rezaba "los argentinos somos derechos y humanos". Al desaparecer el sujeto, el espacio que ocupaba su voz es ocupado por la otra voz, la del monopólico discurso que se impone ante la falta de contrapunto.
Hoy, habiendo recorrido un largo camino, habiendo fortalecido poco a poco esta Democracia que todavía debemos cuidar, ya que aún no pasó el peligro de perder lo conseguido, volvemos a ser testigos de ese "modus operandi" que se implementa desde los centros de poder y que tiene por objetivo "desaparecer" aquello que contradice su relato de las cosas.
Es por eso que vemos cómo hablan de trenes cuando los trenes chocan, pero "desaparecen" la noticia cuando los trenes son 0 km.
Es por ello que hablan de la juventud cuando dos pibitas se agarran a trompadas, pero nada dicen cuando un joven gana un premio internacional en matemáticas u otras ciencias.
Es por ello que hablan del New York Times cuando algún trasnochado columnista compara a Argentina con Venezuela, Irán, Corea del Norte, Siria y la estrella de la muerte de Darth Vader, pero nada dicen cuando desde esas mismas páginas se enumeran los logros obtenidos por una administración que ha hecho del manejo de la cosa pública un ejemplo en la historia.
Su lógica es mostrar lo malo, "desaparecer" lo bueno.
Como verás, amigo Juan, esto que te pasa, y nos pasa a muchos, responde a una lógica concreta, y aquellos que se borran o te borran son víctimas de este modus operandi. Son gente a quienes se les ha censurado la mitad de la verdad y hasta se los alimenta con meros inventos y magnificaciones de cosas triviales. Son rehenes de un plan macabro que no es, ni más ni menos, que la continuidad de otros planes macabros que les han dado jugosos dividendos a quienes los implementaron y a estos que hacen las veces de voceros.
Qué gran contradicción que aquellos que montaron un show mediático bajo el lema "Queremos preguntar" censuren a sus oyentes, lectores y televidentes para evitar precisamente eso que pregonan. Para evitar que pregunten.
¿Te imaginás lo distinto que sería todo si tan sólo aquellos que odian, aquellos que "te borran", aquellos que te miran con desprecio por defender tus ideas te preguntaran por qué las defendés?
Qué bueno sería que alguien nos preguntase: "Che. ¿Por qué sos kirchnerista?".
Sería genial porque a partir de allí uno podría contarle de los trenes nuevos, del calendario de vacunación, de la cantidad de guita que se ahorró el Estado en los canjes de deuda, de las escuelas nuevas, de la tv digital que lleva gratis señales de calidad casi a cada rincón del país, de cómo se amplió el sistema interconectado nacional llevando energía más barata que ayuda a producir y vivir mejor y miles de ejemplos más.
Qué bueno sería que en vez de prejuzgarnos y señalarnos con el dedo como si fuésemos malas personas nos preguntasen dándonos la posibilidad de poder contestar.
Para bien o para mal, las cosas ahora son así, Juan. Los centros de poder "desaparecen" la mayor parte de la realidad para alimentar a sus rehenes, como aquellos que alimentan al ganado que transita ignorante el camino hacia su muerte.
Entiendo que te joda Juan, porque es triste, ¿cómo no va a ser triste? Si sus rehenes son nuestros amigos, nuestros familiares, los compañeros de trabajo, nuestros vecinos que están cautivos en el cono de sombra de la censura y la mentira. Son estos rehenes alimentados con odio los que nos borran, nos desaparecen porque lo que defendemos no entra en su esquema mental distorsionado por las usinas de odio y desinformación.
Mirá si serán perversos, Juan, que a falta de huevos para proponer el tipo de país que quieren e ir a las urnas como debe ser en Democracia, usan sus medios para poner a argentino contra argentino, a vecino contra vecino, a pobre contra pobre y a laburante contra laburante.
A todos nos pasa, Juan. Perdí gente que me caía bien cuando laburaba en la radio. Sabes lo triste que es que te digan "El programa estaba bueno, pero empezaste a hablar demasiado de política", "te hiciste oficialista". ¿Sabés cómo jode? ¿Sabés lo feo que es que el mismo que te felicitó por tu programa tiempo después te presente objeciones solamente porque tuviste la osadía de defender tus ideas? ¡La puta madre! ¿Acaso volvimos a la Inquisición?
Esto está de moda, Juan, ¿o no viste a Suar (quien cuenta los días a la espera de que Magnetto parta de este mundo para ser su sucesor) embistiendo con furia contra los actores que expresan sus ideas políticas y son favorables al gobierno?
Los unos (centros de poder) les llenan la cabeza de odio a los otros, y los otros, contaminados por ese odio, no entienden que nuestras banderas fueron previas y que acompañamos a este proyecto justamente porque levanta esas mismas banderas.
En su ceguera nos tildan de "fanáticos" y nos "desaparecen" de su mundo.
No pueden entender que nosotros apoyamos por los hechos, mientras ellos se oponen por dichos.
Te mando un abrazo, Juan, y nunca dejes de hacer lo mucho que hacés por el prójimo y paciencia, sigamos haciendo docencia, se puede. ¡Te lo dice un converso!".
Rey sólo atinó a compartirlo y tipear: "Sin desperdicio; para desmenuzar, ¿no?".

2 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

El que reniegue de la amistad de Juan Rey es un pelotudo mayor.Tipo querible,ampliamente reconocido por toda su trayectoria.

cuestion mendoza dijo...

TRISTE Y ESPERANZADOR!

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