lunes, 26 de marzo de 2012

Malvinas e Indignados

Federico Lorenz, historiador

"-Es determinante cómo vivieron los Kirchner, en tanto patagónicos, la experiencia de 1982, para entender las formas en las que leen el tema y su posición. Néstor incluyó el tema ya en su primer discurso como presidente, en su acto de asunción, por lo que se podría decir que está en la marca genética de Kirchner y de Cristina Fernández después.
 -¿Ese dato invalida la posición de algunos opositores acerca de una utilización coyuntural del tema?
-Lo importante es si hay una coherencia entre la política exterior y la política de memoria sobre Malvinas.  La historia política cultural argentina transformó la disputa por la soberanía, sobre todo desde el siglo XX, en una causa nacional. Es un símbolo, para algunos es un símbolo de lo que le falta a la Argentina para estar completa.  En el ´82 se agrega la guerra, que suma la gran pregunta a cerca del vínculo entre la sociedad y la dictadura que produjo la guerra, con lo cual Malvinas es mucho más que unas islas.
-¿Qué aspectos deberían incluirse en una nueva mirada o abordaje sobre el tema?

-Es importante explorar otro tipo de vínculos a los existentes con los isleños, porque las relaciones con ellos son “tácitas”, están siempre presentes. Y es importante, porque hay mucho en común, como el pasado criollo hispánico que está por todos lados en las Islas, pero también culturalmente estamos lejos. Yo me acuerdo la sensación cuando volamos a Malvinas, culturalmente está lejísimos, pero no te terminaste de acomodar en el avión que ya llegaste. Es imperioso proponer nuevas relaciones a los isleños, más allá de la poco seria seducción de Di Tella en los noventa o el casi nulo puente tendido por estos días.
Una de las novedades positivas que tiene cómo se está tratando el tema de Malvinas hoy desde la Argentina, es justamente pensarla más allá de la reivindicación territorial o nacionalista, pensarla en clave de recursos. Eso es lo que hace que tengamos un apoyo regional tan importante. La proyección que tiene Malvinas es muy importante, porque no es sólo a la Antártida o lo que Malvinas tenga, si no su proximidad con el extremo del cono sur. La clave es pensarlo como un problema regional en base a soberanía sobre los recursos".


 Michel Wieviorka, sociólogo francés

"-¿Qué evaluación hace de los Indignados?
 -“Indignado” es una palabra pre-política y, a veces, anti-política. La indignación puede ser de izquierda, de derecha, fascista, racista… Hay muchas maneras de indignarse, no es una palabra muy útil. Lo que llama la atención es que estos movimientos no son revolucionarios, no dicen que quieren tomar el poder. Hay gente que los critica diciendo que son movimientos de clases medias, de pequeña burguesía. No siempre es así y decir eso no es más que descalificar a los actores. No me interesa esa postura. Están los que dicen que lo más característico de estos movimientos es el uso de las redes sociales. Pero todos usamos las redes sociales. Lo que más me llama la atención es lo que todos tienen en común dentro de su heterogeneidad. Lo que dicen en Nueva York no es lo mismo que lo que dicen en España, Israel o Grecia. Pero en todas estas situaciones hay un deseo de pensar de manera diferente lo político. Y por eso contribuyen al reencantamiento de la política, eso es lo más importante. Claro que hay actores que hablan con las viejas categorías del marxismo. Pero lo más interesante es cuando los actores dicen que, si bien los partidos políticos no los representan, no quieren acabar con la democracia sino transformarla.

-¿Y qué les falta a estos movimientos?
-Lo más difícil para estos actores es identificar al enemigo. Para un obrero de los años 50 estaba muy claro: su adversario era el patrón. Pero hoy, ¿quién es el contrincante? El capitalismo financiero es demasiado abstracto como para representar un adversario real. Saben lo que quieren: un mundo más justo, donde haya menos inequidades, menos exclusión, más justicia social. También hablan de género, de ecología. Por eso estos movimientos no cuadran dentro de los partidos tradicionales y se plantean la necesidad de inventar otras formas de acción política. Nos dicen que necesitamos nueva vida democrática. Son muy democráticos, muy políticos desde este punto de vista. Lo que falta es blanquear con quién confrontan estos actores, eso todavía es mucho más difícil de definir".

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