Están mal trechas y vienen de una paliza electoral. Vienen de ser desnudadas en sus reales intenciones luego de que todos sus pronósticos fracasaran estrepitosamente. Ya la sociedad y la mayoría de los medios de alcance nacional no les dan bola. Pero para que no parezca que fueron forr*s útiles, el mandamás de Clarín les hizo un lugar y les dio para que se escribieran algunas líneas, sobre lo que quisieran.
Valiente, la Lila se animó a garabatear algo sobre empresarios inescrupulosos, justo en Clarín: "Conmoverse con el dolor de quien no conozco no debería ser la excepción. Por el contrario, debe ser el síntoma de un país que toma la decisión de dejar atrás a gobernantes corruptos y a empresarios inescrupulosos".
Alineada, la Giúdici decidió oponerse al traspaso de los subtes a Mauricio, quizás su último refugio (y niño mimado de Clarín). Como Carrió, lo hace a través de pegar la tragedia de Once al gobierno nacional: "La ineficiencia en materia de transporte público que el gobierno nacional exhibe desde hace nueve años quedó al desnudo con la tragedia de Once".
Ya decíamos el otro día que Lilita volvía con overol, como pidiendo perdón por la debacle no sólo suya electoral, sino principalmente de sus patrones, hundidos con esa caída inesperada. Silvana ya había mordido el polvo cuando no pudo evitar la sanción de la Ley de Medios, a pesar de disponer de todo el aparato propagandístico-estigmatizador clarinista durante más de medio año. Quizás en tareas menores como las que muestran en la edición de hoy, y de a poco, puedan volver a tener el favor de sus mandantes y poder volver a integrar una mesa con, no sé, un Bodnelli o un doctor Nelson (que bien que ha aprovechado sus ausencias para tomar sus lugares, eh). ¡Éxitos!
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