"Vos estás loco", fue la primera reacción de Massa cuando Boudou le presentó su idea. "Pero si querés se lo cuento a Cristina y lo vemos. Para mí no es viable", le anticipó el entonces jefe de Gabinte.
Massa le transmitió la idea a Boudou a la presidenta, a quien en un primer momento le pareció atractiva. Armaron un encuentro en la Quinta de Olivos y Cristina le ordenó "traelo a Boudou y lo charlamos con Néstor". Así fue cómo Boudou ingresó a la pingüinera a la que no había tenido acceso hasta ese momento.
Cuando Boudou expuso la idea ante el ex presidente, éste la compró de inmediato. Y siempre quedaría con la gran duda sobre si el hacedor de la gran gestión de la ANSES había sido Massa o el tapado que "massita" tenía en ese lugar. Era otra de las chicanas preferidas que el ex presidente descargaba sobre Massa".
El sistema de AFJP había sido un formidable negocio para unos pocos empresarios y una estafa para los trabajadores y jubilados argentinos. Para muchos, la suerte de Boudou quedó echada ante esos sectores de poder por habérsele ocurrido terminar con semejante negociado, que prometía continuar en el tiempo indefinidamente.
Ayer, esos sectores de poder le cobraron la factura: descalzo, en ropa interior y medio dormido, fue detenido por tener -ahora, en el llano- la capacidad de entorpecer la investigación iniciada en 2012 por supuesto enriquecimiento ilícito (a la que ahora el juez Ariel Lijo le agregó lavado de activos y asociación ilícita).
Fue tan humillante la escena, que hasta periodistas y medios oficialistas se han sentido avergonzados por estas horas, inclusive más de un macrista se sentirá intimidado ante la seguidilla de detenciones K, que podría provocar que estos sectores del Poder Judicial sientan la necesidad de disimular y llevar a detener a algún funcionario del gobierno actual.
Pero mientras el antikirchnerismo rabioso disfruta de la entrada en la cárcel de Boudou (uno de sus íconos de la llamada "corrupción K"), el gobierno nacional avanza con sus reformas, especialmente las que afectarán a los jubilados (sus jubilaciones serán recortadas por medirse por inflación en vez de la ley de Movilidad Jubilatoria) y a los trabajadores (extensión de la jornada laboral hasta 10 horas, final del pago de las horas extras, facilitar el despido de un trabajador, reducción de indemnizaciones).
El periodista y economista Guillermo Laborda publicó ayer en el sitio web La Política Online que "el gobierno está estudiando el lanzamiento en 2018 de seguros de retiro voluntario, una suerte de aportes a administradoras de fondos (¿AFJPs?) para aquellos que quieran ahorrar más a futuro y complementar lo que la jubilación estatal les depare. Para incentivar esta operatoria habría beneficios impositivos para estos aportes".
Laborda aportó una inquietante "justificación" al regreso a uno de las peores decisiones de los últimos tiempos (y que los chilenos, por ejemplo, siguen sufriendo aún en 2017): "No sería nada despreciable justo cuando el gobierno en paralelo está buscando modificar la ley de ajuste de las jubilaciones, el mecanismo por el cual se actualizan los haberes previsionales. En épocas de alto rojo fiscal, es obvio que el nuevo ajuste será menor al vigente por lo tanto las jubilaciones tendrán un sendero menor de incrementos".
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