Cuando el radicalismo no quería un presidente procesado

La Nación recogía, el 20 de septiembre el año pasado, la preocupación republicana del titular de la UCR: "El senador nacional Ernesto Sanz consideró que "no merecemos que la Presidencia de la Nación esté a cargo de una persona procesada", en relación al vicepresidente Amado Boudou , temporalmente a cargo del Ejecutivo por el viaje de Cristina Kirchner al Vaticano.
"Los errores de la Presidenta ya los conocemos y los sufrimos la mayoría", manifestó Sanz en un comunicado, y cuestionó "la inmoralidad de un Gobierno que se desentiende de la Justicia" y la "mentira y el agotamiento de una gestión que perdió la brújula, la iniciativa y las ganas de gobernar"".
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"El jefe de Gobierno porteño y candidato presidencial por Cambiemos, Mauricio Macri, tiene 214 denuncias en su contra en la justicia. Desde que asumió en la Ciudad, en 2007 hasta hoy, acumula acusaciones como "estafa y asociación ilícita", "abuso de autoridad y violación de deberes de funcionario público", "enriquecimiento ilícito", "falsificación de documentos públicos", "amenazas y abandono de personas", entre otras.
Macri continúa procesado en la causa por las escuchas ilegales en la que está acusado desde mayo del 2010 como presunto partícipe de una asociación ilícita con ese fin. Por esta red aguardan su juzgamiento desde marzo de 2014 el ex espía y ex empleado del ministerio de Educación de la Ciudad, Gerardo Ciro James; el ex ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski, el comisario Palacios y su sucesor Osvaldo Chamorro".
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