Con el riesgo de estar creyéndosela, como si hubiera comenzado a escribirse el diario de Mauricio, especialmente luego de la convención radical del sábado. El Relato M ya cuenta triunfos que todavía ni han nacido. Ya habla del 11 de diciembre. Hasta sueña con la victoria de El Guasón por el bien de Nicky Caputo.
Los cantos de sirenas del establishment le prometen dólares en lluvia y el desenfado de la tropa PRO por su posición socioeconómica le permite publicitar una cena millonaria en La Rural (242 mesas, con 10 personas cada una, a 50 mil pesos el tenedor) que en otro parecería obscena, hasta propia de otros tiempos con los cuales el macrismo ahora se despega sólo por compromisos electorales, pero no del corazón.
Son días en los que las encuestas, esos fabulosos instrumentos de instalación, le sonríen a Mauricio, y la UCR arriada por Sanz se le baja (no tanto como Piñón FiJuez, pero por ahí) con tal de recibir alguna gobernación impensada tiempo atrás, y algún puesto como para impostar republicanismo y honestismo delarruísta.
"La ola del cambio es imparable", recitan los globeros (anoche lo repetía Suar, en el debut de Los Leuco, en TN), confiados en la fuerza que irradia el Poder, ese que siente que a sus empujones los valida la Historia, que de tan natural sería menester, como sugirió Lilita, que ya habría que suspender las elecciones porque el triunfo institucionalista está asegurado, para vencer al populismo derrochero y corrupto que sólo busca satisfacer las necesidades básicas de la gente y no cuidar el alma de su Republiquita.
Entonces, Mauricio sale a los medios a repetir uno de los tópicos centrales del Relato M: nada es de izquierda o de derecha. Eso es viejo.
Y ahí pienso en una de las famosas pancartas de Podemos, en España, a la luz de los indignados: "No somos ni de izquierda, ni de derecha. Somos los de abajo y vamos a por los arriba".
Al macrismo no se lo puede encorsetar en izquierda o derecha, claro. La impunidad del Poder que viene del fondo de la Historia no repara en esos detalles. A lo sumo se lo permite como una ingeniosa vuelta retórica de las nuevas derechas, escondidizas y despreocupadas de su cinismo, para enredar a su interlocutor y elevarse con el pedido de pensar en el futuro, ése que los de abajo ven temblar ante un triunfo de los de siempre.
130 millones de pesos recaudados (y blanqueados) en una cena, que esas mismas empresas seguramente repetirán con otras fuerzas políticas. La diferencia es que Macri exhibe esos millones como muestra orgullosa de su crecimiento y señal de lo habitual que sería que su triunfo sea sinónimo de destino inexpugnable. Aunque deba saber disimular mejor que lo que se apura por hacer creer es que el kirchnerismo no puede ganar en primera vuelta. O por lo menos que la distancia que los termine separando no sea como la que sufrió el desinflado Hermes.
Ni de izquierda ni de derecha. Inquietante coincidencia con Podemos.
Inquietante también la segunda parte de la proclama: "Somos los de abajo y vamos a por los de arriba".
Macri se regocija con que la dirección sea la inversa. Está salvado histórica y socialmente de impostar ser un lbiertario de los desposeídos (más allá del inteligente chiste de semanas atrás sobre las banderas justicialistas).
Lo que queda hasta las elecciones será sólo para ver cuánta resistencia oponen los de abajo (si lo desean) ante el avance de los de arriba, que vienen con cuchillo y tenedor, sin vergüenza ni remordimientos.
Su Relato es el del Regreso, anunciando sus clásicos ajustes y recortes ("Es culpa de las bombas que dejará el kirchnerismo", les enseñó Bonelli), patoteando la victoria inevitable (¿ya deberíamos acostumbrarnos a conjugar el verbo ritondear?), con la fuerza restauradora de los demócratas de verdad, unidos para que todo vuelva a ser natural.
miércoles, 18 de marzo de 2015
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2 comentarios:
Lo de Lanata ¿es en serio? ¿Es una cuenta oficial o de admiradores?. Porque de ser así ya está a la derecha de Chiquita Legrand. ¡Miralo al terstaferro de Gorriarán como terminó!
No, no es una cuenta oficial.
No tiene Twitter él, aunque lo chequea, según ha dicho varias veces.
Es una de las cuentas más representativas de su audiencia.
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