Torpe como siempre, el #RelatoAntiK se atropelló estos días al querer desmentir que estuviera en marcha una nueva acción desestabilizadora contra el gobierno de CFK (¿Por qué entonces tanto enojo por estas hora con el juez Rafecas, anteriormente "muy prestigioso"?). Hasta se llegaron a copiar, o mejor dicho, volvieron al querido dictado. ¿O acaso el #RelatoAntiK tiene serendipity?
No lo sabemos, es difícil pensar en la creatividad espontánea del ladero de Grondona, Leuco Metralleta y el ladrón de fotocopias.
Pero ahí los tienen, copiándose hasta en el mismo día, con tal de repetir: "¿Yo, señor? No, señor".
Pablo Rossi (Cadena 3, 16 de febrero, a la mañana): "Como la canción de Joan Manuel Serrat, de tanto malversar el sentido de las palabras, convertirlas en admoniciones, adjetivos descalificativos, el gobierno ha ido decolorando el sentido de las palabras, quitándole el sentido y el peso de las palabras. La palabra golpe remite a un memoria trágica de la Argentina, a momentos repetidos desgraciadamente en la historia por una sociedad que nunca ha aprendía a que las leyes y los períodos había que cumplirlos. La paciencia y la evolución vienen de ese acuerdo que no se rompe. Las generaciones pasadas rompían las leyes y los contratos. Pero a la palabra golpe la dejamos atrás, hace más de 30 años. Pero el gobierno ante la marcha, ante la imputación de la Presidente, repite la palabra golpe con sus usinas propagandísticas hasta el hartazgo, el cansancio. Llaman a la actual situación argentina golpe sintáctico hablando de los medios. Golpe blando, golpe fiscal, golpe judicial. ¿Cuántos golpes tiene hoy la Argentina? De tanto repetir acusaciones inverosímiles, en un año electoral y donde al gobierno le quedan pocos meses, de tanto repetir se transforma, por el imperio del sentido y la democracia ganada, en verso a verso".
Alfredo Leuco (Radio Mitre, 16 de febrero, a la tarde): "A esta altura aburre el gobierno acusando de golpistas a Dios y María Santísima. Se han caracterizado por profanar banderas y por vaciar de contenido las palabras. Acusar de golpista a alguien es acusarlo del peor de los delitos contra la democracia. Hoy han usado y abusado tanto de ese concepto que a veces uno piensa que lo quieren instalar. Que por momentos les gustaría tirar del mantel o producir un autogolpe para victimizarse. Nadie que no sea kirchnerista utilizó en estos tiempos esa palabra maldita y macabra que todos odiamos. Parece que el gobierno es el que fogonea la autodestitución para terminar con una epopeya heroica y no disecados políticamente y sin herederos como parece que van a entregar el poder a fin de año. Por eso le puse a esta columna: “golpe a golpe/ verso a verso”. O puro verso lo del golpe, se podría decir".
Sergio Berensztein (Diario Perfil, 22 de febrero): "Los nuestros son golpes blandos, de entrecasa, con pantuflas en vez de borcegos… ¿Lo son? ¿Y si se profundizan las contradicciones y aumenta la intensidad de la escalada y no sólo se pone en riesgo la continuidad del modelo? ¿Y si la batalla naval se complica y, más que tocado o averiado, el riesgo es que el bote se hunda pronto? ¿Qué peligro real existe de que, por ejemplo, se establezca en la Argentina el estado de sitio? ¿Podría acaso Cristina lograr que el Congreso aprobara una intervención parcial del Poder Judicial? ¿Por ejemplo, del fuero federal? ¿Podrían así detenerse, quizá para siempre, las investigaciones por casos de corrupción que tanto afligen a la Presidenta? ¿Y cómo se desarrollaría entonces el proceso electoral, en condiciones tan irregulares y sin el control hasta ahora irreprochable que garantizaban precisamente los jueces federales?".
sábado, 28 de febrero de 2015
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1 comentarios:
La famosa economía de escalas.
Usan todos al mismo libretista.
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