Pero llegó el fallo del juez Rafecas para revelar que, en verdad, Eliaschev hizo La Gran Carrió: atacar en público, desdecirse ante la Justicia (o por lo menos matizar sus propios dichos periodísticos).
Dijo Rafecas ayer en el fallo (que se convirtió en un tropezón que no prevía el #RelatoAntiK, que como decíamos estos días, lucía robusto e impune luego de su 25 de mayo -¿Se la creyó?-):
"La “cumbre de Alepo” como “punto de partida” del plan de impunidad
La presentación sostiene, una y otra vez, como punto de partida pretendidamente probatorio, el mensaje que supuestamente el Canciller Timerman le habría transmitido a su par iraní, tan tempranamente como en enero de 2011, en un encuentro entre secreto y reservado, en la ciudad de Alepo, Siria, consistente en que el gobierno argentino había perdido todo interés en la persecución de los presuntos responsables de los atentados de 1992 y 1994, y que en cambio se procuraba restablecer plenas relaciones entre ambos Estados.(...)
En primer lugar, que el Canciller argentino se haya eventualmente reunido con su par iraní, con las referencias de día y lugar explayados con detalle en la pág. 65 del escrito del Dr. Nisman (“La cumbre de Alepo”), no constituye en sí mismo, ningún delito.
Tampoco lo es, la circunstancia de que, por las razones que fuere, la Cancillería argentina, presuntamente, haya decidido que dicha reunión fuera “secreta”, o que no se difunda públicamente la misma, o que no se haga ningún tipo de declaración al respecto.
(...)
Ahora bien, ¿cuáles son los elementos de prueba que se han presentado ante este Tribunal para dar por acreditada tan grave acusación?
La respuesta es: uno solo. El testimonio de un reconocido periodista, lamentablemente ya fallecido, José Eliaschev, plasmado en una nota periodística y en su ratificación posterior.
Veamos con detenimiento y atención qué es lo que sostuvo el periodista Eliaschev. La nota periodística sobre la que descansa esta grave imputación salió publicada en el diario “Perfil” el 26 de marzo de 2011 (una copia se encuentra reservada en Secretaría).
En ella, el citado periodista dijo en aquella nota:
“El gobierno de la presidenta Cristina Kirchner estaría dispuesto a suspender de hecho la investigación de los dos ataques terroristas que sufrió este país en 1992 y 1994 […] según revela un documento hasta hora secreto, recientemente entregado por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Islámica de Irán Alí Akbar Salehi, al presidente Mahmud Ajmedineyad.”
“Para la diplomacia de Irán, las investigaciones argentinas habrían quedado cerradas. El canciller iraní asegura en su informe al presidente Ajmedineyad que «la Argentina ya no está más interesada en resolver aquellos dos atentados, pero que en cambio prefiere mejorar sus relaciones económicas con Irán»”.
“El informe secreto, […] ha accedido PERFIL porque ha comenzado a ser analizado en las cancillerías de varios países…”
Más adelante en la misma nota, se consigna lo siguiente:
“Según las conclusiones de la inteligencia iraní, que hace suyas la cancillería de Teherán, el gobierno argentino habría renunciado a llevar ante la justicia al actual ministro de defensa, Ahmad Vahidi, y otros funcionarios iraníes sospechados de complicidad en esos episodios terroristas”
“La cancillería iraní considera que si estos temas son dejados de lado, ambos países pueden encarar una nueva etapa que permita superar dos décadas de frialdad total…”.
“El informe secreto iraní, filtrado al exterior por medios opositores al régimen de Teherán, subraya el interés del régimen fundamentalista en la situación del ministro de defensa, Vahidi…”
“En sus recomendaciones a Ajmedineyad, el canciller Salehi propone que lo autoricen a su contraparte argentina para solicitarle que revoque las órdenes de arresto que el Gobierno ha solicitado a Interpol contra Vahidi y otras figuras prominentes del régimen”.
“El informe que ha trascendido sostiene que para la inteligencia iraní ya es un hecho que, incluso si una tercera parte demandara secretamente la extradición de Vahedi, la Argentina lo rechazaría. El ministro de Defensa incriminado ya puede viajar al exterior sin problemas, porque el asunto de los ataques contra la Argentina ha quedado muy olvidado a nivel mundial y a nadie le interesa mucho, ni siquiera a Interpol”.
“…[E]n su propuesta a Ajmedineyad, el canciller iraní sostiene que su país tiene una oportunidad para explotar el hecho de que la opinión pública ya ni se acuerda de esos ataques de hace casi 20 años y que la coyuntura es ideal para relanzar un nuevo ciclo de amistad entre ambos gobiernos”.
A la vez, la segunda nota periodística de Eliaschev invocada por la Fiscalía, del 2 de abril de 2013, también publicada en “Perfil”, poco y nada aporta al tema, pues se limita a expresar que:
“El sábado este diario reveló pormenores de un documento preparado en la cancillería iraní […] resulta imposible revelar de manera pública la fuente en que se originan. Nadie está obligado a tomarlos al pie de la letra, claro, pero quien los suscribe pone su trayectoria en respaldo de lo que anuncia.”
Pasemos entonces en limpio lo que vio el citado periodista:
Eliaschev fue rápidamente convocado por la Fiscalía AMIA para que dé cuenta de sus dichos. Así, el 28 de abril de 2013, Eliaschev prestó declaración testimonial ante el Dr. Nisman.
A primera vista, la extensión del acta, de doce fojas, permite abrigar al lector, expectativas acerca de la clarificación de muchos puntos y aspectos desarrollados en el ámbito periodístico.
Se imponía preguntarle al testigo no sólo por su fuente (como sí se hizo), sino también al menos de qué nacionalidad era su fuente; en dónde tomó contacto con dicha fuente; de qué país provenía el informe redactado en inglés al que tuvo acceso (ya que no era propiamente el original); si la traducción al inglés era de origen o posterior; si el “informe secreto” tenía algún membrete o escudo oficial; si tenía la fecha; si tenía firma y sello (más allá de la identidad de quien firme); si el testigo copió textual la frase que aparece entrecomillada en la nota periodística o si fue una reconstrucción de su memoria o su propia interpretación o deducción de lo que allí decía; cuánto tiempo tuvo a la vista dicho informe (ya que evidentemente no obtuvo una copia); por qué sostiene que es la inteligencia iraní la que se pronuncia en el informe si en la misma nota dice que habría sido personal de la cancillería de ese país la que lo redactó; si las palabras empleadas habrían sido textuales de la parte argentina o si fue una interpretación o deducción de la contraparte iraní; si el que redactó ese informe secreto asistió a la reunión o se lo transmitieron…
Lamentablemente, nada de esto pudo despejarse en la declaración testimonial. Allí Eliaschev se va a explayar acerca de su larga carrera profesional, de los mecanismos de contralor de las fuentes con que cuenta el diario en el que trabaja, de su relación e involucramiento con la historia de los dos atentados, de sus relaciones con víctimas y testigos, da su opinión sobre la absolución del TOF 3 en la causa principal, así como de la labor de jueces y fiscales en el caso, cuenta la historia de exilio de Andrew Graham Yoll, critica al gobierno nacional, justifica la postura de política internacional del presidente Obama, explica su tesis sobre el doble discurso de la presidenta Fernández de Kirchner en sus relaciones con la comunidad judía y el Estado de Israel, por un lado, y con naciones como Irán, Siria y Libia, por el otro, el papel que cumple Venezuela en este juego de política internacional, y muchos otros tópicos…que en nada contribuyeron a que el testigo dé cuenta de sus afirmaciones.
Es más, lo poco que va a expresar al respecto, no sólo no va a aclarar ninguno de aquellos interrogantes, sino que van a traer más zozobra e incertidumbre sobre qué es lo que vio el periodista.
En efecto, el comienzo es auspicioso, pues como es de rigor, al serle preguntado sobre la nota en cuestión, Eliaschev ratificó la misma en todos sus términos (fs. 131.189 vta.). Recién cuatro páginas después rescatamos algo más, cuando afirma que para escribir esa nota “…evalué, tras mucho debate interior como periodista, y tras ser careado por mis editores exhaustivamente, que como decimos en el gremio, no sólo no era pescado podrido sino que era una información valedera y creíble, de cuya autenticación se debe encargar no el periodismo sino la Justicia y el poder político” (fs. 131.191 vta.).
Algo más adelante, se le va a preguntar “si puede aportar los cables a los que hizo referencia”, a lo que respondió: “yo no puedo aportar sino lo siguiente: la revelación de las reuniones del ministro Timerman con las autoridades sirias llegaron a mis manos, no en idioma farsí sino en idioma inglés. Yo soy perfectamente bilingüe con el idioma inglés…”.
Luego se le preguntó “cómo le llegó ese cable y en qué idioma se encontraba, a lo que respondió: “por lo pronto le digo que no se trata de un cable”, y más adelante agregará sobre el punto: “[d]e qué sorprenderse de que un documento, obviamente escrito en la lengua nativa de los iraníes, el farsí, se filtre, se traduzca a otros idiomas, hay muchas hipótesis, francés, inglés, alemán, hebreo, y la información traspase las fronteras iraníes. Sobre el tema documentación es todo lo que puedo decir” (fs. 131.192).
Ahora bien, vayamos a la cuestión central. Al respecto, el testigo dijo:
“Mi artículo reporta un informe de la cancillería iraní al presidente Ahmedinejad, un típico «paper» intergubernamental, donde el responsable de las relaciones exteriores del régimen de ese país le sugiere al presidente que en virtud de los elementos de juicio que maneja la cancillería iraní, corresponde avanzar en un acuerdo importante con la Argentina porque la cancillería iraní dice, ellos lo dicen, están dadas las condiciones para que los argentinos decidan dar vuelta de página en las relaciones argentino-iraníes” (fs. 131.192).
Esto que declara bajo juramento Eliaschev, es claramente distinto a lo que afirmó en su nota periodística. Nótese que de esta declaración juramentada, de ser cierto lo que el “paper” decía, de haber sido correctamente interpretado por el funcionario iraní de su contraparte argentina y de haber sido correctamente traducido del farsí al inglés, el contenido del mismo no revela nada en sí mismo sustancial: la Argentina querría “dar vuelta de página” en las relaciones bilaterales, y para ello, correspondería -dice el “paper”- avanzar en un acuerdo importante.
Nada dijo Eliaschev, ni le fue específicamente preguntado por el Dr. Nisman, sobre las graves afirmaciones del periodista en su nota, en especial, sobre el párrafo que éste puso entre comillas y que Nisman va a reiterar hasta el cansancio en su dictamen, dándolo por cierto (“la Argentina ya no está más interesada en resolver aquellos dos atentados, pero que en cambio prefiere mejorar sus relaciones económicas con Irán”), o de las revelaciones según las cuales el ministro Vahedi ya podía circular libremente, que además, justo en ese pasaje, Eliaschev no lo atribuye directamente a la cancillería sino a la “inteligencia iraní”, con lo que no sabemos si fue uno o varios los documentos, o si en realidad Eliaschev vio un informe de inteligencia en el cual se replicaba el contenido del “paper intergubernamental”.
En estas condiciones, resulta imposible aceptar como elemento probatorio lo que para el Dr. Nisman es el “comienzo de la trama del plan de impunidad”.
En efecto, no contamos con ese documento, no sabemos quién lo redactó, ni cuándo, ni dónde. No sabemos de qué manera salió del país de donde presuntamente era originario. Tampoco sabemos quién lo extrajo de su ámbito. Ni adónde lo llevó, ni quién lo tradujo al inglés. No sabemos si se trataba de una copia, o de un original del “informe”. No sabemos su contenido exacto, si recogía frases textuales o si era la interpretación o conclusiones de alguien que participó en la reunión. Y todo ello, además, coronado con las notorias y alarmantes deficiencias y vacíos que ostenta la declaración testimonial citada.
Para colmo, el propio dictamen del Dr. Nisman, al respecto, trae a colación otra supuesta “prueba” del ofrecimiento de impunidad, a partir de la labor de investigación de otro periodista, Gabriel Levinas. Al respecto, se consigna en el dictamen, con relación a la presunta reunión de cancilleres argentino-iraní en enero de 2011 en Alepo:
“Según el periodista Gabriel Levinas, quien refirió haber accedido a «fuentes oficiosas de la cancillería de Israel» […] Timerman habría asegurado «…Yo estoy aquí bajo precisas órdenes de nuestra presidenta para tratar de encontrar o buscar una solución a la causa AMIA. Los tiempos y humores de nuestro país es un tema que resolveremos internamente»…” (cfr. fs. 65).
Esta otra fuente, más allá de que, de nuevo, se trata de un mero informe de inteligencia, para colmo de un país extranjero, con una entidad probatoria de muy escasa significación, lejos de corroborar la versión del “ofrecimiento de la impunidad” que dio Eliaschev en el diario “Perfil”, la refuta, pues lo que Levinas recoge como supuesta expresión de Timerman puede entenderse perfectamente en el sentido en el que, finalmente, se firmó el Acuerdo de Entendimiento (“tratar de encontrar o buscar una solución a la causa AMIA”), el cual, efectivamente, trajo consecuencias negativas en los “tiempos y humores de nuestro país”.
Es más, esta versión que brinda el periodista Levinas, se acerca mucho más a la versión más acotada y prudente que brindó el testigo Eliaschev ante la UFI AMIA, cuando sostuvo, esta vez bajo juramento, que la cancillería iraní estimó que: “corresponde avanzar en un acuerdo importante con la Argentina porque […] están dadas las condiciones para que los argentinos decidan dar vuelta de página en las relaciones argentino-iraníes”
En definitiva, por todas estas razones, y descartado por inconsistente, débil y contradictorio el único elemento de cargo presentado por la Fiscalía, el supuesto “punto de partida” del “plan de encubrimiento” a partir de un ofrecimiento del canciller argentino a su par iraní en enero de 2011 para “renunciar a la persecución de los autores del atentado a la AMIA” o para “borrar de un plumazo” todo lo hecho en la causa, no cuenta con una sola prueba que lo avale".
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