Los dos, alterados con el diciembre tranquilo del fin de ciKlo de La Shewua, se dejaron llevar por sus impulsos más bajos y arremetieron contra Amor.
No habrá en esta oportunidad ninguna denuncia de plagio. Ahora están en la misma vereda.
Pero hay que reconocerle al showman del Grupo Clarín haber abordado primero el tema, en su tren de deslegitimar todo lo que hace la DiKtadura: por corrupción o bien por relato K. Combinación perfecta.
El Sirviente -quizás harto ya de escribir sobre Grosman ("El Walt Disney del kirchnerismo", metió hace poco)- le entró ayer domingo para sumar un esfuerzo más a la hora de desacreditar una nueva iniciativa K que malgasta el dinero de nuestros abuelitos.
Y que además copia al régimen venezolano, por lo que la convierte en una expresión más del chavismo K que quiere engatusar a la gente de bien.
Lanata, 23 de noviembre, Canal 13: "El Gobierno parece ir por el lado del "amor" en el último tramo de mandato. Como pasó en Venezuela, donde Nicolás Maduro creó el Viceministerio para la suprema felicidad social del pueblo venezolano, en la Argentina se ideó el plan "Enamorar, el amor en movimiento".
El mismo depende del ministerio de Planificación, a cargo de Julio De Vido, y del ministerio de Cultura, comandado por Teresa Parodi.
Las caras visibles del programa fueron dos: un festival en Tecnópolis que contó con la presencia de músicos y artistas; y una muestra, "Amor", en la Casa del Bicentenario.
"Yo creo que todo esto es un gran disparate", opinó Martín Caparrós, consultado por Periodismo para todos, sobre el viraje del Gobierno hacia el tema del amor".
El Sirviente, 28 de diciembre, La Nación: "Mientras el Gobierno lanza una ofensiva contra espías y jueces, enojado porque va quedando al desnudo la verdadera naturaleza de una sociedad comercial de la Presidenta y porque en Estados Unidos los fondos buitre promueven la investigación judicial de la ruta del dinero K, casi en paralelo inaugura una exposición multimediática en la Casa Nacional del Bicentenario de sugestivo nombre: Amor.
Este agudo contraste entre lo que se proclama y lo que se hace es una de las marcas registradas del kirchnerismo. Aunque está muy lejos de ser un movimiento pacifista e inofensivo, la línea interna que ocupa la Casa Rosada desde 2003 en nombre del peronismo agita, al mismo tiempo, la bandera de la paz y del amor, aunque, en los hechos, se muestre en realidad más bien ríspido y agresivo con aquellos que no se dejan doblegar.
El costado kitsch y falsamente ingenuo con el que el kirchnerismo pretende ser asociado ya estaba presente en el "que florezcan mil flores", que Néstor Kirchner le pidió "prestado" a Mao, y tan explotado tras su muerte. La intención de darle un toque primaveral y neohippie a una expresión política tan pedestre como el kirchnerismo no es casual, sino buscada. La enfatiza 6,7,8, con sus aperturas candorosas de padres y chicos, donde se ven a sus panelistas sonrientes y felices, aunque luego den paso a informes hiperácidos que masacran a la oposición y al periodismo crítico.
La muestra Amor, de la Casa del Bicentenario, es ilustrativa al respecto. Ese museo supo tener exposiciones anteriores bien organizadas y de estimable calidad. La actual es un pastiche desordenado que, obviamente, se corona en el piso más alto con "el amor sin orillas", ilustrado con fotos, videos y frases de todos los santos del evangelio K. El Ministerio de Planificación, a cargo de Julio De Vido, aporta lo suyo con el plan Enamorar, que tuvo su correlato en el festival homónimo de Tecnópolis. Se nota mucho...".
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