martes, 26 de marzo de 2019

La destructiva conducción del kirchnerismo cordobés

"La decisión política de bajar la lista del Frente Córdoba Ciudadana venía anunciada aunque no se había hecho de forma explícita.
Desde el mismo momento que se presentó la candidatura de Pablo Carro, no fue un dato menor que no se hubiese llamado Unidad Ciudadana Córdoba sino Frente Córdoba Ciudadana, que fue el nombre utilizado en la elección de 2017.
El cambio de nombre -que para muchos pasó desapercibido- dejaba entrever algún tipo de desacuerdo dentro del espacio.
Mucho tiempo antes, se había dado a conocer la reunión de Máximo Kirchner con José Manuel de la Sota y la de la diputada Gabriela Estévez con Natalia De la Sota por intermedio de la reconocida dirigente Haide Giri.
A esto vale agregar los dichos del legislador Martín Fresneda -ex secretario de Derechos Humanos de la Nación- hablando casi en abstracto de la unidad del peronismo sin ningún otro motivo aparente y luego, en vísperas de la presentación de la lista, asegurando que el espacio que decía conducir Pablo Carro no lo representaba.
El kirchnerismo cordobés viene desarmándose desde 2015, con una fuga importante de dirigentes y, lo más grave, con muchísima disconformidad de militantes que apostaron y creyeron en el espacio pero se defraudaron por los manejos egoístas y sectarios de algunos de sus dirigentes.
Aquellos que encontraron en Pablo Carro a un dirigente nuevo surgieron como una base que se animó a ocupar un rol protagónico cuando todo parecía indicar que nuevamente Eduardo Accastello iba a encabezar la lista del kirchnerismo en las legislativas de 2017.
La diputada Gabriela Estévez no dudó en brindarle apoyo al dirigente de Villa María hasta que encontró demasiada resistencia en una elección que no determinaba su banca y que le facilitaba el armado de un espacio de carácter progresista y de centro izquierda mientras ella operaba hacia dentro del peronismo, como lo hizo saber en su momento Alejandra Vigo, esposa del gobernador Juan Schiaretti.
La decisión de dejar sin candidato al kirchnerismo en estas elecciones provinciales responde a una estrategia nacional que permitirá renovar la banca de Estévez y, con suerte, pensar en una segunda o hasta tercera banca donde podría quedar sellado el acuerdo que contendría a Fresneda, que no deja de ser un portavoz del Instituto Patria, y probablemente una eventual candidatura de Carmen Nebreda o algún otro referente de la mesa chica del espacio.
Los militantes -como siempre- quedan relegados de estas operaciones, en las que -en nombre de la verticalidad- dejan de lado la discusión política y en el medio se generan rupturas, desilusiones y fuga de cuadros medios y militantes que, en el mejor de los casos, encuentran nuevos espacios de militancia.
Pablo Carro, luego de esta decisión, queda expuesto a críticas; sin dudas, es el chivo expiatorio de una conducción desteñida del espacio que se dedica a operar desde los pasillos del Congreso y con algún teléfono amigo en el Instituto Patria mientras le hacen creer a la militancia decisiones estratégicas magistrales que en realidad son errores políticos que debe poner en orden Cristina, en el marco de una estrategia nacional que en Córdoba se descifra en clave de mandato indiscutible por errores tácticos que nos llevaron al lamentable 70/30 del 2015.
El acuerdo por el que se lo baja a Carro también resuelve una tensión en Villa María, al dar lugar a Eduardo Accastello a legislador y allanar el camino a Martín Gill a la reelección en la intendencia.
El armado de centro izquierda de Hacemos Por Córdoba, que incluyó al socialismo, histórico aliado de Luis Juez, al partido Concertación Forja liderado por el diputado Juan Pereyra -histórico aliado del kirchnerismo- dejaron sin posibilidades el armado de Carro, que con esta decisión deja huérfanos a los militantes de Unidad Ciudadana que se presentan en las localidades con menos posibilidades aún, ya que en Córdoba se vota con boleta única.
La destructiva conducción del kirchnerismo cordobés, encabezada por Gabriela Estévez y Carmen Nebreda, dio un golpe fatal a una base idealista e insurgente que venía a proponer una construcción alternativa en la figura de Carro.
Y en esto último no podemos adjudicar esta decisión a Cristina, sino exclusivamente al juego de ajedrez provincial, al que -desde hace años- una mesa chica de dirigentes egoístas prefieren mantenerse como pez grande en estanque chico y jugar con el esfuerzo, los sueños y la esperanza de la militancia para mantener un disfraz de nueva política con prácticas de la vieja.
Ahora resta trabajar por un triunfo contundente en Córdoba del peronismo y lograr los consensos necesarios para derrotar a Cambiemos en octubre.
En Córdoba, sin embargo, tendremos que buscar nuevamente aplacar las pasiones y generar espacios para escuchar, contener e invitar a construir una fuerza política con objetivos claros para lograr unidad de concepción en la estrategia y unidad de acción en la táctica.
De nada sirve el voto en blanco, y el enojo no gana elecciones, habrá que saber ceder para tomar envión y construir esa Patria que todos soñamos, sólo que buscaremos la forma menos destructiva de lograrlo".
Ex coordinador de La Cámpora Río Cuarto
Más:
"La mesa chica de Cristina dice que no hay acuerdo con Schiaretti"

1 comentarios:

gorila gorila dijo...

Luciano :
De alguna manera tu postura en el último párrafo justifica la decisión de bajarse.
Al margen la importancia de tu aporte desde una perspectiva local.
Abrazos

Publicar un comentario