miércoles, 13 de marzo de 2019

El candidato de Macri en Córdoba es Schiaretti

La debacle económica que ha convertido a Mauricio Macri en una incomodidad para los candidatos de Cambiemos ha provocado que el oficialismo desnudara en estos días su nueva estrategia electoral: conformarse con que no gane el kirchnerismo y/o facilitar el triunfo de sus aliados provinciales, con la esperanza de que estos le devuelvan la maniobra en octubre.
Luego de las derrotas en la interna pampeana y en la elección a gobernador en Neuquén, los estrategas oficialistas posaron su mirada sobre Córdoba y decidieron ir a fondo con la idea de hacer todo para asegurar el triunfo del peronista Juan Schiaretti, socio fundamental en el Congreso estos 3 años, en una provincia que Macri entiende como la cuna de Cambiemos y clave en el triunfo de 2015.
Así, el 'dedazo porteño de un coqueto aristócrata' eligió a Mario Negri para dividirle votos al candidato de siempre del radicalismo cordobés, Ramón Mestre Jr. (un mediocre intendente de Córdoba capital, pero que maneja territorios e intendentes), que no es que tenía grandes chances de derrotar a Unión por Córdoba (UPC), en el poder desde hace 20 años, pero menos ahora que se producirá una inevitable división de votos radicales.
La maniobra de Mauricio Macri, Marcos Peña y Elisa Carrió en favor del peronismo cordobés no sólo persigue el objetivo de asegurar el triunfo schiarettista sino también evitar cualquier posibilidad que el gobernador, en algún momento, pudiera pensar que es necesario para ganar la elección aliarse con el kirchnerismo, movimiento que tampoco desea hacer el Gringo en función de sus acuerdos en Alternativa Federal (que incluyen hasta el socialismo santafecino y al GEN de Stolbizer).
La expresión K en la provincia se reduce a una candidatura de Pablo Carro, que en verdad se oficializó debido a la falta de contacto de la cúpula schiarettista, a pesar de que varias figuras K de segundo nivel ya se habían pasado a UPC o estaban coqueteando con la idea. Ahora, al kirchnerismo sólo le queda fortalecerse en la Legislatura y proyectar el 2023.
Pero además, se advierte que la decisión presidencial no repara ni en equilibrios republicanos siempre pretendidos desde el discurso: Schiaretti puede quedarse con todo el poder provincial, ya que el reparto de bancas en la Legislatura provincial, tanto en el caudal de legisladores departamentales (son 26) como en los que integran la llamada "lista sábana" (suman 44) favorecería ampliamente a UPC.
"Hay mucha preocupación de los candidatos o precandidatos a legisladores departamentales del radicalismo. Si se presentan las dos listas radicales, es posible que Unión por Córdoba se quede con hasta 24 de los 26 departamentos, lo cual es una locura. A lo mejor queden a salvo los departamentos muy muy radicales, como Río Primero o Totoral, por decir. El resto se puede perder todo. No saben lo que hicieron", se agarró la cabeza un dirigente radical con experiencia que habló con el sitio Alfil.
En el nuevo escenario, si se mantienen las dos listas radicales, Hacemos por Córdoba (el nuevo nombre que inscribiría Unión por Córdoba), podría alzarse con una abrumadora mayoría en la Unicameral, superior en varias unidades a los 36 que ganó cuatro años atrás.
Obviamente, cuando cierren las heridas, los legisladores que lleguen vía Mestre y vía Negri podrán hacer rancho aparte, pero esa es otra historia, quizás en el marco de un radicalismo no sólo provincial, sino también nacional, ajustados por Macri, luego de un esbozo de rebelión por el ninguneo de ese mismo 'coqueto aristócrata'.
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