Era necesario sumarle un nuevo capítulo del alocado #RelatoM, robustecido luego de las PASO: encontrar el nuevo Laclau de Cristina.
Psicoanalista.
El que le susurra ideas a la cabeza de la loca.
Lo que había empezado como casi una infantilada de Leuco y el amante de la sidecar se convirtió en una nueva línea argumental para descalificar a la candidata que incomoda a ese relato que presenta al macrismo como amplio ganador en todo el país, maniobra que sueña con concretar reformas a la brasileña contra los trabajadores y los jubilados luego de octubre.
Lacaniano, discípulo y colega del fallecido Ernesto Laclau, Alemán se convirtió en una figura clave en la construcción de la Cristina fuera del poder. Es habitual, reconstruyó Clarín, que la ex presidente lo mencione en sus charlas.
Hablan seguido y la presidente lo invoca en otras conversaciones. De las charlas con Alemán, la ex presidenta tomó la categoría de "ciudadano" (?) que usó para su frente (Unidad Ciudadana) y que desplegó en campaña cuando subió al escenario a "víctimas del ajuste".
El nuevo gurú K sostiene que el neoliberalismo desconecta el malestar de la usina que genera ese malestar: "los sectores populares", dice, pueden sufrir un deterioro económico y social pero no atribuir ese deterioro al gobierno que toma las decisiones. Hila más fino y atribuye que eso explica por qué las medidas de un gobierno contra un sector social no necesariamente son castigadas en términos políticos (o electorales) por ese sector social.
"Un sujeto padece abusos" y "con el tiempo se da cuenta que él mismo sostenía y estaba implicado en esa relación. No era exclusivamente víctima, sino que él era un activo partícipe de ese abuso", dice y lo lee en clave política".
Y al comediante: "Lo de los psicólogos K me produce tanto estupor como lo de gurú. Es un oxímoron. No puede haber un psicoanalista kirchnerista. Como tampoco hay un paciente kirchnerista o macrista. Cuando la gente va a lo de un psicoanalista, habla del sexo, la muerte, la familia, la relación con el otro y fundamentalmente se habla como hijo, aunque uno tenga 90 años. Lo que trabaja es sus repeticiones. Pensar que un psicoanalista puede producir una proceso de conversión ideológico-política en un paciente, no lo vi nunca. Sí vi esas conversiones fuera del psicoanálisis, por ejemplo, Vargas Llosa".
¿Cuál será el nuevo capítulo?
"La estructura de dominación del macrismo se encarna en un discurso de chantaje moral"
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