sábado, 22 de octubre de 2016

Chomsky y Castro coinciden sobre Trump

Se acerca la elección norteamericana y persiste la condena sobre el candidato republicano, Donald Trump, al que se lo presenta como una bestia -blanca- peligrosa para el mundo entero. La ausencia de análisis más profundos hace dudar, más si se tiene en cuenta que delante de él está Hillary Clinton, una de las integrantes del establishment político-militar estadounidense responsable de decenas de guerras y matanzas en el mundo.
En la búsqueda de lecturas sobre el multimillonario, nos encontramos con dos intelectuales supuestamente antagonistas pero que sin embargo coinciden en un punto nodal a la hora de comprender por qué a apenas 15 días -y con casi todos los principales medios de Estados Unidos en contra-, Trump sigue en pie y con posibilidades.
Noam Chomsky a Revista Noticias: "Los que respaldan a Trump no son los pobres. La mayoría son de la clase trabajadora blanca que en el periodo del neoliberalismo fueron marginados. Ahora, estas personas están amargadas y tienen rencor. Los demócratas abandonaron al núcleo trabajador estadounidende ya en los 70, aunque como Clinton, siguen argumentando lo contrario. Sólo hay que ver los sueldos. Ya nadie quiere acordarse de que en los tiempos de nuestro gran crecimiento los sueldos estaban ligados al producto nacional bruto y a la productividad. Los sueldos se han estancado o han descendido a lo largo de los últimos 25 años, mientras que el horario y la inseguridad laboral han crecido mucho. Todo un segmento de la población fue abandonado y quedó descolgado.
Hay una correlación directa entre el apoyo a populistas autoritarios y los entusiasmados con Trump. Es un personaje singular. Nunca hubo algo como él en naciones industrializadas occidentales. Siempre hubo candidatos populares entre las bases republicanas que eran tan peligrosos y estaban tan locos, que el estabishment del partido intervenía y los eliminaba, como ocurrió con Michelle Bachmann, Rick Santorum o Herman Cain. Pero en esta ocasión los líderes republicanos no lo consiguieron.
Es un error pensar que vivimos a un proceso de transformación amplia del sistema político estadounidense, con nuevas facciones dentro de los partidos, ni siquiera está vigente ya el paradigma histórico de dos facciones, republicanos y demócratas. Somos un país de partido único, el Partido de los Negocios. Sólo hay una facción. Y como consecuencia de eso, tres cuartas partes de la sociedad se encuentran simplemente subrepresentadas. Estados Unidos se desarrolló desde una democracia hacia una plutocracia con apéndices democráticos.
Si tuviéramos un movimiento trabajador activo y luchador del estilo del que hubo en Estados Unidos en los años 30, probablemente uniría a los seguidores de Trump con los de Bernie Sanders. Trump y Sanders son muy diferentes en muchas cosas, pero comparten centralmente la misma furia por el ataque a la clase trabajadora blanca y a los pobres. Eso podría ser el comienzo de algo totalmente nuevo. Sanders salió como de la nada, sin apoyo del mundo de los negocios ni del sistema político. Lo respaldaba gente que teme por las bases económicas y sociales, impulsada por una inesperada simpatía, y por la esperanza de que alguien cree nuevos empleos en Estados Unidos. Comparo eso con la época posterior a la guerra, un movimientoque encontró un gobierno abierto y dispuesto a las reformas. De una amalgama así puede surgir algo nuevo".
Jorge Castro a LV16 Radio Río Cuarto: "Hay una posibilidad muy nítida que en las elecciones de Estados Unidos, Donald Trump sea el próximo presidente norteamericano, lo que implica un reposicionamiento generalizado de los Estados Unidos en el sistema mundial en todos los planos, desde el comercio y las inversiones internacionales a lo que se refiere la seguridad internacional. Se establece un nuevo punto de partida entre Estados Unidos y China que son las cabezas del proceso de globalización Tendría un impacto geopolítico de una magnitud sólo comparable, en términos de metáfora histórica, con la caída de la Unión Soviética.
El trasfondo del fenómeno de Trump es ver el respaldo extraordinario entre los trabajadores industriales norteamericanos, la relación entre intención de voto entre Trump y Clinton es de 7 a 3, esto indica una rebelión de los trabajadores industriales norteamericanos como en Inglaterra que han querido salir de la Unión Europea.
A partir del ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, se multiplicaron por 3, en menos de 10 años, las exportaciones chinas a la economía norteamericana. Sobre todo a lo que se refiere a industrias de trabajo intensivo, donde en más de 40% de la demanda fueron cubiertas por estas exportaciones. Estas cifras no han hecho más que generar el desempleo en los principales estados industriales que se dedican principalmente al rubro textil o del calzado deportivo, por ejemplo. Eso produjo una disminución de casi 3 millones de trabajadores industriales que perdieron sus puestos de trabajo en Estados Unidos. Estas personas están concentrados en los grandes estados industrializados del medio este de Estados Unidos como Ohio, Pennsylvania o Illinois y es en estos sectores donde, entre los trabajadores industriales blancos, Trump tiene una diferencia por sobre Hillary Clinton.
El proceso de globalización de la economía mundial, desde 1991 con la caída de la Unión Soviética que unifica el sistema, ha convertido a los países emergentes como los grandes beneficiados. Los máximos perjudicados han sido los trabajadores industriales de los países capitalistas avanzados, en primer lugar Estados Unidos y Europa. Le ha permitido a China sacar más de 600 millones de pobres de los niveles extremos e incorporarlos a la clase media, en el caso de India han logrado lo mismo con 190 millones y en Brasil entre 30 y 40 millones".
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