martes, 22 de diciembre de 2015

“Ahora van a tener que laburar”

"“No me gusta mantener vagos” es una frase que todos oímos en algún momento, de boca de gente que curiosamente gozaba de subsidios hasta para la misa a la que acude.
Particularmente la vi escrita por alguien que vive de un kiosco pobre, que tiene en un barrio pobre del conurbano y a la que acrecentó ufano: “Ahora van a tener que laburar”, sin reparar en que los subsidios a la gente más humilde caían en sus bolsillos toda vez que un pobre de su barrio le compraba algo de su kiosco, ni comprender que esa motorización de la economía generaba puestos de trabajo, por lo que su expresión no pasaba de una contradicción porque justamente su regocijo, en vez de hacer trabajar a alguien que no lo hacía, va a dejar sin trabajo a quien sí trabaja.
Esto mueve a razonar que se trata de una “cultura” egotrópica (no parecen egocéntricos y predican cordialidad, pero sólo orbitan sobre ellos mismos) esto los lleva a preferir la desaparición propia, con tal de que el otro no prospere.
Las historias de los pisadores de cabezas o de los que se comen la pizza a escondidas y prefieren tirar porciones, con tal de que otro no las disfrute… Todos conocemos algunas, pero pocas son tan mediáticas como las de estos dos humoristas reconocidos por todo el público.
A Dady Brieva, que supo asumir su identidad partidaria y está pagando el precio, le escuché responder la clásica pregunta incómoda del reportaje, cuando el periodista en busca del momento picante lo lleva a comentar sobre Miguel del Sel… Dady, que es un caballero, para no lastimar, prefirió rescatar al amigo y lo subió de categoría “Miguel es un hermano”, dijo, sin entrar en ampliaciones de conceptos ni anecdotario (minuto 13 del video).
A esa abstracción de personaje llamada Miguel del Sel lo promovieron a “embajador en Panamá”, en lo que no sé si considerar un insulto a la diplomacia o una ofensa a la dignísima república de Panamá, digo, por la escasa o nula justificación de tal nominación. Pues allá va su díscola y carnavalesca figura, sin importarle siquiera, que a su “hermano” Dady lo estén dejando sin trabajo, que lo hayan echado, que haya caído en las listas negras… Una agachada, dirían en mi barrio los muchachos, que le recomendarían no volver a caminar por esas calles.
Allí está la diferencia entre lo noble y lo despreciable, entre lo merecedor descartado y lo incomprensible promovido, en fin… Son los riesgos que tenemos que afrontar los que tenemos un amigo PRO. (Perdón, no supe si entrecomillar “tenemos” o “amigo” y los dos no quedaba bien)".
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