jueves, 26 de diciembre de 2013

El fin del engaño: el Periodismo Militante se empieza a admitir en EE.UU. y Europa

"Bill Keller, un reputado columnista del diario estadounidense The New York Times, y Glenn Greenwald, exreportero del británico The Guardian en cuyas páginas destapó el escándalo del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU (el llamado caso Snowden), se han enzarzado en un cruce de opiniones sobre el oficio. El primero se inclina por el periodismo “imparcial” que deja para las páginas de opinión la defensa de posiciones ideológicas. El segundo define que los seres humanos no son máquinas impulsadas por la objetividad y que verter “opiniones subjetivas” no impide el buen periodismo.
“Los valores periodísticos de la veracidad y la credibilidad siguen siendo valores de la profesión hoy, en la medida en que la información de actualidad —investigar, difundir y poder acceder a ella— se mueve en esas coordenadas”, explica Ana Azurmendi, profesora de Derecho de la Comunicación de la Universidad de Navarra. No obstante, considera que resulta difícil encontrar una noticia aséptica en la que no haya ningún indicio del estilo, los puntos de vista o las preferencias del periodista. “Las imágenes que acompañan una crónica, los hechos que se seleccionan en ella, su secuencia, la manera de contar, son el rastro personal-subjetivo de quien relata, pero ¿puede evitarse el rastro personal? ¿Queremos noticias planas como las instrucciones de uso de una lavadora? ¿Contradice esto la veracidad de la información? Yo creo que no”, afirma.
En EE.UU. está afianzada la percepción de que el periodismo tiene color político. Desde el Instituto para la Innovación Periodística, Ignacio Muro recuerda el enfrentamiento entre la Casa Blanca y la cadena Fox News, particularmente hostil hacia la Administración de Obama. El jefe de Gabinete del presidente había tenido sus encontronazos con la televisión de News Corp., el emporio del magnate Rupert Murdoch. “La Casa Blanca le dijo a la cadena que ya no la consideraba un medio sino una marca ideológica. La Fox había dejado de ser un intermediario para actuar como un actor político de primer nivel”, apunta Muro, que a través del instituto 2IP (fundación sin ánimo de lucro) impulsa un proyecto para fomentar iniciativas informativas de la mano de la Universidad Internacional de La Rioja.
Es raro en España que los medios se declaren militantes. No tiene buena prensa. Elena Real, vicedecana de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, fija los límites: “El periodista y el periodismo solo pueden ser militantes en lo que concierne a los derechos humanos. Lo demás sobra. Obviamente, en géneros como la opinión, uno puede ya retratarse ideológicamente, sin faltar al respeto ni mentir sobre lo que conocemos. En la información, jamás”. Eso sería, opina, “una adulteración del periodismo totalmente inaceptable”. Pura propaganda.
Contundente es también el director de la Fundación Valsaín, Álvaro Gil-Robles, según el cual el periodista no puede ser dominado por la ideología, “sino sólo por la búsqueda de la verdad, aunque sea incómoda para su propio medio, o la solidez de sus propias convicciones. Debe ser militante sólo de su independencia y de la objetividad de la información. No debe orientar la noticia; sólo contrastarla y darla”, argumenta. Y añade que si no se quiere depender de gargantas profundas o de filtraciones —“en ningún caso inocentes”— se debe investigar por los propios medios y eso exige, escapar de los teletipos de agencia, de las tertulias, e investigar a fondo, lo que conlleva la necesidad de que la empresa dote de medios materiales y económicos para tal trabajo. “El resultado será algo serio y creíble, porque habrá sido suficientemente investigado y contrastado”, considera Gil-Robles. Paralelamente, agrega, existe un periodismo de análisis y formación de opinión a través de, por ejemplo, los clásicos editoriales. “Es otro aspecto, distinto, pero no menos importante, pues ahí pueden jugar otros intereses que no son los de la pura información y se conectan con las vinculaciones del medio con otros sectores del que depende su propia existencia y financiación”.
El decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Pablo CEU, José Francisco Serrano, observa que la clave del periodismo no es la objetividad, porque en un futuro, la profesión no deberá estar “tan obsesionada por la objetividad, sino por la intencionalidad. Deberá responder al sentido de las cosas, de lo que hacen las personas”. Serrano percibe que están caducando algunas de las categorías del periodismo: la objetividad, la generación de la información o de la opinión. Y están naciendo otras nuevas: la argumentación, la especialización de la información o de la opinión. “Los géneros de información se convierten en géneros de análisis; se impone el periodismo de precisión o de investigación”, sostiene.
En este proceso de transformación, el periodista y profesor universitario Obdulio Martín Bernal, que preside la comisión delegada del Instituto 2IP, considera que los medios han perdido la capacidad de intermediación, un fenómeno que hace que surjan “periódicos de trinchera”. Augura que el ejercicio del oficio se encamina hacia la autonomía profesional. Los blogueros son el prototipo. “Dependen de sí mismos, aunque los riesgos de falta de objetividad son mayores”, dice. Lo que parece claro es que “las redacciones, como aparatos organizativos que son, se están minimizando”, como apunta el hecho de que, según describe, desde 2003 se han perdido el 30% de los periodistas en EE.UU.".
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