miércoles, 4 de marzo de 2015

Inundaciones: De la Sota salió a defender los negocios agropecuarios e inmobiliarios

Según el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, las inundaciones que sufren amplias franjas de la provincia no es consecuencia de la deforestación inflingida al territorio mediterráneo por parte de los emprendimientos inmobiliarios y agropecuarios en las sierras cordobesas.
Para De la Sota, y a pesar de múltiples pronunciamientos científicos en contrario, no está demostrada una relación causal entre la deforestación a la que se ha sometido a distintas partes de la provincia durante los últimos 100 años y las inundaciones actuales.
"El lugar donde más problemas hemos tenido es el lugar donde tenemos más población forestal. Es decir que no hay hasta ahora una relación directa que se haya podido comprobar", aseveró el mandatario y prefirió deslindar responsabilidades en los intendentes de las diferentes localidades afectadas por el avance del agua: "Los intendentes van a tener que tomar medidas".
Para De la Sota las causas deben buscarse en la historia: "Cuando todos estos pueblos se fundaron, no había tecnología para encontrar agua a 300 metros de profundidad. Entonces se ponían en las cuencas de los arroyos, porque con una perforación pequeña, tenían agua. Tenemos muchísimas localidades que están construidas arriba de cursos de agua. Hay un viejo refrán que dice que el agua siempre vuelve a su curso. Eso es lo que pasa cuando hay precipitaciones como éstas, de 300 o 400 milímetros".
También apuntó al cambio climático como responsable de los padeceres de los miles de cordobeses inundados, luego de tres semanas del primer temporal del domingo 15 de febrero. "En Balnearia llevamos 500 mm. en un lugar donde llueven 800 al año. Resulta imposible hacer una previsión. O el caso de Jesús María, donde se colocó un puente Bailey, que pesa toneladas, en la zona más segura, pero vino el segundo pico de inundación y se lo llevó. Son fenómenos que están ocurriendo por el cambio climático en todo el mundo, que nos están afectando duramente", argumentó en diálogo con radio Universidad (Córdoba).
Las protestas de los afectados ya comienzan a escucharse, con el paso de los días, la demora en la reconexión de servicios públicos esenciales y la exigua ayuda que está entregando el gobierno provincial, con cláusulas en los correspondientes contratos en los que la Provincia le impone a los damnificados no reclamar más nada si quieren recibir la asistencia estatal.
El sábado pasado, De la Sota fue increpado duramente por una ciudadana de Villa Allende, una de las ciudades más afectadas por el temporal del 15 de febrero. La mujer cruzó en la calle a De la Sota diciéndole que el subsidio que estaba entregando era escaso frente a los 100 mil pesos en pérdidas que sufrió y le reprochó que el desastre se podría haber evitado.
De la Sota le respondió: "¿Qué lluevan 300 milímetros se podría haber evitado? Yo le podría decir que Villa Allende se construyó sobre un río. Tal vez no habría que haberla construido acá. Échele la culpa a quien la fundó".
Sin embargo, los especialistas afirman que las inundaciones actuales son consecuencia de años de deforestación de grandes extensiones ahora destinadas a la siembra, principalmente de soja, y a los emprendimientos inmobiliarios, especialmente barrios privados en el medio de las sierras.
El biólogo Francisco Marraro fue terminante: "El cultivo de la soja no retiene el agua en el campo sino que la deja correr. Cuando llueve, el agua simplemente se desliza por el campo y pasa a engrosar el caudal de los ríos. Antes de la soja, en los campos estaba el monte y el monte lograba retener el agua en la copa de los árboles, entre las raíces de los árboles y entre todas las plantas que forman el monte; también el monte permite que el agua penetre más en el suelo evitando las escorrentías. Es decir el monte es como una gran esponja que retiene el agua en el campo evitando que ésta corra a los ríos y ponga en peligro a las ciudades y a la gente".
El ingeniero agrónomo Alberto Cantero, ex rector de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba), explicó que la grave situación se debe a que "los suelos infiltran la tercera parte de lo que normalmente deberían compactar a causa del mal uso de las tierras por parte del sector agrícola más rico, sobre todo con los monocultivos de la soja, junto a un despoblamiento del campo".
Jorge Cappato, presidente de la Fundación Proteger, remarcó que "se ha destruido la cubierta vegetal que es la gran reguladora de los ciclos hídricos. En este sentido, todo lo que aprendimos sobre los humedales es aplicable a los bosques, si bien son diferentes, no dejan de ser sistemas de cubierta del suelo y de las cuencas hídricas que funcionan como reguladores".
Evangelina Natale, de la Fundación Conyde, apuntó que "los desmontes llevan a que haya lavados y que la tierra no retenga el agua. Así, hay corrientes superficiales con inundación más severa. A esto se suma una falta de planificación general del crecimiento urbano. Construir sobre líneas de ribera, como le pasó a Villa María, cuando el río retoma su cauce se lleva todo lo que está en el camino. No hay planificación, lo que va en detrimento del ambiente y de los sistemas boscosos que son los que ayudan a amortiguar el efecto de una inundación".
Por su parte, el doctor Medardo Ávila Vázquez, miembro de la Red Universitaria de Ambiente y Salud, advirtió que los agroquímicos que utiliza el sector agropecuario podrían estar contaminando el agua que en estos momentos inunda decenas de pueblos cordobeses.
"Los agroquímicos aplicados persisten en el suelo por más de 60 días y al barro que arrastra el agua contiene gran cantidad de pesticidas. El glifosato no se desactiva cuando toca el suelo, como dicen muchos agrónomos que siguen repitiendo la propaganda de las empresas, sino que las moléculas persisten un promedio de 60 días. Con la lluvia, la tierra se lava, y sustancias que son hidrosolubles como el glifosato se concentran en el agua", denunció.
"El barro más que sustancias orgánicas, tiene sustancias químicas que son venenos y que se han metido dentro de las casas. No van a provocar alguna reacción inmediata en las personas pero sí se pueden producir efectos a mediano y largo plazo", agregó.
Para el biólogo Raúl Montenegro, presidente de la Funam (Fundación para la Defensa del Ambiente), la deforestación en las Sierras Chicas cordobesas no estaría relacionada sólo por el avance de la frontera agropecuaria y la sojización de los cultivos, sino también por el negocio inmobiliario, de alto desarrollo en el llamado Gran Córdoba, como se hace evidente con los grandes emprendimientos inmobiliarios que avanzaron sobre zonas naturales.
"Irónicamente, deforestación, incendios y avance inmobiliario sobre las sierras generan dos crisis contrapuestas, ríos faltos de agua en invierno y peligrosamente desbordados durante las lluvias de verano", destacó.
"Parte de las tragedias urbanas por inundación son el resultado de las malas planificaciones municipales, con obras de infraestructura mal planteadas que obstaculizan el paso del agua y que permiten el asentamiento humano dentro de zonas de desborde", explicó el especialista.
"De los tres ecosistemas que caracterizaban a la provincia, la pampa herbácea, el bosque del espinal y el bosque chaqueño, la torpeza serial de las distintas gestiones, y muy especialmente las de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, han hecho que de dos de ellos, el pampeano y el espinal, apenas quedan muestras insignificantes", denunció.
El 24 de febrero, De la Sota había descalificado los estudios de los científicos: "Hay algunos que hablan porque por hablar no se cobra. En las catástrofes, en vez de ayudar, salen opinólogos que quisiera saber con qué conocimiento siembran intranquilidad en la población porque sí".

3 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Aunque no hacía falta confirmar que De la Sota es un sorete, la confirmación no hace más que ratificar la clase de tipo que es y a quién representa. Porque a él solito todas estas hijaputeces no se le pueden ocurrir, más bien por cortedad de genio.
Le afano el acta. Vale la pena difundirla.

Marcelo D. Foti dijo...

Muy bueno el artículo.
Una pequeña corrección Sergio, infringir es violar una norma, el termino correcto es infligir.

Saludos

Marcelo Foti

Sergio Villone dijo...

Tenés razón, Marcleo. Gracias por la corrección. Ahí lo corregí.
Disculpas por el error.
Saludo!

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