miércoles, 3 de noviembre de 2021

El hidrógeno verde y el nuevo "consenso" de los poderosos del mundo

"Del seno de las viejas potencias impulsan un nuevo contrato social internacional. El Estado pasa de reparador de asimetrías a creador de mercados. El primero, el Consenso de Washington, tomó su nombre en 1989, cuando el “capitalismo al estilo occidental”, definido así por Mariana Mazzucato, economista de la Universidad de Londres, consolidó su alcance mundial. El segundo, el Consenso de Cornwall, hace referencia a la última Cumbre del G7, realizada en junio de 2021 en Gran Bretaña, donde un panel de expertos expuso, ante los líderes mundiales, sobre la necesidad de “revitalización del papel económico del Estado, implementar metas sociales, crear solidaridad a escala internacional y reformar la gobernanza mundial en pos del bien común”".

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"La energía renovable a escala industrial, tales como la hidroeléctrica, la eólica y la solar, se posiciona como una solución para nuestro creciente consumo de energía. A esto se suma la producción del llamado “hidrógeno verde”, que agrega otra capa de injusticias relacionadas con estas mega infraestructuras. Sin embargo, cambiar la fuente de energía no aborda en modo alguno el problema real que plantean los desmedidos niveles de consumo energético, impulsados por el crecimiento económico acumulativo. Tampoco cuestiona la violencia intrínseca para con las sociedades que esa energía potencia.

El empuje y la promoción del “hidrógeno verde” como el “combustible del futuro” así como el camino hacia una “economía del hidrógeno” constituyen una alarma para las comunidades de todo el mundo que luchan contra las mega infraestructuras de las energías renovables. Esta ofensiva es también una clara señal de cómo la actual matriz energética, desigual e injusta, permanecerá intacta bajo la llamada “economía verde”".

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"Se invierte en Argentina porque tenemos muy buenos campos de vientos en la Patagonia para los molinos y esto es fundamental, porque acá hay una cadena armada: parque eólico, tecnología para electrólisis y generar hidrógeno, y utilización de puertos de agua profunda para la motorización de buques. Entonces hay tres cadenas ensambladas y un proyecto mejor pensado que una compra “de onda” como la que hizo el macrismo a una empresa italiana que fabricó los molinos pero no se le exigió que pague el tendido de alta tensión, cosa que tuvo que pagar el Estado. Ahora hay que ver cómo intervienen Invap, Astillero Río Santiago y Pescarmona".

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