sábado, 26 de octubre de 2019

Schiaretti y Cambiemos se llenan de internas por el muy probable triunfo de Alberto F.

El portazo que anunció el senador Carlos Caserio provocó una situación casi inédita en los 20 años del peronismo cordobés en el poder: el surgimiento de una figura que tendrá el respaldo del muy probable nuevo presidente de los argentinos y que por ello ya está desafiando el liderazgo del gobernador Juan Schiaretti.
Nadie se le animó antes a El Gringo. Tampoco en su momento a José Manuel de la Sota. Unión por Córdoba, la marca del PJ Córdoba, ahora Hacemos por Córdoba, siempre se cimentó en los fuertes liderazgos de ambos.
Recién ahora, cuando ya se sabe que Schiaretti no puede aspirar a una nueva reelección, se abrió la sucesión, a pesar de que todavía faltan 4 años. Pero dicha herencia buscaba ser controlada por el primer mandatario, que dio claras señales en favor de su vice electo, Manuel Calvo; el intendente electo de Córdoba capital, Martín Llaryora; a lo sumo, apostar al desarrollo provincial de intendentes menos posicionados, como el de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas, y el de San Francisco, Ignacio García Aresca.
El abierto desafío de Caserio hace temblar las bases de la descendencia schiarettista y construye una primera parada: el control del PJ cordobés. Schiaretti no quiere que se lo maneje Alberto Fernández desde Buenos Aires, a través de Caserio y otros dirigentes. El senador anunció que renunciará a su presidencia, enojado porque Hacemos por Córdoba repartió su boleta corta no sólo con la presidencial de Fernández sino también con la de Mauricio Macri.
Caserio se queda -nada más ni nada menos- con la lealtad de casi dos centenares de intendentes peronistas que desoyeron la orden de Schiaretti de ser prescindentes en la lucha presidencial y apoyaron desde temprano la fórmula Fernández-Fernández.
Desde El Panal, consideran que el incipiente fuego podría apagarse si mañana la boleta corta termina desplazando del segundo lugar al Frente de Todos en el tramo legislativo. Una ardua tarea, teniendo en cuenta que en las PASO, los schiarettistas sumaron 16% y la boleta de AF llegó al 23%, guarismo que le permite aspirar a sacarle la quinta banca a Luis Juez sumando sólo 3 puntos más.
La afrenta de Caserio se dio en las mismas horas que Alberto Fernández, en tres entrevistas a medios cordobeses, se quejó nuevamente de la neutralidad de Schiaretti, aunque prometió ayuda al mandatario para equilibrar el rojo de la Caja de Jubilaciones provincial, además de no obligarlo a armonizarla con el orden nacional, el corazón del viejo enfrentamiento del delasotismo con el kirchnerismo.
Mientras tanto, la figura de Natalia de la Sota comienza a tomar cuerpo no sólo por mostrarse con AF y a la vez militar la boleta corta de Schiaretti sino también por sus intenciones de volcar sobre el territorio cordobés el legado de su padre y proyectarse en roles de mayor importancia no sólo en la provincia (actualmente, es concejala electa por la capital).
Pero el peronismo no es el único que cruje por la casi segura victoria de Alberto Fernández: la interna en Juntos por el Cambio todavía no ha estallado porque la elección es mañana y hay que guardar las formas.
A la ya sabida grieta entre mestristas y negristas y la posibilidad de que Luis Juez quede fuera del Congreso, se suma la intención de Emilio Monzó de apoderarse del PRO en Córdoba, el partido que no sólo fue desconsiderado por los radicales sino también por el propio Mauricio Macri. El todavía presidente de Diputados usaría para ello un viejo sello suyo, de la época de cuando fue intendente de Carlos Tejedor (Buenos Aires), llamado Partido del Diálogo. En la tarea ya está trabajando su mano derecha, Nicolás Massot, fundador del partido en la provincia, junto al condenado por corrupción, Germán Kammerath.
El acto de cierre del presidente, el jueves, enfrente de un shopping céntrico de la capital, fue motorizado principalmente por los radicales, encabezados por Mario Negri, que no sólo deberá afrontar su pelea con Ramoncito Mestre en el Ente de Intendentes radicales y en el comité provincial, sino también su disputa con la línea encabezada por el gobernador mendocino Alfredo Corneojo, que anhela sacarse a Macri de encima luego de este domingo.
Negri no debería confiarse, como tampoco Mestre: hay varios actores del herido radicalismo cordobés que quieren jubilarlos a ambos. Apuestan por que Alberto Fernández se encargue de Macri. Luego, en Córdoba, el peronista tendrá también que lidiar con varias internas (muchas, de larga data), que la muy probable victoria de mañana y la consiguiente luna de miel post 10 de diciembre disimularán por algunos meses.
Más:
Cómo Negri (UCR) utilizó el acto de cierre de Macri

0 comentarios:

Publicar un comentario