viernes, 4 de mayo de 2018

A correr: más ajuste y el deseo de un dólar a $30

El gobierno de Mauricio Macri le encontró la vuelta a la suba vertiginosa del dólar: usarla para justificar un ajuste aún más violento contra los sectores populares y más vulnerables de la sociedad argentina, ya azotados por paritarias a la baja, tarifazos, despidos, caída del poder adquisitivo del salario, inflación y devaluación.
Algunos medios ya le llaman "el abandono del gradualismo", como si la etapa que dan hoy por finalizada haya sido amable con la mayoría de los argentinos. "Ajuste tradicional", con una increíble tasa de interés del 40% y un recorte de las principales prestaciones sociales del Estado, todo para satisfacer las demandas del Fondo Monetario Internacional (ya lo había hecho con el cambio de la fórmula previsional) y los bancos extranjeros.
"Pragmatismo", esbozó el inquieto ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que junto a su par de Finanzas, Luis Caputo, ratificó la meta del 15% de inflación para este 2018, cuando en apenas 4 meses la misma se acerca al 10%.
El ex columnista de TN y La Nación prefirió relatar la profundización del ajuste en términos supuestamente positivos: "ratificar el rumbo de la política fiscal" con una modificación de la meta para este año del 3,2% al 2,7%.
Esto es nada más ni nada menos que un recorte de la magnitud de 3.200 millones de dólares, además de previsiones a la baja del crecimiento de la economía (con un PBI todavía del orden del 2011) y postergación o anulación de obras públicas, por unos 1.400 millones de dólares.
Por su parte, el Banco Central (comandado por el siempre ortodoxo Sturzenegger, que con los hechos de hoy consiguió una especie de desagravio por aquella conferencia de prensa encabezada por Marcos Peña el 28 de diciembre) informó que a partir del lunes las entidades no podrán tener cantidades en moneda extranjera superiores al 10% de su patrimonio computable o los recursos propios líquidos. La intención es que se desprendan de esos dólares y aumenten la circulación en el mercado.
En paralelo, en los mercados le empiezan a cuestionar al ex funcionario de la Alianza el haber liberado a los exportadores de la obligación de liquidar los dólares en Argentina. Por ejemplo, los empresarios del campo tienen guardados 5.000 millones de dólares en soja, que evitaron liquidar esperando una devaluación mayor.
"El tipo de cambio no cierra", sostuvo en enero el presidente de la Sociedad Rural de Rosario (Santa Fe), Tomás Layus, y estimó que "para que sea competitivo tiene que estar cerca de los 30 pesos. En los 90, un dólar valía el equivalente a un café. Hoy tendría que ser igual, hoy un café cuesta 30 pesos".
Con esta singular comparación, Layus manifestó la necesidad de que el dólar continúe en ascenso para hacer -supuestamente- más competitivo al sector. "Tenemos el valor de la soja al del año pasado pero con una inflación del 25%, por lo tanto, se nos ha achicado el poder de compras e inversión", se quejó.
Si los dos primeros dos años de Cambiemos fueron poco agradables para las grandes mayorías asalariadas, lo que viene se avizora peor.
Para colmo, las cortinas de humo cada vez son más grotescas. Y el cercano Mundial queda muy lejos.
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