Luego enumeraba a los oprimidos por la DiKtadura: "empresarios que callan en público"; intelectuales y artistas que se autocensuran"; "amigos y familiares que ya no se frecuentan".
"El hombre de la calle tiene miedo", alertaba la empresa de los Mitre y Saguier, incorporando el tema de la inseguridad delictual. "Hay miedo en los colectivos, en los trenes, en las paradas, en los estadios". En todos lados. El miedo, omnipresente en la Argentina K. Por supuesto, que "atemorizan los reales y los falsos "trapitos", limpiavidrios y cuidacoches".
Es más. "Los chicos tienen miedo en la escuela, en la plaza, en los boliches".
¿Pero quién vendría a ser el culpable de esta situación de terror social?
¡Obvio! "La "década ganada" ha descarriado la función del Estado y éste, por exceso o por defecto, se ha convertido en enano de jardín ante la expansión del delito y en un energúmeno para consolidar la hegemonía kirchnerista. Se ha abandonado el imperio de la ley, garantía de protección ante los delincuentes y resguardo frente al poder desviado de los gobernantes.
Se padece la ausencia del Estado o su reemplazo por otro Estado que confunde empleos genuinos con clientelismo y trabajo subsidiado o militante, que no desarticula el tráfico de drogas por sus vinculaciones con el poder y que no educa en valores ni para la inserción en un sistema que se cuestiona, prefiriendo El Eternauta a Domingo Faustino Sarmiento, el relato a la realidad, además de los bombos a los libros, que no muerden".
¿Quieren ejemplos con nombre y apellido? Coto, Darín, Moreno, D'Elía, Sandra González (la de Adecua; sí, la que estafó a sus consumidores. Perdón), Paula De Conto (¿¿¿cómo quién es???) y por supuesto a los buenos de Clarín y La Nación por el tema (menor) de Papel Prensa.
Y claro: "Por cierto, también producen temor, además de desprecio, los agravios de Hebe de Bonafini".
¿Y cómo nos vamos a olvidar de un clásico? "Hay temor también hacia la primera mandataria cuando explícitamente pide que se le tenga "miedo a Dios" y, a ella, "un poquito"".
"Han pasado treinta años desde la recuperación democrática. El miedo, signo y símbolo de épocas oscuras, ha reaparecido en nuestro país con nuevas formas, al extremo de poner en riesgo la libertad de expresión. Alentado desde lo más alto de la conducción política, esa modalidad de amedrentamiento está abriendo grietas muy profundas, causando un daño que costará mucho revertir", concluía la diatriba mitrista de ayer.
Hoy hay más: "Las amenazas e intimidaciones proclamadas desde el atril presidencial son uno de los peores ejemplos e indicador tristemente gráfico sobre los abusos en que incurre el poder gubernamental, corporizándose en la más alta investidura para defenestrar a quienes se atreven a opinar distinto".
Por supuesto, la UIF, la IGJ, la SI. No, la AFIP, no. Quizás la enorme cantidad de argentinos en Brasil impidió incluirla en la lista. Que sí, ¡¡¡obvio!!! incluye a La Cámpora: "La prepotencia es uno de los sellos de La Cámpora. Así lo sintió el periodista del noticiero de la TV Pública Juan Miceli, desplazado después de preguntarle al diputado Andrés Larroque acerca del uso de pecheras de esa agrupación en la trágica inundación en La Plata. El vejatorio trato de Juan Cabandié hacia una agente de tránsito, las persecuciones a empleados "no alineados" en la Cancillería, las amenazas al juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Juan Carlos Maqueda, y el clima de temor impuesto en todos los organismos ocupados por esa agrupación dan cuenta de graves abusos, muchos de los cuales no trascienden pues quedan en ámbitos exclusivamente privados".
Luego de pasar por el mártir justiciero Campagnoli y sus tuiteros perseguidos por la NSA a pedido del gobierno, bah, de la Yegua en persona, todo armado por Gils Carbó (la nueva Moreno del cacerolismo duro), la queja detalla a otros perseguidos por el Régimen K: LAN, Shell, medios, Justicia, Capdevila (¿¿¿cómo quién es???), la Muñoz. No, la Despechada y sus bolsos negros no fue incluida.
Ante todo esto, el final del texto era inevitable: "Cuando el Poder Ejecutivo sólo persigue someter a la Justicia, dominar al Poder Legislativo, convirtiéndolo en su mero apéndice, coartar la libertad de prensa y neutralizar a los órganos de control de la República, la proclama del "Vamos por todo" se convierte en otra consigna de miedo, reflejo del apartamiento del Estado de Derecho y camino seguro hacia un inevitable régimen totalitario".
Ante semejante relato ---perdón, descripción objetiva e independiente de la realidad real de verdad indiscutible, es obvio que haya argentinos que quieran seguir viviendo en su país pero lo elijan menos (algo así) y que haya miedo a perder el empleo. Miedo a la soja, el default, la recesión.
Miedo.
Mucho miedo.
Más:
Jueces con miedo
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