Recordamos que la Sala I de la Cámara Federal ya le tiró las orejas a Lijo por no investigar la ruta del dinero de la causa Ciccone, y los hijos de sus integrantes fueron amenazados por Lanata, que pidió a sus seguidores que los escrachen en los colegios (audio), como forma de presionar a los padres, que por esas horas -anteriores al procesamiento de Boudou-, supuestamente, iban a apartar a Lijo de la causa (cosa que -obviamente- luego no sucedió).
En esa sala caerá (nuevamente) la causa de Lijo.
Y ya comienzan a moverse las fichas (¿Pato? ¿Laurita? ¿Lilita?)...
Wiñazky (Clarín): "El juez Ariel Lijo continuará con sus investigaciones, pero debido a diferentes apelaciones y pedidos de nulidades que ya empezaron a presentar los principales afectados del expediente, su actuación será revisada por la sala I de la Cámara Federal. Ese cuerpo está integrado por Eduardo Farah, Jorge Ballestero y Eduardo Freiler. Son los tres camaristas que en los últimos años fallaron en varios casos de corrupción gubernamental en sintonía con los deseos de la Casa Rosada.
En el caso Skanska, por ejemplo, esa Cámara apartó como prueba a una grabación donde un ejecutivo de esa firma constructora daba a entender que le había pagado sobornos “al pingüino de acá cerca”.
Ese mismo tribunal también ayudó al Gobierno K en uno de los casos de corrupción que más comprometían a uno de los mejores amigos que tuvo Néstor Kirchner, el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime: anularon como prueba a alrededor de 20 mil mails del testaferro del ex funcionario en los que se hablaba explícitamente de irregularidades financieras".
Morales Solá (La Nación): "El reciente procesamiento dictado por Lijo terminará en la Cámara Federal más cercana al Gobierno. Uno de sus jueces, Eduardo Farah, está compenetrado con la defensa de Boudou. Otro integrante del tribunal, Eduardo Freiler, decidió no hacerle más concesiones al Gobierno. Fue Freiler el que permitió que la causa siguiera en manos de Lijo, cuando el proyecto del Gobierno era sacársela. El tercer miembro de la Cámara, Jorge Ballesteros, carece de margen para colocarse a la opinión pública en contra. Esa cámara había especulado durante mucho tiempo con el anonimato que permite un tribunal de tres personas. Fue así hasta que tuvo en sus manos el apartamiento de Lijo. Desde entonces, se convirtió en la única cámara cuyos jueces son conocidos con sus nombres y apellidos".
Majul (El Cronista Comercial): "Hasta la semana pasada, tanto la jefa de Estado, como el Vicepresidente y la mesa chica que contiene a Cristina Fernández, tenían una pequeña esperanza. Suponían que la Sala I de la Camára Federal podía, en ajustada mayoría de dos contra uno, dar vuelta el procesamiento dictaminado por el juez Ariel Lijo, o aliviar, de alguna manera, la sospecha de que Boudou era el dueño en las sombras de la máquina de imprimir billetes oficiales.
"También desde la Cámara recibieron malas noticias", me explicó un fiscal que conoce como pocos los movimientos de sus colegas en Comodoro Py. Según él, ni siquiera Eduardo Farah, el camarista más proclive a fallar de acuerdo a lo deseos del gobierno, está dispuesto a inmolarse ante sus colegas y ante la opinión pública. "Todos se sienten demasiado expuestos. Y la cantidad y la calidad de la prueba que presentó Lijo es demasiado abrumadora como para desarmarla con argumentos lógicos y de técnica procesal", agregó el fiscal federal".
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