En medio de cierta perplejidad entre muchos de los adherentes del Frente de Todos (FDT) por la asunción de Sergio Massa como hombre fuerte del Gobierno, el periodista y analista político Diego Genoud consideró que esta situación se debe principalmente a que la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, "decidió no volver a estar en soledad; eso implica tragarse un montón de sapos y asumir su propia debilidad".
Especialista en la carrera política del tigrense, Genoud aseguró -en diálogo con Radio La 990 (Buenos Aires)- que no lo sorprendieron las medidas anunciadas el miércoles a la noche por el flamante ministro de Economía, "pero sí verlo en ese lugar de centralidad. Los socios principales del FDT, pese a sus diferencias, acordaron darle el gobierno llave en mano en una situación difícil. No estaba en los planes de Alberto ni de Cristina llegar a este momento, con Massa como 'interdictor' del Gobierno".
"Ahora Massa tiene el aval de un presidente que está muy desdibujado y de una vicepresidenta que está pidiendo que le resuelvan el problema de la gobernabilidad", sintetizó el autor del libro "Massa: La biografía no autorizada" (2015). "En lo económico, si él pudiera, tiene algo que lo emparenta con el primer kirchnerismo, con la cuestión de la producción, el trabajo, con un tipo de cambio competitivo, a través de un De Mendiguren que conecta la devaluación de Remes Lenicov con los sectores que fomentan la producción y los exportadores, que prefieren un tipo de cambio alto antes que una devaluación, para después sí tener una mejora en los salarios. Ese es el plan de Massa, parecido al de Lavagna. Viene a plantear orden fiscal, traducido: ajuste. Lo mismo que plantearon Guzmán y Batakis", resumió.
Finalmente, el columnista del portal La Política Online remarcó que "los diferentes peronismos llegaron al poder en 2019 gracias a Cristina y a la gestión horrorosa de Macri. El FDT es un mosaico muy heterogéneo. Cristina aprendió mucho de la derrota del 2015 y la ofensiva del macrismo en términos del padecimiento social pero también la presión sobre empresarios del kirchnerismo que terminaron presos y decidió no volver a estar en soledad; eso implica tragarse un montón de sapos y asumir su propia debilidad, ya que ella no puede conducir como quisiera y con sus leales. No es casual que tengamos a Massa como superministro y no a Axel Kicillof o Augusto Costa, con ideas más parecidas al último kirchnerismo económico. Cristina asume que no puede conducir este lío, porque además ella no quiere ejecutar la partitura de la devaluación y porque no hay mucho margen para hacer magia".
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