"La Argentina enfrenta nuevamente el riesgo de consolidar un esquema económico que tenga como característica estructural la precarización laboral y la baja de los salarios y los ingresos.
De acuerdo con la información oficial elaborada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, el número total de trabajadores registrados (incluyendo en ese universo tanto a los asalariados privados como al resto de las categorías ocupacionales registradas en el sistema de seguridad social), luego de caer entre los meses de diciembre de 2015 y enero de 2016 y permanecer prácticamente estable en los tres meses posteriores, inicia un período de leve crecimiento durante 10 meses (hasta el último mes publicado, febrero de 2017). En ese período, se incorporaron el empleo formal alrededor de 142 mil trabajadores, valor que representa un crecimiento del 1,2% del total de los ocupados formales.
Sin embargo, los datos oficiales muestran que esta expansión no se explica por el trabajo asalariado registrado en empresas privadas, como sería deseable en un proceso virtuoso y sostenible de generación de oportunidades laborales, sino fundamentalmente por el incremento del número de trabajadores que aportan al régimen del monotributo y, en menor medida, por el aumento de los monotributistas sociales y el empleo público.
En efecto, durante el período de crecimiento del trabajo registrado (mayo de 2016 y febrero de 2017), los monotributistas explicaron el 58% de la expansión total de los ocupados formales. Mientras que los monotributistas sociales y el sector público, en conjunto, explicaron otro 35%. En cambio, el empleo asalariado en empresas privadas sólo representa un 4% del crecimiento total del trabajo registrado, resultando así una participación marginal de esta modalidad en la expansión de la ocupación formal.
El incremento del monotributo por sobre el empleo asalariado privado es un dato que podría ser evaluado como preocupante, teniendo en cuenta cierta predisposición de un segmento de las empresas a utilizar este régimen como forma de encubrir una relación laboral de dependencia. Es importante recordar que cuando el monotributo es utilizado como una estrategia para la contratación fraudulenta de trabajadores pasa a constituirse en una modalidad precarizante, dado que determina un estándar laboral mucho más bajo que el establecido en la normativa laboral.
Si bien hasta el momento se cuenta con escasa información disponible que permita identificar las causas que explican la expansión del monotributo, una de las hipótesis plausibles para la explicación del crecimiento observado se debe a la extensión del sistema de asignaciones familiares a los trabajadores que se encuadran en dicho régimen.
Con los valores vigentes en la actualidad, el aporte mensual de la mayoría de los trabajadores inscriptos en el régimen de monotributo (quienes se encuentran entre la categorías A y D) es inferior al monto mensual en concepto de asignación familiar para un hijo (la categoría D). La categoría más alta de las mencionadas, presenta un aporte mensual máximo de 1.158 pesos; mientras que la asignación familiar por hijo para esa categoría, alcanza un valor de $1.246. Esto implica que un trabajador independiente con al menos un hijo tiene, en principio, un incentivo económico a registrarse en el régimen de monotributo ya que, en general, percibe mayores ingresos del sistema, del monto que paga mensualmente para permanecer en él.
Este hecho, desde el punto de vista del sistema de seguridad social es positivo, dado que reflejaría un incremento de la cobertura de las asignaciones familiares a mayor cantidad de niñas y niños. Sin embargo, pone en evidencia que el crecimiento del trabajo registrado durante los últimos meses no obedece a una recuperación de la demanda por parte de las empresas, sino a una política específica de incentivos orientada al trabajo independiente. En este sentido, el empleo asalariado registrado en empresas privadas entre mayo de 2016 y febrero de 2017, tan sólo creció 0,1% (5 mil trabajadores en relación de dependencia)".
Fuente
Más:
Monitor sociolaboral de la Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires)
lunes, 15 de mayo de 2017
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