lunes, 3 de octubre de 2022

Manipulación puntual de alta intensidad

"En Argentina, hay actores que trabajan intensamente para construir -de nuevo- la idea de desorden. Lo dicen con estas palabras: “En un país con esta [...] descomposición social, donde nadie cumple las reglas y nadie se las hace cumplir, es imposible salir adelante. Si no confiamos en la ley, y el propio Estado tampoco lo hace, entonces todo se transforma en la ley de la selva, la ley del más fuerte”.

Sigue luego la amenaza que se despliega sobre el cuerpo del país: “Paremos con esto. Recuperemos el respeto por la ley”. Es preciso agregar: del más fuerte.

En la concepción mafiosa, aquellos que son capaces de ejercer violencia, de dominarla, refinarla y convertirla en un método confiable de poder (de orden, de regulación de la sociedad) integran una élite. Los mafiosos se autoperciben (son) fuertes.

Más allá de los límites de esa “fortaleza”, se encuentran los débiles (i molluschi, como dijo alguna vez Luciano Liggio, un mafioso siciliano, de Corleone, ligado a Cosa Nostra y uno de los mayores imputados del maxi proceso de Palermo, 1986-1987).

Para las mafias, la violencia es un factor ordenador y de regulación social. El homicidio mafioso (vendetta) no es autopercibido como un delito, sino como un gesto cuya finalidad es reconstituir un orden que se pretende alterado o suspendido.

Un atentado mafioso no suele dejar rastros (de los mandantes; los ejecutores pueden ser sacrificados). De esto desciende que si se quiere crear la sensación de un desorden magno ¿qué mejor cosa que conmover el orden de la vida social y política con un hecho político de la más destacable magnitud? Un magnifemicidio. Esta escena responde a una lógica ancestral de la ‘ndrangheta: crear desorden para luego ofrecer protección y promesa de orden. Con una precisión: desorden, protección y promesa de orden dependen del mismo actor.

Esa lógica ya fue activada en Argentina con el concepto de “pesada herencia”. Y ahora, de nuevo, se quiere enfrentar a la mayor porción posible de la sociedad argentina a la emancipación K, construida como factor de desorden, para autopostularse como sujeto del orden.

Quieren volver y, para hacerlo, deben destruir. Piensan así".

Por Rocco Carbone

Filósofo, Universidad Nacional de General Sarmiento (PBA)-Conicet

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