Luego de desoír sistemáticamente las recomendaciones del gobierno federal de restringir la circulación de personas y recortar actividades, Córdoba llegó a su cuarto día consecutivo de récord en número de casos Covid-19 de toda la pandemia: ayer viernes alcanzó la cifra de 2.885 (y 10 fallecimientos) y se ubicó segunda, detrás de la provincia de Buenos Aires.
El gobierno de Juan Schiaretti -que esta semana fue intervenido quirúrgicamente de un quiste en su riñón derecho y está convaleciente ya en su casa- siempre confió en el número de camas de terapia intensiva (UTI) y se vanaglorió de incorporar más de 850 al sistema, a comienzos de abril. Diariamente, el sistema de medios afines a la administración cordobesa hacía alarde de una ocupación bajísima, a pesar del incremento en el número de casos desde hace varias semanas (cercana al 35%).
Pero este viernes, esos números y esa protección mediática se quebró. Según informó el propio Gobierno en su parte diario, "1.343 personas se encuentran internadas en camas de unidades para adultos Covid-19, lo que representa el 40,6% del total de camas en la provincia de Córdoba".
El punto aquí es que el total nacional de internados en camas UTI es de 5.457, según el parte diario de ayer del Ministerio de Salud de la Nación. Es decir, sólo Córdoba aportaría el 24,6% del total país de ocupación de camas críticas. Entonces: ¿cuál es el porcentaje real?
Es decir, lo que parece ser un 40,6% de ocupación tranquilizador no lo sería tal, porque, en definitiva, lo que informa el gobierno cordobés es qué porcentaje del total de camas -UTI y comunes- está completado por pacientes Covid-19. ¿Qué disponibilidad de camas críticas hay realmente?
El 7 de mayo, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) publicó su relevamiento de ocupación de UTIs en todo el país. A nivel nacional, le dio 87% de ocupación. En Córdoba, le dio 85,15%. En esos mismos días, el gobierno cordobés informaba una ocupación del 35%.
Según informó el especialista Oscar Atienza, magister en Salud Pública, en el Polo Sanitario de la capital ya no se reciben más pacientes. Y en el interior provincial, ya hay derivaciones hacia otros departamentos, y algunos hospitales regionales, como el Domingo Funes, de Punilla, están completos y con falta de insumos para combatir el Covid-19.
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