miércoles, 7 de noviembre de 2018

Armaron un kiosko sólo de fake news

Esquina de calle 42 y Sexta Avenida, en Nueva York, Estados Unidos. Parece un quiosco igual a tantos otros. Pero no lo es. En la vidriera, los lectores no van a encontrar los periódicos y las revistas a los que están acostumbrados, sino otros, con un diseño similar pero con nombres distintos, como The Journal List, New York Paper o The Hour. Los titulares fueron sacados de noticias falsas que circulan en varios sitios. ¿Trágico? Lo sería si no se tratase de una campaña de la revista Columbia Journalism Review precisamente para discutir el peligro de las fake news.
Las noticias son casi todas bombas. "Las estrellas de Hollywood que beben sangre de bebés para crecer", "La presencia de analgésicos en el agua", "Trump declara que Estados Unidos nunca debió haberle dado la independencia a Canadá", ""Compra" de manifestantes contra el presidente norteamericano". Absurdas, pero no desconocidas: todas fueron reproducidas en sitios de fake news e hicieron a muchos creer que eran verdad.
"Nos embarcamos en esta iniciativa para ayudar a las personas a identificar la desinformación", aseveró el editor de Columbia Journalism Review, Kyle Pope. "Por primera vez, estamos llevando historias falsas del espacio digital al espacio físico y colocándolas directamente en manos de personas reales. Esto hace que esas historias sean tangibles, de tal manera que obliguen a la gente a pensar en la fuente de la información", agregó.
La Columbia Journalism Review es una revista estadounidense para periodistas profesionales que ha sido publicada por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia desde 1961. Su contenido incluye noticias, tendencias de la industria de los medios, análisis, ética profesional e historias detrás de las noticias. Entre sus donantes está George Soros, reconocido magnate y especulador financiero acusado de realizar manipulaciones a través de medios de comunicación para favorecer sus posiciones no sólo políticas.
La revista, en su sitio web, explicó que llevaba a cabo la intervención con el kiosco de noticias falsas en un Estados Unidos surcado por "el envalentonamiento de una turba racista y furiosa, que se comunica en la web y en las redes sociales; la renuencia de una administración política a condenar, de manera firme e inequívoca, algunos de los puntos de vista más viles; y la propagación incontrolada de información errónea y desinformación, que son demasiado masivas para ser controladas adecuadamente y que socavan el trabajo de los reporteros reales en función de los hechos reales".
"Muchos de nosotros no nos damos cuenta de lo absurdo de la información errónea cuando nos desplazamos por Facebook y compartimos noticias con nuestros amigos. Ver noticias falsas transformadas en lo que podría ser una publicación real en un quiosco real nos hace enfrentarnos a la naturaleza de lo que estamos difundiendo", aseguró.
"El hecho de que la mayoría de la gente ahora recibe sus noticias principalmente a través de las redes sociales significa que, con demasiada frecuencia, los consumidores de noticias mezclan las reales con todo lo demás. Nuestro objetivo es mostrar el costo de esa falta de atención, en términos del tipo de información que estamos consumiendo, su efecto sobre el periodismo real, e incluso su potencial para la violencia", describió la revista.
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