La editorial, espacio en el que la empresa editora del medio gráfico asienta su posición ideológica sobre un tema, comienza fabulando que "en aquella mañana fría del 25 de mayo de 1879, cuando se celebraba la misa de campaña en Choele Choel, frente al río Negro, el joven general Julio A. Roca no hubiese podido imaginar que ese emocionante tedeum, muchos años después, iba a ser interpretado como la culminación de una campaña genocida para exterminar a los pueblos originarios de la Patagonia".
La Nación define la Campaña del Desierto como "un conflicto de culturas" y sostiene que "es perverso intentar una condena moral", antes de concluir que "ningún pueblo es realmente originario". Agrega: "Quienes expandieron la cultura occidental por el territorio de la patria sembraron las semillas de un valor esencial que no existía en América y que difícilmente hubiera florecido sin aquella misa matutina: el respeto por la dignidad individual, plasmado en la concepción moderna de los derechos humanos".
La polémica posición del diario de los Mitre y Saguier no sólo estigmatiza a los pueblos originarios, con una alta carga racista y descalificadora, sino que también se encuadra en la vieja "historiografía hispanófila y militarista (nos tienta decir "cuartelera") que circulaba durante la última dictadura Cívico-Militar, que exalta la figura del General Julio A. Roca y la "Conquista del Desierto" de fines del Siglo XIX. Destaca heroicidades y grandezas, resalta beneficios y aportes, justificando sus "aspectos negativos" al señalar la "inevitabilidad" del proceso histórico de conquista", según los antropólogos Alejandro Balazote y Sebastián Valverde.
La Asociación de Abogados/as de Derechos Indígenas (AADI) también repudió la editorial y la calificó como "histórica, política y jurídicamente errónea y contradictoria con lo contemplado en la Constitución Nacional". Recordó que "los hombres que gobernaron (durante la Campaña del Desierto) no dudaron en atacar militarmente a los pueblos originarios, basándose en teorías de superioridad racial, moral o religiosa que sabemos eran científicamente falsas y éticamente condenables". Precisaron que la Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó que las acciones "para reclamar su investigación y reparación integral son imprescriptibles" y afirmaron que la avanzada militar es "encuadrable en los supuestos de genocidio o crímenes contra la humanidad".
Finalmente, el historiador y periodista Osvaldo Bayer advirtió que "un genocidio es un genocidio y no se lo puede tapar con el eufemismo de llamarlo la "Campaña del Desierto". También quedó en claro que, además del genocidio y el robo de tierras, los vencedores volvieron a practicar la odiada esclavitud que había comenzado a eliminarse en nuestro país en la célebre Asamblea del año XIII, cuando se proclamó la libertad de vientres, es decir que a partir de ese año, tres después de la gloriosa Revolución de Mayo, quedaban libres los hijos de los esclavos que nacían ese año. Esa esclavitud fue reimplantada por el presidente Avellaneda y su ministro de Guerra, el general Julio Argentino Roca".
Fuente Fuente Fuente Fuente
Refutan cada uno de los argumentos de la editorial de La Nación
0 comentarios:
Publicar un comentario