En días en que el Frente Renovador parece camino a la desintegración, aquel Estadio de Vélez repleto el 1 de mayo ante el relanzamiento de Sergio Massa como precandidato a presidente parece tan sólo una anécdota del año electoral.
Sin embargo, las preguntas persisten: ¿Quiénes integraron aquella multitud “Renovadora”? ¿Qué particularidades presenta un día de movilización en esta militancia massista? Crónica que recorre las vivencias y reflexiones de un viaje desde el conurbano bonaerense hacia el acto en Vélez.
“Ole, ole, ole, Sergio, Sergiooo…” Se supone que debe ser conmovedor. Se supone que es emocionante. Luego de tres horas de espera, Sergio Massa sale al escenario. Son las 8 en punto y un spot grabado previamente prepara el momento de salida: Massa espera sentado en un sillón hasta que le avisan que llegó el momento. Inhala, se hace la señal de la cruz, besa a su esposa Malena y afuera. Papelitos rojos, amarillos y blancos. Miles de ellos. La cancha de Vélez está llena y ve como un Sergio Massa de carne y hueso avanza hacia el centro del escenario. Cada movimiento está estudiado, cada gesto planificado, cada sonrisa practicada varias veces. Agradece “a sus padres inmigrantes italianos que se rompieron para que él pudiera estudiar”. Y es el fin, empieza el discurso, lo menos importante.
El viaje a Vélez arranca temprano, apenas pasado el mediodía. La salida es desde Virreyes, partido de San Fernando, en los micros de los “Jóvenes +A”, que responden a Luis Andreotti, el intendente que llegó a ese puesto abrazado al candidato del Frente Renovador. Se definen como “peronistas”, aunque también se trata de “un espacio nuevo que intenta mejorar las cosas”. Igual, en el viaje no se habla de política, la única mención es la cifra de micros que salen desde San Fernando: 120, que de ninguna manera podían competir con los más de 250 que se suponía que iba a llevar Darío Giustozzi desde La Matanza. ¿A dónde llevará esos micros el ex intendente de Almirante Brown?
En el micro suena cumbia y reggaeton. Esta militancia es distinta, casi no hay puntos en común con lo que suele suceder en organizaciones con un perfil de izquierda. Si el cronista viajara como simpatizante de alguna de estas agrupaciones, es factible que la mayor parte del tiempo se vería acompañado e interpelado por militantes que se interesarían por su pensamiento, le describirían puntillosamente aspectos de la postura del partido, o lo invitarían a futuras actividades. Acá no, acá el cronista pasa desapercibido. Esta “militancia” del Frente Renovador se constituye en un entramado familiar y de amistades, y no se interesan por el extraño, por el nuevo. La jarra de Fernet con el logo de Tigre pasa de mano en mano, pero no le llega al intruso de turno.
El último peaje en la Gaona advierte el inminente arribo a Vélez. Los micros estacionan a 20 cuadras de la cancha. La caminata es acompañada por una fina llovizna y ruidos de bombos, tambores y redoblantes. No hay agite ni cánticos típicos de militancia. Si la percusión no estuviera, la marcha se acercaría al estadio casi en silencio.
¿Qué tendrá de particular un acto del Frente Renovador? ¿Qué diferencias habrá con uno del PRO? ¿Podría Massa bailar al ritmo de “Tan Biónica” en una cancha llena por el aparato punteril del conurbano bonaerense? “Los de Macri son, todos putos, los de Macri son, todos putos” agitan algunos pibes en las inmediaciones del estadio, pero apenas se ingresa suena Axel con su “Celebra la vida”. Mientras las miles de personas se acomodan, se empiezan a ver las primeras banderitas argentinas. Esa es una similitud con el PRO, la referencia a la argentinidad como homogeneizadora de identidades y particularismos, tal como lo soñaron los intelectuales de 1880. Un presentador arenga desde el escenario: “Si llueve, el pueblo no se mueve”. Saluda a “los compañeros de la CGT Azul y Blanca” y a los trabajadores y obreros presentes. Qué raro que suena la palabra “obrero” acá, tan vacía, tan deshecha, tan transparente.
La cumbia estuvo al servicio del antikirchnerismo explícito, ese que suele utilizar el término “la yegua” para referirse a la presidenta Cristina Fernández. A las 18, Los Totoras arrancaron con una lista de canciones ideales para el cumpleaños de alguna señora cacerolera. Sonó “Y ahora te vas”, cover de La Nueva Luna, se soñó con “Una vida sin ti” a partir de cantar el estribillo del cover de Roxette, y el punto álgido de la lista fue “Tu cárcel”, canción original de los Enanitos Verdes que serviría para advertirle a CFK: “Pero recuerda, nadie es perfecto, más de mil cosas seguro tendrás, pero cariño sincero jamás, será tu cárcel y nunca saldrás…”
Los Palmeras se recibieron de banda militante, hasta le armaron un jingle a Sergio Massa: “¿Qué es lo que quiere la gente? Quiere algo diferente, para cambiar el presente, el futuro está en el Frente” cantó la banda santafesina. Otro mensaje subliminal dedicado a CFK fue la canción “Perra”: “ahora yo te digo lo que sos, eres traicionera, mentirosa y yo te digo así: perra, perra, tú me abandonaste como a un perro, perra, ojala te vayas al infierno”. Todo esto acompañado con las sonrisas de dirigentes del Frente Renovador que aparecían bailando en las pantallas gigantes situadas al costado del escenario.
La tarde ya se cayó hace rato, las luces del estadio están prendidas. Sergio Massa está pronto a salir, y sobre el escenario se van acomodando dirigentes con pasado menemista, duhaldista y kirchnerista. La frase que sostiene la candidatura de Massa advierte que con él llegará “El cambio Justo”. ¿A qué refiere esta frase? ¿Acaso al famoso fiftyfifty, el objetivo final de toda administración peronista? ¿Te corren por izquierda, Frente para la Victoria? La marcha peronista sonó una vez, antes que arranquen las bandas musicales. No volverá a sonar.
En las pantallas del estadio se reproduce un video. Allí, Massa se define como un hombre común. Común pero no tanto, quiere ser presidente, ese es su sueño. ¿Todos podemos tener ese sueño? ¿Esta cercanía cada vez más lejana con ese sueño se explicará solamente porque “sus padres inmigrantes italianos se rompieron para que él pudiera estudiar”? “Episodio 1: Elecciones” se llama el video. En un momento aparece Sergio recibiendo una ostia. Hay mención del pasado político de Massa, pero sin detallar, no se hace mención de su militancia en la Unión del Centro Democrático (UCeDé) ni de su paso por el kirchnerismo.
Ahora sí, son casi las ocho. Otro video, el último antes de la salida de Massa al escenario. “La Argentina que viene” se llama este. Aparecen varias personas que serían beneficiadas por una administración massista de la Argentina, pero no hay muchas semejanzas con quienes pusieron el cuerpo para llenar Vélez y llegaron desde distintos puntos del conurbano (San Fernando, Pilar, Tigre, Merlo). Hay una similitud, solo una. En una parte una señora que juega con quien serían sus nietas, mira con mala cara a unos chicos con capucha y gorrita que se juntan en una esquina. Pero aparece un mensaje de Massa que la advierte: “justicia e inclusión”, y la señora no le queda otra que reflexionar sobre su prejuicio e instinto facistoide. Igual muchos pibes no se enteran, no están viendo el video, descansan en los pasillos de acceso al estadio, todavía falta para volver al barrio. Apurate Sergio.
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jueves, 21 de mayo de 2015
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