martes, 10 de diciembre de 2019

#SeFueron ¿Se fueron?

"El cantito popular lo auguró temprano: "Macri basura". Ayer, terminó un capítulo de la pesadilla neoliberal. Es motivo de alegría. Pero la basura intenta reciclarse, incluso de peor modo. Viene un tiempo de incertidumbres donde la relación del pueblo y el gobierno será vital para que no crezcan las intentonas fascistas.
Macri se fue y deja el tendal. Es un motivo de alegría popular, después de una resistencia pacífica de cuatro años. Y es especialmente un alivio que no haya habido continuidad. De eso nos salvamos: de la exacerbación de injusticias y violencias que esta runfla de ricachones, fachos y delincuentes tenían preparada para los próximos cuatro años.
En ese punto, Macri ya fue. El Pueblo lo rajó de todos lados, hasta de su nido bostero. Aunque sigue instalada una pregunta para no perder la memoria: ¿cómo es posible, de verdad, que un tipo como Mauricio Macri haya sido presidente elegido por el voto popular? ¿Y cómo es posible que, después de deshacer todo lo que deshizo, haya cosechado este año otro 40%?
Por eso nace una nueva etapa, y sin embargo cargada de incertidumbres y riesgos pesados. A primera vista, en un contexto de fascismo acechando, con golpes de diverso estilo y el Imperio atento, lo que habrá que hacer es respaldar lo que eligió el Pueblo. Y el gobierno tendrá que hacer algunas cosas necesarias como para encontrar y ampliar ese apoyo.
Balance cantado
El balance del gobierno de Macri no dice nada que no se haya sido dicho y escrito en nuestros espacios comunicacionales, incluso antes de que comenzara su gobierno: llegó para bajar los salarios de trabajadores y trabajadoras, y en eso su plan fue un éxito.
Después fue torpe e incapaz en numerosas materias económicas y políticas. Los inversores que iban a llover se le mataron de la risa, jugó a hacerse el luchador contra la inflación y la multiplicó. Devaluó a pedido de sus amigos y allegados. Les facilitó tremendos negociados a sus familiares y compinches. Además de ser el peor gobierno desde el regreso de la democracia, fue el más corrupto, caracterizado por el cinismo, la mentira y la perversidad.
Usó a las fuerzas armadas o de seguridad para matar militantes y luchadores, para reprimir mujeres y jóvenes. Intentó dejar como legado la doctrina Chocobar y, aun hoy, el gobierno que huye se jacta de sus políticas de seguridad, con Patricia Bullrich como criatura visible de esa inhumanidad.
Hizo el esfuerzo negacionista por liberar a los delincuentes de lesa humanidad y pisoteó el Estado de Derecho para volver a la vieja historia de presos y presas por sus ideas políticas. Quiso meter un par de jueces de la Corte por la ventana y los "republicanos" de manual fueron una caricatura de lo que ellos mismos dicen aborrecer.
Miente, miente...
El macrismo incumplió todas y cada una de sus promesas.
Pidió, ni bien arrancó, que lo midieran por los resultados en el combate a la pobreza. Sin palabras: Macri llegó repitiendo como un loro "Pobreza Cero" y se va con más del 40% de pobres, después del intento de dibujar estadísticas para adosarle a los gobiernos del kirchnerismo algunas de esas cifras.
Se va propagandizando otras mentiras, sabiendo que -de tan repetidas- alguna quedará: los fans que marchan los sábados como el #7D replican la falacia de la "obra pública", la zoncera de "la libertad".
El de Macri fue el gobierno más nefasto desde el regreso de la democracia y aun así se ganó el temprano favor, ya no de los medios que lo inventaron y fogonearon, sino de presuntos analistas serios. José Natanson se apresuró a decir que Macri y sus CEOS eran "la nueva derecha", o "la derecha moderna".
La única diferencia con la derecha tradicional y recalcitrante fue el modo en que esta vez se hicieron del poder: en vez de botas y armas, armaron una estafa electoral con medios y trolls. Ganaron con el voto popular. Y se van jactándose de que el 40% del último 27 de octubre no es tan poca cosa.
Del centro a la ultra
Algo de razón tiene la derecha, que ya no es centro: el gobierno, que tuvo sus épocas moderadas de "ensayo y error", o "prueba y marcha atrás", terminó volcándose hacia la ultra, con faros regionales y mundiales que le sentaron bien, decidiendo el pacto liso y llano con el conservadurismo extremo, desde los antiderechos hasta los nostálgicos de las dictaduras.
El PRO, o Cambiemos, había cosechado adhesiones en otros espacios. En sus inicios fue también un partido de las personas que aplaudían algunas viejas políticas K, pero estaban insatisfechas, por razones económicas o de otro tipo. Pero Macri fue fanatizando sus conductas, e incluso sus decisiones de Estado. Aquel "feminista menos pensado" se volvió -por ejemplo- en un incondicional aliado de los antiderechos, con veto de protocolo incluido.
El gobierno se cimentó en un odio que es su caldo de cultivo, que aunque posiblemente no es mayoritario en este tiempo, logró el detalle nada menor de salir a la luz: los fachos que se escondían en todo barrio y en toda oficina, repentinamente, salieron a gritar su resentimiento en las calles, armaron marchas, pintaron carteles, abandonaron el silencio cómodo y salieron a convencer a otras personas de que lo mejor es dejarse gobernar por esta gente.
He ahí un peligro de lo que no fue, sino que sigue estando, a tono con lo que viene sufriendo el mundo y en consonancia con lo que padece en estos tiempos especialmente la Patria Grande. Sería saludable para la democracia que el macrismo más exacerbado, el que practica el odio y ya llama a la desestabilización desde "el campo", no consiga ser el que conduzca a esa alianza derechosa en la que el ala política del PRO, algunos dirigentes al menos racionales y unos cuantos radicales se sienten como sapos de otro pozo.
Mientras tanto, esa ofensiva retrógrada, con participación de enormes poderosos, encontrará excusas cada día para esmerilar al espacio político nacional y popular, más aun después de que el armado del gabinete dejara claros mensajes respecto de cuáles son los rumbos elegidos, que no son precisamente los deseos del establishment.
El gobierno de Todes se armó como resultado de una compleja unidad, que tiene un presidente fuerte y una lideresa histórica, pero que en la lucha contra la derecha extrema y el fascismo tendrá que rendir cuentas todo el tiempo para asegurarse el respaldo del Pueblo en la acción de cada día, en las conversaciones cotidianas, en los medios compañeros y también en las calles".
Radio Kermes (La Pampa)
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¿Y ahora cuál es el enemigo?

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