lunes, 30 de julio de 2018

Hilo: la mentira fundamental de Albino y CONIN

El licenciado en Ciencias Biológicas y doctor por la Facultad de Medicina (UBA), Fabricio Ballarini, desmintió la tesis principal del método que publicita la Fundación CONIN para luchar contra la desnutrición infantil.
En su propio sitio web, la institución creada por el controversial doctor Abel Albino sostiene que, en los tres primeros años de vida del niño, "podemos intervenir positivamente: a nivel nutricional; a nivel familiar, fortaleciendo vínculos y lazos; y a nivel del desarrollo, estimulando al niño a nivel psico-afectivo y motor. De esta forma es posible revertir el daño; pero pasado este período pueden quedar secuelas permanentes que dificultan la adaptación a la sociedad, la habilidad emocional y el aprendizaje. Las capacidades que puede alcanzar un individuo dependen tanto de factores genéticos como ambientales. Es durante los primeros años de vida cuando las experiencias dejan huellas profundas, ya sean positivas o negativas. En condiciones de pobreza crónica, propias del subdesarrollo, gran parte de los individuos se ven limitados en la expresión de sus potencialidades genéticas, tanto físicas como intelectuales. No solo el individuo sufre estas circunstancias, sino también la sociedad, que se ve limitada en sus posibilidades de progreso y desarrollo".
Sin  embargo, el investigador del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) explicó que lo afirmado por CONIN es un "neuromito, es decir, una falacia que se construye, ya que un dato empírico de la neurociencia es mal interpretado y extrapolado a otro contexto".
"El mito de los tres primeros años de vida dice que estos son más importantes que otras etapas de la vida para el aprendizaje porque en esos años se forma la mayor parte de las sinapsis en el cerebro. Más aún: sostiene que si el cerebro no recibió los estímulos en ese tiempo, los efectos sobre la cognición serán irreversibles", describió Ballarini.
A continuación, su explicación completa:
"John Bruer planteó ya en el año 1999 que el ‘mito de los tres primeros años’ se origina en tres viejos descubrimientos de la neurociencia muy bien documentados:
a) Los tres primeros años de vida constituyen el período de mayor densidad sináptica, es decir, es el momento en que se registra el mayor número de sinapsis (conexiones entre neuronas) por unidad de volumen en el cerebro.
b) Existen períodos críticos en el desarrollo, para algunas funciones. Un período crítico es un momento específico del desarrollo en el que se requiere una experiencia ‘normal’, para que la función se desarrolle sin patología.
c) Criar animales en ambientes complejos produce cambios en su estructura cerebral. Es decir q si criamos ratas en jaulas con otras ratas, túneles, puentes, rueditas y diferentes sonidos, sus cerebros serán diferentes que los de otras ratas criadas en jaulas sin eso.
Estos tres datos empíricos fueron sacados de contexto, malinterpretados y puestos de la siguiente forma para crear el neuromito de los tres primeros años.
¿Pero qué dice la neurociencia al respecto?
1) La plasticidad cerebral dura toda la vida. El ‘cableado’ del cerebro, no está nunca acabado, pues siempre en algún grado se modifica. Si incluso los adultos mayores son capaces de aprender, esto es gracias a la plasticidad.
2) Tener más sinapsis no equivale a ser más inteligente o tener un cerebro más activo (de hecho en el síndrome x-frágil, un tipo de retraso mental, hay una mayor densidad sináptica).
3) No debe asociarse directamente menor densidad sináptica con baja capacidad de aprendizaje. Perder las sinapsis en la adultez es algo normal y necesario (poda sináptica) para el adecuado funcionamiento cerebral, es parte del desarrollo
4) Si bien se ha demostrado la existencia de períodos críticos, éstos no se limitan a los tres primeros años y, además, no son iguales para todas funciones. Y lo cierto, es que no sabemos tanto sobre los períodos críticos en humanos. En lo que hace a funciones como el aprendizaje y el lenguaje, es más apropiado hablar de períodos sensibles. Es un período en el que el cerebro es más sensible a los cambios del ambiente, pero a diferencia del período crítico, no implica la irreversibilidad de los cambios.
5) No hay evidencia de que los tres primeros años sean más importantes que los segundos tres, ni diseño experimental que pueda probar eso, ni acuerdo sobre qué características harían a un período ‘más importante’.
Ahora bien, el peligro de creer en este neuromito no es sólo la desinformación, sino las consecuencias directas que puede traer en la sociedad en general, y especialmente en la educación: consecuencias psicológicas, sociales, políticas y económicas".
Bibliografía: 
Howard Jones P (2014) Neuroscience and Education: neuromyths and messages. Nature Reviews Neuroscience, doi: 10.1038/nrn3817
[Bruer, John T (2000) El mito de los tres primeros años: una nueva visión del desarrollo inicial del cerebro y del aprendizaje a lo largo de la vida.
Huttenlocher, P. R. (1979). Synaptic density in human frontal cortex -- developmental changes of ageing. Brain Research.163:195-205.
[Hubel, D.H. and Wiesel, T.N. 2004. Brain and Visual Perception: The Story of a 25-Year Collaboration. Oxford: Oxford University Press.
Kempermann G, Kuhn HG, Gage FH. (1997) More hippocampal neurons in adult mice living in an enriched environment.Nature 386(6624):493-5
John Bruer T(2011) Revisiting ‘The Myth of the First Three Years’, Special briefing, Center for Parenting Culture Studies.
Más:
Ballarini fue amenazado por demostrar que la prohibición del aborto fracasó

0 comentarios:

Publicar un comentario