Con la claridad que lo caracteriza, el historiador Luis Alberto Romero decía sobre el mismo tema: "En nombre de los derechos humanos, los franquiciados (quienes agitan la mayor de las cifras) reivindicaron a los héroes de la lucha armada, se convirtieron en jueces universales de conductas ajenas y hasta se animaron a exculpar al general Milani"".
En tren de salvar al todavía funcionario macrista, la posición empresarial del diario llega al ridículo de afirmar que "Lopérfido también denunció un fraude audiovisual multimillonario durante el kirchnerismo, triangulando dineros del Estado con universidades para favorecer a productoras y comprar voluntades. Como era de esperar, muchos de quienes por estas horas deberían estar dando explicaciones sobre sus abultados negocios con el gobierno anterior prefirieron sentirse agraviados y agraviar al mensajero. Lo mismo sucedió con declaraciones de Javier González Fraga en el sentido de que el kirchnerismo alentó el sobreconsumo, atrasando tarifas y haciéndole creer a un empleado medio que su sueldo "servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior". Las imputaciones que recibió de los defensores del "modelo" no alcanzaron nunca a explicar el fondo de los dichos del economista ni dónde está la verdadera inclusión que aquéllos promovían, sino que, nuevamente, estuvieron dirigidas al ataque personal más artero".
Lo dicho tanto por Lopérfido como por González Fraga en materia económica fue poner en palabras opiniones que son compartidas por muchísima gente, aunque en público no se expresen por temor a ser estigmatizados, por aparecer abordando cuestiones "impolíticas" a los ojos de algunos. Permitirse dudar no es ir en contra de nadie ni es razonable que haya que pagar un precio por expresarse libremente.
Volviendo a los dichos de Romero, hay que comprender que el peor enemigo del mito es la investigación crítica y que es riesgoso transformar el mito en historia".
Por su parte, el siempre irascible economista liberal José Luis Espert también salió a respaldar al marido de Esmeralda Mitre desde su cuenta de Twitter: "Lamento la renuncia de Loperfido por haber dicho la verdad: no hubo 30.000 desaparecidos en la Dictadura. Mal q se imponga la mentira".Lamento la renuncia de Loperfido por haber dicho la verdad: no hubo 30.000 desaparecidos en la Dictadura. Mal q se imponga la mentira— Jose Luis Espert (@jlespert) 6 de julio de 2016
En ambos casos se repite la misma convicción: Lopérfido tuvo que renunciar por decir la verdad. Casi un mártir.
El comunicado del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta fue menos pretencioso: "Ahora, Lopérfido se dedicará a tiempo completo a la dirección artística del Teatro Colón y a la presidencia de Opera Latinoamérica (OLA)".
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