viernes, 15 de mayo de 2015

El gran Eduardo Galeano: "El fútbol es el único instrumento de conciliación que no ha fracasado"

"Hay partidos que terminan en batallas campales, hay fanáticos que encuentran en el fútbol un buen pretexto para el ejercicio del crimen y en las gradas desahogan los rencores acumulados desde la infancia o desde la última semana. Como suele ocurrir, es la civilización la que da los peores ejemplos de barbarie. Entre los casos de más triste memoria se podría citar, por ejemplo, la matanza de 39 hinchas italianos del club Juventus a manos de los hooligans ingleses del Liverpool, hace poco menos de 20 años.
Pero, ¿eso da para decir que el futbol incuba huevos de serpiente? En 1969, se llamó "guerra del fútbol" a la matanza entre hondureños y salvadoreños, porque la primera chispa de ese incendio se había encendido en los estadios. Pero la guerra venía, en realidad, de mucho antes. Y su nombre mentiroso logró ocultar una historia larga: la guerra fue la trágica desembocadura de más de un siglo de rencores entre dos pueblos vecinos, entrenados para odiarse mutuamente, pobres contra pobres, por sucesivas dictaduras militares fabricadas en la Escuela de las Américas.
El espejo no tiene la culpa de la cara, ni el termómetro tiene la culpa de la fiebre. Casi nunca proviene del fútbol, aunque casi siempre lo parece, la violencia que a veces hace eclosión en los campos de juego. Es revelador lo que está ocurriendo en la Argentina. La locura de las "barras bravas" no tiene nada de nuevo; pero se han multiplicado los líos, los balazos y los garrotazos, desde que se desencadenó esta última crisis que ha precipitado al país a una caída en picada y ha dejado a los argentinos pataleando en el aire.
Los estadios de fútbol son los únicos escenarios donde se abrazan los etíopes y los eritreos. Durante los torneos interafricanos los jugadores de esas selecciones consiguen olvidar por un rato la larga guerra que periódicamente rebrota entre sus países.
Y después del genocidio que ensangrentó a Ruanda, el fútbol es el único instrumento de conciliación que no ha fracasado. Los hutus y los tutsis se mezclan en las hinchadas de los clubes y juegan juntos en los diversos equipos y en la selección nacional.
El fútbol abre un espacio para la resurrección del respeto mutuo que reinaba entre ellos antes de que los poderes coloniales, el alemán primero y el belga después, los dividieran para reinar".
Fuente

4 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Parece que en Argentina no estaría funcionando, por motivos varios.
Destaco su abordaje del tema, vía Galeano, porque en los blogs de siempre y en otros hay un silencio de radio atronador.

Sergio Villone dijo...

Mediodía, y todavía dura la tristeza y la incredulidad...

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

a quien corresponda se escribe con "C" POLITICA

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