martes, 3 de febrero de 2015

Capitanich, sin más dedos en sus pies

Kirschbaum (Clarín): "Capitanich escaló ayer a una máxima irresponsabilidad con un acto de violencia simbólica que abre las puertas a que otros la transformen en real. De allí es que el jefe de Gabinete deberá hacerse responsable de la seguridad de cada uno de los periodistas que trabajamos en Clarín.
Rebajar este acto fascista — de eso se trató- a un simple exabrupto de un político que teatraliza a un guapo de barrio es aceptar pasivamente que se degrade a la democracia desde el poder que otorga la Constitución".
Novaro (Clarín): "¿Capitanich respondió a una orden específica de su jefa para que rompiera el Clarín en cámaras, decidió por su cuenta hacerlo para congraciarse con ella y volver a tener al menos algún protagonismo, aunque sea uno circense y virulento, o su gesto es una nota de color más en las penosas páginas que ya no se sabe si alguien concientemente está escribiendo en estos días de escalada sin control?".
Bufano (Clarín): "Los gobiernos peronistas siempre tuvieron una pésima relación con la prensa. Continuando la tradición, el kirchnerismo se lanzó a una lucha contra diarios y canales que criticaran su gestión. Claro que sus ataques a la prensa son incomparables con los ocurridos años antes. Nadie ha salido con una escopeta a volarle la cabeza a un periodista".
Muchnik (Clarín): "El gobierno se jacta de que mantiene en pié la libertad de expresión. ¿Cómo calificar este ataque desaforado ? ¿ Qué mensaje trasmite? ¿ Qué quiere hacer en definitiva Capitanich que no puede decir o actuar de otra manera?".
D'Amico (La Nación): "La idea de editar un diario arrancándole páginas es tan antigua como la libertad de expresión. Los propios periodistas alguna vez caímos en la trampa. Jorge Lanata, enojado, rompió ante las cámaras la tapa de la revista Noticias; hizo otro tanto con un ejemplar de La Nacion. No fue el único. Numerosos colegas han tenido su minuto de furia".
Reymundo Roberts (La Nación): "Si lo que quería era ridiculizar a Clarín, señalarle un error, equivocó el modo. Como lo reflejaron las redes sociales a lo largo del día, la gente no hablaba de las notas cuestionadas, sino del gesto teatral y destemplado de Capitanich. El actor ocultó el libreto. Hay formas más democráticas, más tolerantes y políticamente correctas de criticar a un diario o a un periodista".
González (El Cronista): "La Presidenta le jugó la broma más pesada en diciembre cuando designó a Aníbal Fernández como secretario de Estado para que desempeñe el papel de comunicador picante. A Coqui Capitanich le quedó entonces sólo la tarea triste de atacar a los enemigos que le señalan desde arriba con argumentos que van de lo insólito a lo ridículo. Y él cumple obedientemente perdiendo jirones de su prestigio".
Sarlo (Perfil): "Capitanich cruzó una línea. Nos reveló no solamente lo que piensa, sino lo que es capaz de hacer. Los impulsos son temibles porque ponen de manifiesto en su desnudez intolerable los deseos que, desde hace muchos siglos, la política se ha esforzado por moderar".
Angeli (Perfil): "El jefe de Gabinete pudo haber desmentido el contenido de las notas y haber solicitado la rectificación pero eligió el show y la confrontación mediática. Así es como mejor se refuerza la lógica binaria K (amigo - enemigo). El renovado marketing político que inyectó en sus primeros días se diluyó. Su viraje comunicacional significa la total derrota de lo que alguna vez se denominó -si existió- "estilo C"".
Aclaración:
La "columna" de ayer de Leuco en radio Mitre sobre el tema no pasó el control de mínimos estándares de dignidad periodística. Independiente, claro.

Mientras, esta mañana... Capitanich se cruza con Wiñazki Jr. (15'38'' del video).

3 comentarios:

f dijo...

¿Según quién ya "no tiene dedos"?

¿Según Perfil, Clarín y La Nación?

Pero por favor... Capitanich está al frente de la lucha mediática contra las ratas periodísticas. Parece que está de moda dentro del kirchnerismo el alejarse de los que salen a la arena a pelearse con estas alimañas, para no quedar "pegados" al infortunado de turno, objeto del bullying clarinetista. Está pasando con D'Elía y ahora con Coqui. En vez de bancar como hay que bancar a los tipos que ponen el pecho toditos los días de sus vidas para defender a gobierno...no, resulta que nos alejamos con la nariz fruncida y desentendiéndonos del tema "yo no vengo con él".

Sigamos así que vamos a llegar lejos.

No tengo ningún problema en decirlo: quienes no bancan ahora, a meses de las presidenciales son o COBARDES O TRAIDORES.

Mariano T. dijo...

Fue un papelón. Y encima los Cocina que van por un cristinismo del 15%, cuando ni siquiera tienen un candidato potable.
La formula Moreno-D'Elia sería la que representa a los Cocina

f dijo...

Ya ven: el garca del tractor no para de contradecirme en cada comentario. Saben que tengo razón.

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