viernes, 9 de enero de 2015

Para Clarín, los terroristas que atentaron contra la revista Charlie Hebdo son como los K

El Colo K: "Hay quienes se preguntan por qué eligieron satirizar con una cuestión tan sensible y peligrosa. Formular ese interrogante es el triunfo de quienes quieren meter un mensaje peligroso para disparar la censura interna. Cualquiera sea el tema que se investigue, satirice o denuncie, puede disparar respuestas desmesuradas que muestran, como común denominador, el rostro de la censura.
¿Acaso los periodistas mexicanos no atraviesan gravísimos riesgos? Habría que recomendarles, entonces, que no hablen del narcotráfico, ni de la relación del poder con los carteles de la droga.
¿O aquellos que meten sus narices en turbios asuntos de corrupción no son puestos en la picota por los presuntos afectados? También habría que recomendarles que se dediquen a reproducir declaraciones positivas o que se integren a la pléyade de aduladores que florece en algunos regímenes. Y así siguiendo".
Glanz (TN): "Unos días después del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, el presidente George W. Bush dibujó una línea ideológica para establecer un nuevo orden mundial. “O estás con nosotros o estás con los terroristas”, dijo en el Capitolio. El orden K, igual de básico pero de cabotaje, se divide entre “democracia” y “corporación”. Un amplio sector del kirchnerismo ya decidió que Daniel Scioli está en el terreno del integrismo de las corporaciones.
Ahora o en un futuro el gobernador puede entrar en la lista de los “terroristas” que atentan contra el orden nacional y popular. Hasta octubre, ese juego puede ser una pesadilla para la campaña electoral naranja. Pero si prospera su proyecto y llega a la Casa Rosada, la amenaza que representa el Frente para la Victoria para Scioli será mucho más delicada que un golpe a su imagen".
El Pepe de Clarín: "La conmoción por la masacre de París se sigue propagando sobre un mundo indignado y perplejo. Como era de esperar, el repudio de presidentes y jefes de Estado fue unánime. Pero no todos vieron lo mismo. Condenar la barbarie terrorista es de manual, casi una obviedad de la condición humana. Nada hay en la vida superior a la vida misma y quien atente contra ella deberá cargar con el peso de una fuerte repulsa moral. Obama, Merkel y Cameron, por citar sólo unos casos, vieron el golpe criminal en el semanario francés Charlie Hebdo no sólo como un zarpazo terrorista, sino como un ataque a la libertad de expresión, una advertencia a las osadías de la esencia libertaria de la civilización.
Hasta anoche, al momento de escribir estas líneas, Cristina Kirchner, por lo común locuaz, twittera adicta y sesgada lectora de diarios, sólo se había manifestado a través de un tibio comunicado de la Cancillería, en el que condenó “el bárbaro ataque terrorista”, y agregó una formal adhesión a la cooperación internacional para luchar “contra el terrorismo en todas sus formas”.
Fue sincera la Presidenta. Ella no tiene una especial sensibilidad con las cuestiones que hacen a la libertad de expresión. Es de las que dividen en “libertad de empresa y libertad de prensa”, como un manto para disimular su intolerancia y urticaria ante el papel de los medios en las sociedades democráticas".
Editorial de La Nación: "La contundente condena al acto terrorista emitida por el gobierno nacional no mencionó, lamentablemente, una dimensión central del hecho, como la agresión a la libertad de prensa.
Coincidió, en ese sentido, con las comunicaciones del presidente ruso, Vladimir Putin, y del venezolano, Nicolás Maduro: ambos condenaron el terrorismo y expresaron sus condolencias, pero no pronunciaron una sola palabra sobre la importancia de la libertad de prensa.
Tal vez sea pedirle demasiado a un gobierno como el de Cristina Fernández de Kirchner, que ha procurado de distintas maneras asfixiar a los medios de prensa independientes que no dudaron en poner en duda el relato oficial y en denunciar los escándalos de corrupción protagonizados por algunos de sus funcionarios.
Quizá sea, en efecto, un pedido utópico a un gobierno que, últimamente, parece sentirse muy cómodo haciendo acuerdos con gobiernos como los de Irán, Rusia o China, para los cuales la libertad de prensa, antes que un valor fundamental de cualquier sociedad democrática, no es más que un disvalor".

1 comentarios:

Michael Madison dijo...

Gente como ésta hace que por momentos me sienta incómodo con mi condición de ser humano. Pero se me pasa pronto. Entiendo que son, parafraseando al maestro Jauretche, subproductos de la alfabetización. Pero andémonos con cuidado: son peligrosos porque fungen de tontos útiles.

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