lunes, 12 de mayo de 2014

El #RelatoAntiK teme que ahora se muera Petracchi

¡Y la Corte sea invadida por el maoísmo!
Joaco: "La Corte Suprema es un cuerpo endeble ahora. Uno de sus miembros más emblemáticos y respetados, Carmen Argibay, murió ayer. La noticia cayó como un rayo en la Corte. Esperaban ahí una lenta recuperación de la jueza, que ya había atravesado el peor momento de su enfermedad. Otro juez, Enrique Petracchi, está enfermo. Y un tercer juez, Raúl Zaffaroni, ya anticipó que se irá a fin de año, poco antes de cumplir la edad límite.
El cristinismo se entusiasma con la posibilidad de que podría nombrar a dos jueces titulares de la Corte en el año y medio que le queda. Ya tiene los candidatos: Carlos Zannini será el primer propuesto cuando se hayan producido dos renuncias o muertes más en la Corte (ahora quedaron seis jueces) y Alejandra Gils Carbó podría ser la siguiente candidata a jueza suprema. El fanatismo puro y duro llegaría a la cima de la Justicia.
Un sector de la oposición comenzó a analizar su estrategia. Algunos proponen un acuerdo parecido al que los opositores firmaron cuando se hablaba de una reforma de la Constitución. Ninguno le hubiera dado, por ninguna razón, los dos tercios de los votos en el Congreso que necesitaba esa reforma. ¿Y si hicieran lo mismo con los candidatos de Cristina para cubrir las eventuales vacantes en la Corte? Si se llegara a esa crisis institucional, nadie podría imaginar peor despedida para la Presidenta que se va".
El General Blanck: "Zannini parece estar en los planes de Cristina para después de 2015. No como candidato a ningún cargo electivo sino como posible integrante de la Corte Suprema de Justicia, para quedar allí como vigía privilegiado y custodio fiel de los intereses del modelo y sobre todo de la tranquilidad de sus superiores.
El rumor viboreó en oficinas de la propia Corte. Y no había felicidad en la transmisión del dato, sino preocupación. Varios integrantes del Tribunal han tenido relación con el más duro de los pingüinos y conocen de su temperamento de hierro.
Todo el proyecto es una gran hipótesis porque el primer supuesto es que en la Corte se produzcan no una ni dos vacantes, sino al menos tres. Y esto ocurre porque ya hay una ley aprobada que reduce el máximo Tribunal de siete a cinco miembros. Por lo cual, los dos primeros jueces que se vayan no serán reemplazados.
La especulación aumentó el viernes de modo automático, al conocerse la noticia del fallecimiento de la muy respetada jueza Carmen Argibay, que era la más independiente de todos los miembros de la Corte y la única que alguna vez, en días turbulentos, se negó a atenderle el teléfono a la mismísima Presidenta. Argibay ya había avisado, de todos modos, que se iría del tribunal tras cumplir los 75 años, lo que hubiese ocurrido en el próximo mes de junio.
Algo similar hizo en su momento Raúl Zaffaroni, que es el menos independiente de los jueces de la Corte, un kirchnerista confeso y entusiasta. Ahora estará de viaje por Europa un par de meses, dictando cátedra. No se sabe si en su gira incluirá algún destino asiático, como en otras ocasiones. Pero más allá de esta circunstancia, Zaffaroni comunicó hace tiempo a sus colegas que se irá al cumplir 75, lo que sucederá en enero próximo.
Así, dos sillones quedarían vacíos y cualquier imponderable podría precipitar esa tercera vacante en la que Cristina podría tratar de colar a Zannini. Debería hacerlo aprovechando el tramo final de su dominio sobre el Senado, donde necesitará dos tercios de los votos para consagrarlo en la Corte. Aunque esa recolección de votos no será sencilla, teniendo en cuenta que el Gobierno ya estaría de salida y los senadores oficialistas menos disciplinados, acomodándose a la nueva realidad del candidato por venir.
Con todo, en la Corte hay algo que temen casi más que a la propia llegada de Zannini. Y es que si el poderoso secretario Legal no consigue pasar el filtro del Senado, aparezca un candidato sustituto peor que el original. Ya pasó una vez: la oposición en el Congreso rechazó a Daniel Reposo, candidato insolvente a la Procuración General, y casi todos terminaron aceptando a Alejandra Gils Carbó como nueva jefa de los fiscales.
Fue peor el remedio que la enfermedad".
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