domingo, 16 de marzo de 2014

Ahora Clarín quiere la cabeza de Oyarbide

Debido a que Kici les domó el dólar y para colmo el lunes CFK cierra con el Club de París (cuando las previsiones de los medios opositores al gobierno nacional era que iba a ser un gigante fracaso), y la inflación tarda en transformarse en híper, y la gente se defiende con Precios Cuidados (para colmo en Uruguay quieren imitar dicho plan) y ya aprendió que los empresarios no son carmelitas descalzas, y por traslucir la "verdadera inflación" nada se rompió, y se demora la hiperrecontrremilanunciada caída de Boudou, y bueno, no estaría mal, por lo menos, obtener la salida del impresentable (Forster dixit) juez. Algo es algo.
Clarín: "El Consejo de la Magistratura confirmó que el jueves comenzará a tratar las denuncias contra el juez federal Norberto Oyarbide, quien admitió haber frenado un allanamiento tras recibir un llamado del Gobierno, y ese mismo día enviará una citación formal al magistrado.
En este contexto, el vicepresidente del Consejo de la Magistratura, el juez Ricardo Recondo, afirmó sentir "vergüenza de que exista un juez como Oyarbide" y remarcó que el magistrado tendría que haber sido destituido en 2001, cuando el Senado analizó una serie de acusaciones por su mal desempeño.
Por su parte, la diputada de UNEN Elisa Carrió pide que el juez "hable y diga cómo obedeció al poder" y señaló que "ahora se tiene que ocupar el PJ de sacarlo", es decir, el mismo partido que "lo protegió" ante tantos pedidos de destitución del magistrado en el Congreso.
"Siempre fue un juez de y puesto por la (Policía) Federal", denunció Carrió e insistió: "Ojalá que hable, ojalá que ese rosario que reza le sirva para algún día decir cuán delincuente es él y cuán delincuentes son quienes lo usan. Los que protegen delincuentes hay un momento en que tienen que sacar a los delincuentes".
Las acusaciones contra Oyarbide se originaron luego de que el juez reconociera que, el 19 de diciembre, en el marco de una causa por lavado de dinero, suspendió el allanamiento de la mutual Propyme, propiedad de Guillermo Greppi, tras recibir un llamado del subsecretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Liuzzi".
Bonelli: "Cristina Kirchner dio la orden: “ Dejen de pegarle, hay que cuidar a Oyarbide”. Lo hizo el miércoles a la tarde, cuando el escándalo por los allanamientos financieros bordeaba la Casa Rosada y había dejado grogui al polémico magistrado. Así, Oyarbide superó sus horas más difíciles, aunque su suerte no está decidida. La oposición pide la destitución y todo depende de Cristina.
La Presidenta habló ofuscada con Carlos Zannini, porque el secretario Legal ya enhebraba una ofensiva contra la estabilidad de Oyarbide para vengarse por sus comprometidas declaraciones en la Justicia. Dijo que su segundo, Carlos Liuzzi, lo llamó para frenar un allanamiento.
Cristina intenta “poner paños fríos” porque los informes de inteligencia, indican que las acciones del magistrado son aún peores que recibir sugerencias de un funcionario para que frene un delito. La información que existe en el Gobierno indica otra cuestión: los policías y el secretario del juzgado, Carlos Leiva, que actuaron en nombre de Oyarbide, habrían pedido sobornos y coimas en unas 22 financieras el último 19 de diciembre.
La nómina se encuentra en poder de la Justicia y ahora serían citados cada uno de sus propietarios. El sistema financiero es un hervidero, porque se habla de una recaudación ilegal de veinte millones de pesos".
Longobardi: "El tema de Oyarbide. ¿Quién le pidió plata a quién? Estamos hablando de funcionarios que levantan el teléfono y paran un allanamiento. Y de un juez que ha avisado ”guarda conmigo”. El asunto aterriza en el Consejo de la Magistratura. El Gobierno ha empezado a frenar el tema de Oyarbide en la Magistratura. Bonelli dice que es la Presidenta la que lo frena. En cualquier caso vamos a un escándalo. Se ha puesto la mira sobre Zannini. Obarrio cuenta que la Presidente y su hijo están enojados con Zannini. Ayer Zannini se quebró en la presentación que se hizo en el Congreso sobre YPF. Por ahí el tipo se conmovió de verdad, estaba contando la historia de un empleado de YPF que él conoció en Santa Cruz".
Ortelli: "“Que me llamen de la Secretaría Legal y Técnica me merece la plena confianza”. La explicación que brindó esta semana el juez federal Norberto Oyarbide, en su intento por justificar por qué ordenó frenar el allanamiento a una financiera, es para el ex fiscal y actual diputado nacional Manuel Garrido una prueba firme de “la relación amistosa” que tiene con Carlos Liuzzi, segundo en el organismo que dirige Carlos Zannini, uno de los funcionarios más cercanos a la Presidenta. Por esta razón, el legislador radical pidió ayer que se revise la actuación del magistrado en la causa que cerró contra el subsecretario, investigado por el delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública y enriquecimiento ilícito.
El pedido de Garrido podría ser canalizado a través de la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura, que el próximo jueves tratará el accionar del juez en el operativo a la financiera. Los K, de todos modos, planean sostener a Oyarbide. Y en esa comisión tienen con qué: la presidenta es la senadora santiagueña Ada Itúrrez de Capellini -fiel ladera del flamante presidente provisional del Senado y aliado K Gerardo Zamora- y el consejero-instructor es el diputado oficialista Carlos “Cuto” Moreno.
Oyarbide ayer sumó otro pedido de juicio político en su contra. El Frente Renovador de Sergio Massa lo denunció por mal desempeño. El escrito, firmado por los diputados Adrián Pérez y Liliana Schwindt, se basa en las declaraciones del juez en torno a las medidas que dispuso en el allanamiento; y se sumó a las presentaciones hechas por la UCR, a través de los legisladores -y consejeros- Mario Cimadevilla y Oscar Aguad; y por el jefe del bloque PRO en Diputados Federico Pinedo.
Pizzi: "La causa que puede terminar con la carrera del juez Norberto Oyarbide empieza a sumar nombres propios y más datos. El empresario Alejandro Greppi, dueño de la mutual Propyme, declaró ante la Justicia que otro empresario que conoce, al que identificó como Enrique, "también había sido perjudicado en un procedimiento similar y que le había sido solicitado dinero de la misma forma". Ese empresario, dueño de la firma Mercado Unico, también había sido allanado ese mismo día, según la declaración a la que accedió Clarín".
Lanata: "“Una vez en 2009 tuvimos un robo y un policía me dijo ‘Y bueno, tenés que pagar, porque el laburo de ustedes es como la prostitución y el juego, tienen que pagar’”, me dijo el jueves en Radio Mitre Guillermo Greppi, que saltó a la tapa de los diarios luego de que Oyarbide levantara el allanamiento a su financiera después de recibir un llamado de la Presidencia. El escándalo fue tal que Greppi alquiló el salón Margot del hotel Four Seasons, y recibe allí a los medios. Aunque Greppi no figura como presidente de la Asociación Mutual Propyme, sostiene que lo es: en julio del año pasado su socio Mauro Emilio Gutiérrez renunció y en los bancos de datos del mercado no figura Greppi aún; sólo aparece su vínculo con otra financiera, Corgut SA, constituida en 2005 pero inscripta en la AFIP recién en 2007.
Durante el allanamiento policial, Greppi llamó a un amigo: Carlos Emilio Liuzzi, segundo del secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini.
“Teníamos un amigo en común, Carlos Leiri, y nos juntábamos siempre a tomar café en Tolon. Después estudió Derecho y se recibió de abogado, y un día hace ocho años me lo encuentro en las Galerías Pacífico y me cuenta que está trabajando en la Rosada”, contó Greppi.
En medio del vendaval, el jueves a la madrugada Greppi le envió a Liuzzi un mensaje de texto: “Amigo, estamos limpios, todo va a estar bien”. Liuzzi lo leyó y llamó: “El está mal, como yo, triste por todo lo que está pasando. Es un tipo trabajador que quiso darle una mano a un amigo, es un obrero”, dice Greppi de su amigo.
Greppi también cuenta que Zannini le grito a Liuzzi: “Que hiciste, ¡¡boludo!!”. Fabio Ascona es el subcomisario responsable del operativo y quien se apersonó en la financiera cuando Greppi se negó a pagar el supuesto soborno; quien primero le habría pedido coima fue su subalterno, el oficial Angel Castro. Cuando declaró ante el juez Rodríguez, Ascona dijo que “Greppi le gritaba que él la tenía más larga, que era socio de Hugo Moyano y Carlos Zannini y que esa noche cenaba con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en el Faena”".
Santoro: "Cerca de cumplir 63 años, Oyarbide demostró que no perdió su muñeca política. Cuando percibió que La Cámpora y otros sectores K le habrían retirado el apoyo que lo convirtió en un juez de amianto en los últimos años, hizo un descargo en que involucró a un alto funcionario del Gobierno. Parece un mensaje cifrado: si me hundo, me llevo a alguien conmigo. Tanta osadía se explica si Oyarbide sabe que tocó algo que le importa al Gobierno en esa “cueva”. Pero lo más grave es que, suelto de cuerpo, admitió que acepta llamadas de la Casa Rosada y que frena un allanamiento, en lugar en ir personalmente a investigar en la financiera. Se sabía en tribunales de telefonazos, presiones y jugadas de la SIDE contra jueces y fiscales, pero es la primera vez que un juez admite que existen. Desgraciadamente -ya desde el menemismo- se creó una cultura de tolerancia a este tipo de contactos que, en democracias más consolidadas, provocarían una denuncia del juez contra quien lo llamó o la renuncia del magistrado. Oyarbide desde hace 3 años se puede jubilar con más del 90% de su sueldo. Empezó hace 2 años el trámite pero nunca lo ejecutó. Solo si se le inicia un jury y se lo destituye perdería esa jubilación. Y tiene meses, mientras dure el proceso de decisión, para confirmar si el Gobierno le soltó la mano".
Blanck: "El último enchastre del juez Oyarbide lo alcanzó de lleno. Esa historia todavía inconclusa de magistrados siempre listos para servir al poder y allanamientos suspendidos por pedido de un funcionario importante de la Casa Rosada; esa novela de cuevas y financistas y retornos que provendrían del dinero de la obra pública, le pegaron donde nunca nada le había pegado.
Justo a él, mentado como gran proveedor de ideología, un talibán implacable y sigiloso, un monje negro inasible y escurridizo, siniestro o brillante según quien lo calificara, pero nunca manchado por la sombra de la corrupción. En ese sentido era el último, quizás el único intocable de la elite kirchnerista. Pero ahora, ya en el tiempo del ocaso, también le entran las balas a Carlos Alberto Zannini".

2 comentarios:

Mariano T. dijo...

No me digas que apoyás Oyarbide. De esa no se vuelve

Sergio Villone dijo...

Sí, y a Boudou. jajajajajaaja!
Y a Lázaro, obvio....
Y a ..... (complete, señor cacerolo).

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