sábado, 15 de febrero de 2014

La persistente Teoría de los Dos Demonios como sentido común

Por Agustín Minatti
Integrante del Área de Educación del Archivo Provincial de la Memoria (Córdoba)

A pesar de los avances en términos de investigaciones académicas y publicaciones; de la justicia argentina en el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos en ese período (y con anterioridad); de la  legitimidad del discurso del movimiento de derechos humanos en la construcción de la demanda por memoria verdad y justicia; de las normativas nacionales y provinciales referidas a la conmemoración del 24 de marzo, y la presencia de los Sitios de Memoria a nivel nacional; asistimos todavía con regularidad a la presencia de un sentido común instalado en amplios sectores sociales, que reflexiona y piensa el período en clave de enfrentamiento entre dos bandos de distinto signo ideológico, pero equiparables en accionar y responsabilidades; así como en la ajenidad de un todo social víctima de las esquirlas provocada por dicho enfrentamiento.
Desmontar los supuestos de la teoría de los dos demonios abre campos de investigación, producción y debate aún no agotados sobre los objetivos a mediano y largo plazo que persiguió la dictadura cívico militar. Poner el acento en una multiplicidad de actores, no sólo militares, y una multiplicidad de objetivos, no sólo los represivos, permite trabajar con los jóvenes en el Espacio para la  Memoria otras miradas que complementen el foco puesto en la acción represiva como fin en sí mismo, y abrir las indagaciones a las consecuencias sociales, palpables hasta en la actualidad, de las políticas de disciplinamiento social y cultural, de las políticas económicas implementadas, de la política del miedo, la reconfiguración (violenta) de prácticas y formas de construcción de lazos sociales, y las complicidades y compromisos de distintos sectores sociales y políticos.
Esta perspectiva nos invita a profundizar la mirada más allá de la represión sistemática y genocida, e intentar comprender esa represión en el marco de un proyecto más ambicioso de redefinición del todo social, a partir no sólo de la desaparición de personas, sino también de las prácticas políticas y sociales que esas personas encarnaban, o como lo indicaba el modo en que se autodenominaba el Golpe, "la reorganización nacional".
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1 comentarios:

Mariano T. dijo...

Urge eliminar de esos homenajes a los muertos antes del golpe militar, cuando la lucha de las orgas era en contra de la democracia.

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