lunes, 24 de febrero de 2014

Ahora te dicen Kebracho (Mención Especial para Pepito)

Sin firma (La Política Online): "Quebracho, nacido hace dos décadas como un “Movimiento Patriótico Revolucionario”, se convirtió en una de las fuerzas de choque preferidas del kirchnerismo.
Los militantes de Quebracho encabezaron por tercera vez en menos de una semana una manifestación en respaldo a las políticas del Gobierno de Cristina Kirchner.
Para sus últimas campañas contra el sector empresario, el Gobierno pareció a gusto con la estética de la agrupación revolucionaria que se hizo célebre por sus acciones contra el “sistema”, en las que no escatimó en el uso de la violencia, a tal punto que su líder, Fernando Esteche, está preso desde diciembre tras haber sido condenado por prender fuego en 2007 un local del ex gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, tras el asesinato del docente Carlos Fuentealba.
Esteche fue detenido en diciembre en la puerta de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata.
En esa facultad es profesor titular de una cátedra, cargo al que llegó gracias a la decana de Periodismo, la ultrakirchnerista Florencia Saintout, que accedió a una banca de concejal en octubre pasado tras encabezar una colectora del Frente para la Victoria que el kirchnerismo armó para sacarle votos a Gabriel Bruera.
Antes de la detención, Esteche realizó una conferencia junto al vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto y el dirigente piquetero Luís D'Elía, que le manifestaron su apoyo.
Una vez en la cárcel, el líder de Quebracho recibió la visita de la jujeña Milagro Sala, la número uno de la Tupac Amaru, otra agrupación ligada al kirchnerismo.
En 2009, Esteche había movilizado a Quebracho hasta Jujuy para apoyar a Sala en un enfrentamiento meditático con el senador radical Gerardo Morales. Sala y Esteche también compartieron marchas en Buenos Aires.
Fuentes del kirchnerismo aseguraron a LPO que Sala es quien quedó al frente de la “franquicia” Quebracho desde que Esteche está en la cárcel".
Oña (Clarín): "Mal que les pese a los legisladores K, resulta inevitable pegar sus pasos a los escraches que el grupo paraoficial Quebracho dedicó a los supermercados. Y acoplarlos al mensaje nada paraoficial, sino directamente oficial, del jefe de la Inspección General de Justicia: con nombres y apellidos, Rodolfo Taihade acusó a varios empresarios de “destituyentes”, de “enemigos de nuestra patria” y hasta de querer que “Cristina se vaya”".
Van der Kooy (Clarín): "La mayoría de los economistas han empezado a revisar las perspectivas de crecimiento del país para el 2014.
Los más optimistas se plantan en un 1%; los pesimistas vaticinan una contracción.
Tampoco creen que el alza de los precios se detenga mágicamente por la invocación de Cristina Fernández para defenderlos. O por la intimidante presencia callejera del grupo de ultraizquierda Quebracho, que presta sus servicios a los K".
Longobardi (Radio Mitre): "Aquí tenemos una insistencia del Gobierno no ya en no reconocer la inflación sino en atribuirla al comportamiento de las empresas. Que a juicio del Gobierno se arregla con Quebracho y con una ley que no sé de qué manera les pone a las empresas un formato que no sé qué carácter va a tomar".
Editorial (La Nación): "Menos inversiones aún se conseguirán cuando desde el kirchnerismo, con la inestimable ayuda de la agrupación Quebracho, se promueven escraches contra empresarios o contra supermercados a los cuales se les echa la culpa por la inflación".
Morales Solá (La Nación): "La violencia verbal, y hasta gestual, en la Argentina no está entre opositores o sectores sociales. Está en la boca y en los actos de los adherentes al oficialismo. Desde Quebracho hasta Luis D'Elía, elíptica y suavemente reprendido por la Presidenta después de decir una frase criminal. Está en las propias decisiones del Gobierno. ¿O no es violento que la AFIP continúe con su campaña de hostigamiento a los productores rurales, a quienes controlará sus movimientos en tiempo real?".
Laborda (La Nación): "Días atrás, el viceministro de Justicia y miembro del Consejo de la Magistratura, Julián Álvarez, declaró que este órgano debe elegir a jueces "con conciencia social", que hagan política con sus fallos. Casi al mismo tiempo, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, sostuvo que la Justicia debería obligar a los medios periodísticos a divulgar los actos de gobierno.
Estos gestos, sumados a la aparente estrategia del oficialismo de combatir la inflación con escraches a empresarios y a supermercados, con la ayuda de la agrupación Quebracho, terminan echando por tierra cualquier esfuerzo o señal orientada a mejorar el clima de negocios. Salvando las distancias, buena parte del gobierno de Cristina Kirchner parece hacer hasta lo imposible para ser comparado con el régimen chavista de Venezuela".
Fontevecchia (Perfil): "Cuando el Gobierno manda empapelar las paredes de la ciudad con afiches que llevan las caras de los responsables de los principales supermercados y casas de electrodomésticos, los multa públicamente o promueve que Quebracho haga piquetes en las puertas de Shell, se aprovecha de la candidez de muchos de sus seguidores, a quienes hace creer que enfrenta a los culpables de lo que el mismo Gobierno no solo produce sino promueve".
Leuco (Perfil): "Como contracara de lobo feroz frente al disfraz de cordero patagónico, el grupo antidemocrático Quebracho fue el autor material, acompañado y protegido por la Policía Federal, de los escraches violentos cuya autoría intelectual fue de la Presidenta. Hubo persecusiones y aprietes de todo tipo, muchos de los cuales silenciados por sus propias víctimas para “evitar que se produzca el efecto contagio”".
Eliaschev (Perfil): "Cuando callan, hablan. Cuando hablan, callan. Así funciona el grupo gobernante. No desautorizarlo a Luis D’Elía es la manera más evidente (y aviesa) de avalarlo. Cuando Quebracho escracha, bloquea e intimida, el Gobierno mira para otro lado y no condena ese accionar sombrío. Así es hoy la Argentina oficial, hamacándose entre silencios vergonzantes y proclamas bochornosas.
El silencio del gobierno argentino es clamoroso. Jamás desautorizó ni criticó las posturas de D’Elía. No se desmarca de él porque es propia tropa. Como lo es Quebracho.
En enero de este año, Hamás celebró la graduación de 13.000 jóvenes de los campos paramilitares en Gaza y los alentó a que sigan los pasos de los “mártires” suicidas, porque “la de ustedes es una generación sin miedo, la generación del misil, del túnel y de las operaciones suicidas”. D’Elía y Quebracho no son marginales ni “outsiders” del oficialismo. Mientras gocen de cobertura oficial, son la esencia de un gobierno, los más audaces, quienes se animaron a salir del ropero".

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