martes, 23 de julio de 2013

Poroto para Lanata

A pesar de pronunciarse harto por el tema de la Dictadura, Giorgio volvió a sus fuentes y logró un triunfo sobre el gobierno nacional, quizás aburguesado por la poca exigencia que le supone octubre debido a la poca recolección de votos del 2009 (renueva sólo 45 bancas en Diputados, lo que lo llevará a sumar más diputados de los que tiene actualmente si es que mete una elección igualmente mediocre, aunque eso suponga, igual que en la anterior legislativa, salir primero a nivel nacional -dato que será, como hace 4 años, pertinentemente escondido por los medios que se le oponen-).
A lo grieta lostiana, ahí se metió Lanata (cual némesis del kirchnerismo), con la compañía de defensores de derechos humanos de toda la vida, como Gerardo Morales, Ernesto Sanz, Clarín y La Nación (algo se merecían los radicales, luego de alimentar los "informes" de la ¿estrella? del Grupo, durante todo el año).
Podría decirse que este es un segundo poroto, si consideramos como una victoria de agenda el volver a instalar el tema de la corrupción que le ha permitido a una Lilita Carrió soñar con evitar quedarse sin obra social y pelearle palmo a palmo la preferencia de los porteños al rabino Bergman (anoche, Poliarquía mostraba números en lo de Maxi Montenegro: 26% para el operador macrista en la Amia; 19, para la socia lanatista. La radiografía capitalina la completaba Gaby Michetti, primera en Senadores. Así, la CABA se ha convertido, con globos mediante, en el último reservorio de los diputados de Clarín, corridos, arrinconados contra el Río de la Plata).
"¿Qué me llevó a escribir nuevamente, luego de tanto tiempo?", pensaba anoche, mientras miraba a Lilita con Joaco y luego de bancarme los elogios de Piñón Fijo hacia la policía represora de De la Sota y Frías. Ya ante la Norma de Clarín estoy como galvanizado (igual que ante un nuevo capítulo de Falling Skies).
Quizás sea una saludable contradicción en el kirchnerismo, saldada rápidamente (a tal punto que no le permitirá a Clarín disfrutar de las mieles de la caída de Milani, retrasada hasta Navidad. El domingo, el Colo K trataba de armar algo, ya demasiado tarde). ¡Por fin un tema que desarme tanta parsimonia! Si apenas había que conformarse con cruces blogueros por una massita. Muy poco. Otra cosa es un retroceso en chancletas de un Perro.
Es decir, hay poco que citar, rescatar estos días. Casi todo es redundante y de asqueantes spots y Bernies queriendo solucionar los hechos de violencia entre hinchas anulando su presencia en las canchas. Aviso a los jugadores: que lo de Orión no se repita, porque sino va a quedar la pelota sola.
Para colmo, en Córdoba, el kirchnerismo aspira a una testimonial observación de la disputa entre los dos candidatos procesados del PJ y de la UCR provinciales que tan sólo le facilite meter algún legislador y seguir construyendo un anclaje local, cuando a nivel nacional ya todo está terminando casi.
No como final de ciclo, qué les pasó, o kirchnerismo póstumo, sino más bien como ordenador de lo simbólico-social -durante un buen tiempo-, a lo que tuvo que volver el primer kirchnerista para lavarse luego de tantos papelones y desmentidas.
Esto no lo exime de la burla a un indefenso Néstor (igual que el que se fue, pero bueno, ése era más grande y ya había hecho su trayecto) y menos que menos hace olvidar su service a Ernestina (en una emotivo tándem con Majul, ayer, en el diario del Colo) exigiéndole a Estela de Carlotto pedirle perdón a "los nietos de Noble" (sic, a los 7 minutos).
Menos mal que hay buenas series (¿vieron The Fall? Yo le voy a entrar a Ray Donovan, Marchlands y Vikings) para combatir ese fukuyamesco sentimiento de que todo ya fue, aunque implique tener el tupé de contradecir a Luisito Investigador, que siempre tiene la posta: el kirchnerismo ya perdió. Sólo falta que Francisco, acá al lado, bendiga a alguno y traslade sus votos cacerolos al sueño eterno de la Oposición al gobierno nacional. Ella necesitará de mucho para no perder a varios de sus figuras más desgastadas. Dentro de pocos meses, cuando festeje una nueva derrota K.

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