martes, 2 de julio de 2013

Díaz y López, desapariciones

María Pía López: "No parece adecuado que la vara de medida para la intervención del gobierno nacional en la situación de la comunidad La Primavera pueda ser planteada en términos de la autenticidad del liderazgo de Félix Díaz: porque hay un efectivo litigio sobre las tierras, porque la comunidad ha sido víctima de ataques policiales y parapoliciales, porque el reclamo de los desposeídos no se puede relativizar en nombre del consabido “están hechos del mismo barro que los opresores”. Félix Díaz es un productor de escenas políticas, como son los actores relevantes de la coyuntura nacional. Felizmente lo es: porque logra situar en una esfera compleja un reclamo persistente y necesario. Quizás el pedido de autenticidad corresponda a una aspiración soterrada, la de que ellos, los indígenas, mantengan una lealtad sin condiciones a su pasado, para que se pueda reconocer su existencia presente. Que se mantengan sin mácula como recordatorio de un crimen anterior y que omitan el trato con la jerarquía de una Iglesia que fue partícipe necesario. Preferiría un trato más laico: el reconocimiento de su condición de actores políticos, tan barrosos como todos, capaces de sentarse a una mesa de negociación por la realidad presente de sus derechos. Su presencia en nuestras laicas oraciones: la patria es el otro, también el que proviene de culturas y comunidades anteriores a la existencia nacional".
Miguel Graziano: "La ex detenida desaparecida platense Nilda Eloy habla de las varias desapariciones de López. Nilda dice que a López lo desaparecieron en el 1976 y en 2006, sí. Pero que después desapareció de los medios y más adelante de la justicia. Lo dice en un momento en que la causa paseaba dentro de un carrito de supermercado por los Tribunales Federales de La Plata. Y eso que te digo es literal, no metafórico. A eso se suma, pienso, su desaparición de la agenda política, porque ningún candidato quiere hablar de esto. Si seguimos así López va a estar cada vez más desaparecido y olvidado. Y eso sería una gran injusticia.
La investigación parte inicialmente de la hipótesis del viejito perdido –al momento de su desaparición, tenía 77 años–. Se dejó el caso en manos de la policía Bonaerense y la SIDE. Quedó en evidencia, una vez más, que las fuerzas de seguridad no están democratizadas. Y, en consecuencia, el Estado no tuvo la capacidad de resolver el caso. López es una deuda pendiente. No sólo porque el caso continúa impune, sino porque López, de haber sido alguien presente en la vida de todos los argentinos, alguien por quien se realizó una gran cantidad de actividades políticas y culturales en todos los rincones del país, pasó a no existir, a que se deje de hablar de él. Como periodista, siento una responsabilidad en ese sentido. La idea es hacer un aporte para que López entre nuevamente en debate, que se sepa la verdad, que el caso tenga una resolución. Es necesario seguir exigiendo justicia por López".

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