miércoles, 15 de mayo de 2013

De la Sota tuvo (tiene) que volver a gobernar Córdoba

Las múltiples denuncias de corrupción y abusos sobre varios funcionarios de su gabinete y estamentos del estado provincial (especialmente la Policía cordobesa) hicieron que el gobernador tuviera que abandonar por unos días, nada más, su sueño parapresidencial de 2015 y abocarse a las tareas que suponen llevar las riendas de una provincia compleja como la cordobesa y que a la vez viene mostrando varios signos de necesitar más de un funcionario full time antes que uno concentrado en armados nacionales de poco vuelo electoral.
En los últimos días, un programa de televisión de domingo a la noche y con cámara oculta filmó a  funcionarios de su gobierno pedir coimas; hace semanas, se conocieron las imágenes terribles del estado de varios hospitales cordobeses, más propias de un campo de concentración que de un centro de rehabilitación sobre la base del respeto mínimo a la dignidad humana; otras denuncias de corrupción recayeron sobre su gestión por el uso de los dineros públicos en el Carnaval Cuartetero y en la juntada con sus amigos del peronismo no K del 1ro. de Mayo; además de denuncias de vuelos del avión oficial a paraísos fiscales; sobreprecios en la compra de aulas contenedores (sí, aulas containers); los gastos en publicidad en medios nacionales que se siguen incrementando mientras el retraso en el pago de los aumentos previsionales sigue azotando los bolsillos de los jubilados provinciales; el impuesto a los combustibles que iba a venir a sembrar de nuevas rutas y autopistas a la provincia ahora sólo servirá para arreglar las existentes apenas; cada día más su socio, el ex gobernador Juan Schiaretti, duda de encabezar la lista de legisladores nacionales para las próximas elecciones, en las cuales De la Sota se juega demasiado sin muchas chances de mostrar resultados de alto impacto (apenas si renueva una banca de diputado); para colmo, Schiaretti está al borde del juicio oral y público por el supuesto delito de peculado mientras era funcionario menemista; tampoco faltan las denuncias de malos tratos y torturas en el Servicio Penitenciario de San Martín y ahora se suma la denuncia de una madre que acusa a la Policía de Córdoba de esposar a una cama de un hospital a su hijo internado; a lo que se podrían sumar los preocupantes números provinciales en rojo (Caja de Jubilaciones y Epec -Empresa Provincial de Energía-), sin contar las decenas de acusaciones contra la Policía de Córdoba por diversos abusos, que incluyen varias muertes de jóvenes en confusos operativos. A no olvidar, tampoco, que en la provincia sigue vigente el Código de Faltas, con la figura dictatorial del merodeo como principal estrella. Tampoco que pesan sobre el jefe de la Policía de Córdoba y el ministro de Seguridad provincial denuncias de malos tratos y persecución contra denunciantes de la Policía, y acusaciones varias de mano dura.
Para colmo, en el campo electoral, parece que hasta la Coneja Baldassi (PRO) le saca votos por derecha a De la Sota.
¿Está claro por qué El Gallego prefiere ir a los medios de Buenos Aires que apoyan circunstancialmente su rejuntado con Moyano, Lavagna, Macri y De Narváez?
Ninguno de sus periodistas le preguntará sobre ninguno de estos temas.

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