miércoles, 3 de abril de 2013

Joaco quiere apropiarse del Papa Francisco

Aunque en el proceso tenga que asegurar ahora que la Argentina ¡¡¡no está aislada del mundo!!!
"La razón última de la incomodidad indisimulable del cristinismo es más profunda: intuye que el liderazgo social ha cambiado de mano. Según todas las mediciones de opinión pública, ese liderazgo en la Argentina lo tiene ahora más el papa Francisco que cualquier otro dirigente. La Presidenta puede decir con razón que ella conserva el liderazgo político e institucional del país, pero el liderazgo moral de una amplia mayoría de la sociedad (no sólo de la gente que profesa la religión católica) está en poder del papa Bergoglio.
Es cierto que cuando habla el Papa le está hablando al mundo. Pero es igualmente verdadero que la Argentina está dentro del mundo y que el Papa es argentino.
Sería imposible unir en una eventual coincidencia al austero Bergoglio con el ostentoso cristinismo. La contradicción fue fácilmente perceptible en la Plaza San Pedro: un papa con los símbolos estrictos de su pontificado y una presidenta argentina ricamente vestida.
Cristina es, en cambio, una mujer de gustos caros. Se hospedó en el hotel más lujoso de Roma y se atavió con telas y joyas de valor, aunque el avión oficial que la trasladó debió esperarla en Marruecos para no ser embargado por las deudas impagas de su país. ¿Pueden existir dos mundos más distintos que los que caben en esa escueta descripción?
Al cristinismo, para peor, le sale todo al revés. Sólo la exclusión de Macri de la comitiva oficial le permitió al líder porteño convertirse en el primer civil que saludó al Papa recién investido. Francisco se ocupó personalmente de que el jefe del gobierno capitalino no fuera relegado, como pretendía Cristina Kirchner. El "despecho continuo", como el arzobispo Poli calificó las calumniosas versiones sobre el Papa durante la dictadura, sólo sirvió para que los argentinos descubrieran al Bergoglio verdadero y escondido. Al sacerdote que ayudó a perseguidos a huir del país durante el régimen militar, al obispo con presencia personal en las villas más pobres y al cardenal tan sobrio y austero como el actual pontífice".
Fuente
Mientras tanto, Lejtman mete verdura a lo loco...

1 comentarios:

ram dijo...

Hay que entenderlo al joaquito, es natural que le conmuevan los personajes "sobrios y austeros", le recuerdan al sobrio y austero general de ocupación bussi, sí, sobrio y austero en crímenes y despojos, sobrio y austero en las 11 cuentas en Europa donde guardaba sus chirolas sobria y austeramente ganadas.
Ya está grande y en una de ésas, el sobrio y austero cagazo a la pronta reunión con su ídolo juvenil lo asuste un poquito y nada mejor que el sobrio y austero colgarse de una sotana con jinetas que le garantice una cómoda nube y una lira afinada; que siga participando el mal parido, ésa también le va a fallar.

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